La Vida Despues De La Muerte
kevin1175531 de Agosto de 2012
16.881 Palabras (68 Páginas)1.343 Visitas
La Vida
después de la muerte
Obispo Alexander Mileant.
Traducido por Svetlana M. Belikow/ Alejandro Molokanow.
Contenido: Introducción. Que ve el alma en el otro mundo. Revisión de los relatos contemporáneos sobre la vida después de la muerte. Relatos de los suicidas. Enseñanzas ortodoxas sobre el mundo espiritual. Viaje del alma al Cielo; "tribulaciones." Paraíso e infierno. Conclusión. Anexo: Crítica de la teoría de la reencarnación.
Introducción:
"Yo estaba en una cama de terapia intensiva del hospital infantil de Seattle — cuenta Dean, adolescente de 16 años, quien tuvo una aguda insuficiencia renal. En un instante me vi parado sobre mis pies, y moviéndome con gran velocidad a lo largo de un espacio oscuro. No veía paredes alrededor mío, pero me sentía como en un túnel. No sentía viento, pero percibía que me movía con una enorme velocidad. A pesar de no entender hacia dónde me dirigía, ni para qué, sentía que al final de mi intenso vuelo, me esperaba algo muy importante y quería llegar cuanto antes a la meta.
Al final me encontré en un lugar lleno de brillante luz y noté que alguien estaba cerca de mí. Era alto, con largos cabellos dorados y vestido de blanco, ceñido con un cinturón. No hablaba, pero yo no sentía miedo, ya que irradiaban de Él gran paz y amor. Si no era Cristo, seguramente era uno de sus Ángeles." Después de esta experiencia, Dean sintió que volvió a su cuerpo y se despertó. Estas cortas pero luminosas experiencias dejaron una profunda huella en el alma de Dean. Se tornó un joven muy religioso, lo que tuvo una influencia benéfica sobre toda su familia.
Este es uno de los relatos típicos, recogidos por un médico — pediatra norteamericano, Melvin Morse y publicado en su libro, "Closer to the light" ("Hacia la luz" (7)). Él se encontró por primera vez con el caso de la muerte temporal, en el año 1982, cuando revivió a Catalina, una niña de 9 años, que se ahogó en una pileta deportiva. Catalina contó que durante su muerte ella se encontró con una "dama" muy amable que se presentó como Elizabeth — posiblemente su Ángel guardián. Elizabeth recibió muy cariñosamente el alma de Catalina y conversó con ella. Sabiendo que Catalina no estaba todavía lista para pasar al mundo espiritual, Elizabeth le permitió volver a su cuerpo. En este período de su carrera el Dr. Morse trabajaba en la ciudad de Pocatello del estado de Idaho. El relato de la niña le produjo una impresión muy fuerte, más todavía por el escepticismo que él tenía hasta entonces hacia todo lo espiritual. Él decidió estudiar profundamente qué es lo que acontece con el hombre inmediatamente después de la muerte. En el caso de Catalina, el Dr. Morse fue impresionado por su detallada descripción de lo que pasaba en el hospital y en su casa, durante su muerte clínica — como si ella hubiera estado presente allí. El Dr. Morse verificó y se convenció de la exactitud de las observaciones extracorporales de Catalina.
Después que de haber sido trasladado al hospital orto-pediátrico y luego al centro médico de Seattle, el Dr. Morse inició el estudio sistemático del proceso de la muerte. Preguntó a muchos niños que habían pasado la muerte clínica, comparaba y anotaba sus relatos. Además mantenía el contacto con sus jóvenes pacientes, a medida que éstos crecían y observaba su desarrollo intelectual y espiritual. En su libro "Hacia la luz," el Dr. Morse afirma que todos los niños que él conoció y que pasaron la muerte temporal, al crecer se mostraban creyentes, serios y moralmente más limpios que los jóvenes ordinarios. Todos ellos tomaban la experiencia pasada como una Gracia de Dios, e indicación de que se debe vivir para el bien.
Hasta hace poco, los relatos sobre la vida en el "otro mundo" aparecían sólo en la literatura religiosa especial. Las revistas laicas y los libros científicos, como regla, evitaban estos temas. La mayoría de los médicos y psiquiatras rechazaban cualquier manifestación espiritual y no creían en la existencia del alma. Pero unos 20 años atrás, en lo que parecía el pleno triunfo del materialismo, algunos médicos y psiquiatras se interesaron seriamente por el problema de la existencia del alma. El inicio del cambio se debió al libro del Dr. Raymond Moody "La vida después de la vida," que salió en 1975 y causó un gran revuelo. En este libro Dr. Moody recogió una serie de relatos de las personas que pasaron la muerte clínica. Los relatos de algunos de sus conocidos incitaron a Dr. Moody a internarse en el problema del proceso de la muerte. Cuando él comenzó a juntar datos, para su asombro vio que existían numerosas personas que durante su muerte clínica tuvieron visiones extracorporales. Ellos generalmente no las contaban para que no se burlen de ellos o no los consideren locos.
