La Socioafectividad En La Educación Desde La Complejidad

Los docentes, somos los agentes responsables de la educación de valores. La familia ejerce un papel muy relevante dentro de esta formación.

El proceso educativo no debe imponer en los alumnos criterios determinados sin tener más justificación que la propia existencia subjetiva de los adultos o de la comunidad que participa en el proceso educativo, es decir, no obligan a los alumnos a vivir moralmente acorde a las experiencias de los demás; los alumnos a través de las vivencias de su cotidianidad, adquieren la habilidad de escoger lo bueno de lo malo.

La educación en valores debe estar basada en conocimiento y reflexión. Debemos incluir en nuestro plan de estudios, la enseñanza de valores. Debemos llevar un registro de la interacción diaria con nuestros alumnos para así facilitar la elección de valores que pretendemos potenciar en la formación de los niños en cuanto al desarrollo moral.

Enseñar a un niño a comportarse de una manera aceptable es una parte esencial de su crianza, la disciplina varía con la edad. La forma en que el padre corrige el mal comportamiento del niño o adolescente es muy importante, el padre no puede ser tan estricto, así, el niño o adolescente no siente el amor y la buena intención del padre. Los padres y nosotros como docentes debemos tener control sobre sí mismos cuando estamos molestos o enfadados, debemos explicar claramente las reglas al niño o adolescente, existiendo un diálogo o intercambio de ideas.

Dirigir su atención en actividades como leer, pintar, aprender, sociabilizar con sus compañeros.

Fomentar el autocontrol que comienza a partir de los 6 años en el inicio de la pasión del irascible, se debe establecer normas que ellos deben cumplir, basadas en el amor, la templanza en hábitos y valores para así alcanzar en éxito en la disciplina de nuestros alumnos.

Como maestros debemos ser paternalmente firmes y emplear la energía necesaria de modo sereno, prudente y digno. Imponer respeto a los alumnos sin humillarlos, ni intimidarlos.

En el Hogar es en donde el niño construye sus emociones y afectos en base a buenas costumbres en torno a una convivencia espontánea entre padres e hijos.

Los padres orientan la actividad de sus hijos, desde la infancia, corrigiendo sus caprichos, sembrando buenos hábitos y valores morales, así mismo en la adolescencia. Los padres requieren de una mayor persuasión para fomentar valores como la fortaleza, justicia y prudencia.

La Educación no formal se define a toda actividad educativa, organizada y sistemática realizada fuera del marco del ámbito oficial, para facilitar determinadas clases de aprendizajes o subgrupos particulares de la población. Es necesario incluir a nuestros hijos en cursos de teatro, baile, música, canto, etc.; influyen positivamente en el desarrollo integral y emocional del niño o adolescente.

El aprendizaje ofrecido por un centro de educación o formación con carácter estructurado (objetivos didácticos, duración o soporte) y que concluye con una certificación, lo llamamos educación Formal, en donde la educación es intencional desde la perspectiva del alumno. Aquí el docente es el guía, el amigo del alumno, es él quien debe crear un ambiente confortable y agradable en donde el niño se pueda desenvolver adecuadamente.

La afectividad debe ser gobernada mediante hábitos, virtudes y el uso adecuado de la razón, mediante diversas actividades, motivar a los alumnos para que desarrollen un dominio de sus emociones.

La Educación es el principal vehículo para formar hombres y mujeres libres y conscientes de su responsabilidad social.

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