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La Gerencia Androgina


Enviado por   •  12 de Junio de 2013  •  397 Palabras (2 Páginas)  •  1.157 Visitas

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La Gerencia

Andrógina

Se reconoce que la mujer, al incorporarse a la vida económicamente activa –fuera del hogar–, es decir, a la vida pública, no sólo aporta valor y nuevas habilidades a los procesos productivos; especialmente, es capaz de aportar un nuevo patrón de comportamiento y esquema de valores humanos más abierto, participativo, responsable y colaborador.

La idea que aquí subyace es que, frente a los cambios que promueve una nueva forma de organización para el trabajo, de cara al nuevo milenio, las organizaciones sólo podrán permanecer en la medida que logren incorporar los rasgos de la diversidad y antepongan a la contradicción la complementariedad.

En las organizaciones actuales –consideramos–dada la complejidad de su gestión, un agente de cambio estratégico han de ser las mujeres en la medida que logren aportar realmente sus propios valores y concepciones del trabajo: la hospitalidad, la cooperación, “el estilo femenino orientado a las personas”: capacidad para escuchar, reunir información y lograr consenso. Dado que hasta ahora parecería que las mujeres han podido acceder a niveles de dirección a condición de que dejen de ser esencialmente mujeres y adopten conductas masculinas.

I. La Administración y el concepto de androginia

La aceptación social de que los valores femeninos existen al mismo nivel que los masculinos, ha tenido un fuerte impacto en el ámbito de la administración. Esto se observa, particularmente, en los estilos gerenciales, pues emergen nuevas visiones, saberes y comportamientos organizacionales que renuevan los conceptos y las prácticas en las organizaciones.

Se asume, por ejemplo, que dirigir a las personas es tan importante como dirigir los procesos. Aquí los gerentes utilizan y valoran –al mismo nivel– los comportamientos instrumentales tradicionalmente asociados al patrón masculino y los comportamientos expresivos, considerados propios del patrón femenino. Los primeros se refieren a habilidades analíticas para la solución racional de problemas; los segundos aluden a habilidades interpersonales de ayuda y protección. Así, la combinación de ambos comportamientos sin distinción del género amplía la gama de estilos gerenciales y, por supuesto, la posibilidad de mejores respuestas a la problemática organizacional.

De ahí que las funciones gerenciales asociadas con el comportamiento masculino, tendrán mejor resultado cuando, para manejar la dimensión interpersonal del trabajo, se lleven a cabo con una combinación de las habilidades consideradas como femeninas. Recurriendo a la síntesis de comportamientos que hace Alice Sargent en su libro la Gerencia Andrógina, podemos observar las capacidades gerenciales que puede adoptar todo ser humano.

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