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La Piedra Que Era Cristo


Enviado por   •  7 de Diciembre de 2011  •  848 Palabras (4 Páginas)  •  769 Visitas

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LA PIEDRA QUE ERA CRISTO

Indagar en la vida de Jesús como hombre histórico destruye la propia imagen de Cristo, porque la esencia de su personalidad es el misterio. La actividad de Jesús, su ser mismo como miembro de una trinidad, no logra explicarse por los acontecimientos históricos. Jesús viene del misterio de Dios y la Biblia y La piedra que era Cristo, de Miguel Otero Silva, nos dicen que retorna a Él después de su peregrinaje entre los hombres. El origen de Jesús está en Dios. Las evidencias no se explican. ¿Cómo aproximarse a una escritura cuya referencia primigenia trata de un misterio? Un investigador no puede basarse en la fe como un acto de libertad porque debe reconocerse en la lógica y los efectos y causas del mundo exterior.

La historia de Jesús, como dice Lanza del Vasto, es una enseñanza. A nosotros nos corresponde dar el significado. Más que un relato, la historia de Jesús es una presencia. Pero la inteligencia humana siempre se asusta ante el misterio, éste se transforma en una energía incomprensible y es de difícil aceptación. El lector se plantea un Jesús mítico para resolver los enigmas interiores y enfrentarse a un estudio crítico de La piedra que era Cristo. Dice el filósofo y teólogo catalán Raimundo Panikkar que “un mito, en cuanto a mito, no es hermeneutizable, no se deja interpretar unívocamente, y en cierta manera no se deja ni siquiera interpretar, puesto que es lo que hace posible la interpretación y es tanto más poderoso cuanto más polisémico, polivalente y menos captable por la razón”. Además, se procura que ambos actos, el del estudio y el del placer por la lectura, simpaticen ante el respeto y admiración por la figura del Maestro, que es una cuestión de la fe y del fervor con la cual la aspiración de una humilde ánima se empeña en avecinarse a lo arcano. Respeto que trasciende, también, del tratamiento que le da el autor. Por otra parte, el narrador enaltece la figura de Jesús como piedra angular; de la misma manera lo expresa el romance X de san Juan de la Cruz.

Entonces, la lectura cae sobre lo oscuro para revelarlo y es un riesgo querer alcanzar la plenitud. En ese intento, el gozo con lo maravilloso descubierto se convierte en un afianzamiento de la fe y una profunda querencia a la inefabilidad del Nazareno. Sigamos con Él las fases del viaje mítico expuestas de una manera muy sencilla y sin pretensiones eruditas: Separación: Jesús abandona el lugar de origen porque siente el llamado del Padre. Iniciación: Jesús empieza un camino interior y exterior lleno de experiencias. Juan y Jesús se encuentran. Retorno: la caída, la resurrección. La experiencia de la noche, la resurrección al tercer día. Jesús deja al mundo de los muertos, sube al cielo y va a unirse con el Padre. En esa etapa se establece la posesión de los dos mundos: el divino y el humano, la resurrección. Una de las fases de la iniciación es el peregrinaje de Jesús,

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