Al poco tiempo de la salida del libro de Dr. Moody, la prensa sensacionalista y la TV, ávidos de cosas sensacionales, desparramaron ampliamente sus datos. Comenzó una viva discusión sobre el tema de la vida después de la vida y hasta debates públicos sobre el tema. Entonces una serie de médicos, siquiatras, representantes de las iglesias, que se sintieron vulnerados por la invasión poco competente de sus especialidades, se pusieron a comprobar los datos y conclusiones del Dr. Moody. Fue grande el asombro de muchos de ellos, cuando se convencieron de la veracidad de las observaciones del Dr. Moody — y precisamente, en que después de la muerte, el hombre no cesa de existir, sino que su alma continúa viendo, oyendo, pensando y sintiendo.
Entre las investigaciones serias y sistemáticas del problema, hay que mencionar el libro del Dr. Michel Sabom "Recuerdos de la muerte."(5). El Dr. Sabom es profesor de medicina en la universidad de Emori y médico regular del hospital de veteranos en la ciudad de Atlanta. En su libro se pueden encontrar datos detallados y documentados y un profundo análisis sobre esta cuestión.
Es muy valiosa así mismo, la investigación del psiquiatra Kenneth Ring en el libro "La vida a la hora de la muerte."(6). El Dr. Ring confeccionó una encuesta estándar para las personas que pasaron la muerte clínica. Los nombres de otros médicos que se ocuparon del tema están en la bibliografía citada al final. Muchos de ellos comenzaban sus observaciones siendo escépticos. Pero viendo cada vez nuevos casos que comprobaban la existencia del alma, cambiaban su actitud.
En este folleto mencionaremos algunos relatos de los hombres que pasaron la muerte clínica, compararemos estos datos con la enseñanza tradicional cristiana, sobre la vida del alma en el otro mundo y haremos las conclusiones pertinentes. Más adelante en el anexo discutiremos la enseñanza teosófica sobre la reencarnación.
Qué ve el Alma
en el "Otro" Mundo
La muerte no es como muchos se la imaginan. Todos nosotros, en la hora de la muerte, tendremos que ver y vivir mucho para lo que no estamos preparados. La meta de este folleto es de ampliar y hacer más exacto nuestro entendimiento de la inevitable separación con nuestro cuerpo. Para muchos, la muerte es algo parecido a un sueño sin sueños. Uno cierra los ojos, se duerme y no hay nada más — la oscuridad. Sólo que el sueño se termina a la mañana, en cambio la muerte es para siempre. A muchos les espanta lo desconocido: "¿qué pasará conmigo?" Así tratamos de no pensar en la muerte. Pero en el fondo sentimos una vaga ansiedad y una confusa inquietud ante lo inevitable. Cada uno de nosotros tendrá que pasar esta frontera. Sería útil pensar y prepararse.
Pueden preguntar: "¿En qué pensar y a qué prepararse? No depende de nosotros. Llegará el tiempo — moriremos y eso es todo. Mientras, todavía tenemos tiempo; hay que tomar de la vida todo lo que esta pueda ofrecer: comer, beber, amar, luchar por el poder, el honor y la gloria, ganar dinero, etc. Es preciso no pensar en lo que es difícil y desagradable y en particular no permitirse pensamientos sobre la muerte." Así hace la mayoría.
Sin embargo, a cada uno de nosotros de tanto en tanto nos surgen otros pensamientos inquietantes: "¿y si no es así? ¿y si la muerte no es el fin y después de la muerte del cuerpo me encontrare inesperadamente en unas condiciones completamente nuevas, conservando la capacidad de ver, oír y sentir?" Y lo más importante: "¿y si nuestro futuro detrás de este umbral, en alguna medida, depende de cómo hemos vivido nuestra vida, de cómo éramos antes de cruzar la frontera de la muerte?"
De la comparación de numerosos relatos de la gente que pasó la muerte clínica, se dibuja el cuadro siguiente de lo que ve el alma cuando se separa del cuerpo: cuando en el proceso de la muerte el hombre llega al predeterminado final de sus fuerzas, él escucha que el médico lo declara muerto. Luego, él ve a su "doble" — el cuerpo inanimado que yace allí abajo, y cómo los médicos y las enfermeras tratan de volverlo a la vida. Éstas imágenes producen en el hombre un fuerte golpe, ya que por primera vez en su vida él se ve desde afuera. Al mismo tiempo, él descubre que todas sus facultades de ver, oír, pensar, sentir, etc., continúan funcionando normalmente, pero ésta vez, independientemente de la envoltura externa. Encontrándose flotando
...