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La amistad, capítulo XXI: El principito


Enviado por   •  10 de Julio de 2022  •  Tareas  •  665 Palabras (3 Páginas)  •  100 Visitas

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El relato

Actividad integradora 5.

Márquez Méndez Luz María.

M2C1G39-039

17/06/2022

Gloria Martínez Yrízar.

 

1. Establece los elementos de tu relato en la siguiente tabla:

Tema

La amistad, capítulo XXI: El principito.

Título

Ver con el corazón.

Narrador

Protagonista en primera persona.

Inicio

“Todos los días pienso en ella…”


2. Escribe tu relato.

Ver con el corazón.

¡Hola amigos! Sean bienvenidos nuevamente a mi canal. El día de hoy me propongo exponerles, a través de un relato, una de mis escenas favoritas del cuento: El principito, escrito por Antoine de Saint-Exupéry.[a]

Todos los días pienso en ella[b]… pero, es tan decepcionante saber que no es única y que es tan ordinaria como cualquier otra. He llorado, sí, una decepción de esas no se olvida tan fácilmente[c], claro, no hasta que conocí a mi amigo: el zorro[d]. Qué criatura tan… ¡majestuosa! En este momento yo estaba en la tierra.[e]

Él me habló de esta palabra tan extraña: domesticar; no tenía ni la mínima idea de lo que esto significaba, me comentaba que era algo ya olvidado, pero de suma importancia: crear vínculos. Yo seguía sin entender, pero me explicaba que no se trataba nada más y nada menos que de crear una necesidad el uno del otro… o algo así, pues de esta forma dejaríamos de vernos como cualquier otro. Ahí entendí lo que aquella rosa significaba para mí y se lo comenté, ¡y vaya que se interesó!, pero no por mi rosa, si no por saber que había más planetas, pues buscaba un lugar lleno de gallinas, pero sin cazadores, cuando le dije que no había ni uno ni otro se decepcionó y suspirando me dijo que nada era perfecto.[f]

De manera que, platicamos un poco sobre lo maravilloso que sería si lo domesticaba, incluso comparó mi cabello dorado con un montón de trigo. Me miró un rato y me lo volvió a pedir[g]:

 -Por favor… domestícame- me dijo el zorro.

Pero yo estaba muy ocupado, no tenía tiempo, pues me encontraba en una importante búsqueda de conocimiento, me insistió en que las cosas solo se conocían bien si las domesticabas, y como una de las cosas que yo buscaba eran amigos, accedí, le pregunté qué era lo que debía hacer y me recalcó que debía de tener paciencia. Lo visité durante unos días sin decir una sola palabra, lo que sí es que me pidió que fuese a una misma hora todos los días, de esta forma, cada que se acercara mi llegada él sería dichoso.

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