La discriminación lingüística

La discriminación lingüística

En el Perú existen diferentes variedades del castellano diferenciados por rasgos lingüísticos particulares en los diferentes niveles de la lengua que, aunque presentan la misma estructura fundamental y satisfacen las demandas expresivas de los hablantes, no son valoradas socialmente de la misma manera que otras. La variedad estándar, enseñada en la escuela, es la forma del castellano “correcta”, por lo que las otras variedades se sitúan debajo de ella como formas “incorrectas” del castellano,  lo que trae como consecuencia una discriminación lingüística.

Sin embargo, desde el punto de vista de la lingüística, no hay rasgos léxicos, fonológicos o gramaticales que constituyan errores en ningún sentido, por ello la afirmación de que alguno rasgos son correctos y otros no, o de que alguna variedad es superior a otra, responde solo a un prejuicio social; por lo que se propone soluciones para revertir esta situación: la escuela juega un papel de gran importancia. En primer lugar, lo que debe hacer es erradicar es la concepción errada de que hay formas correctas e incorrectas de nuestra lengua de los planes curriculares; en segundo lugar, debe reivindicar las variedades lingüísticas regionales utilizándolas como vinculo de comunicación; en tercer lugar, la escuela debe enseñar la variedad estándar como otra variedad del castellano, diferente a la que hablan los alumnos y así encargarse de formar personas que dominen con fluidez  y orgullo su propia variedad así como la estándar. Por ello, y por último, la otra solución que se propone es el desarrollo de una conciencia lingüística crítica.

Se debe promover el desarrollo de esta conciencia lingüística crítica debido a que es un requisito fundamental para implementar un enfoque intercultural en la educación y así respetar y aprender a conocer la diversidad cultural de nuestro país, también para que, tanto los docentes como los estudiantes, adquieran sensibilidad y conocimiento sobre el funcionamiento del lenguaje en la sociedad y sobre el poder que subyace a las relaciones sociales existentes entre los hablantes y de variedades diferentes. Si  comprendemos por qué hablamos y escribimos como lo hacemos  adquiriremos, además, mayor seguridad y confianza  en nuestro aprendizaje de la variedad estándar como el de nuestras segundas lenguas.

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