Las Tareas Escolares

TAREAS ESCOLARES, ESTRATEGIA DE APRENDIZAJE O CASTIGO ESCOLAR.

En los distintos niveles educativos han sido tema polémico las llamadas tareas escolares. En principio es importante conceptualizar con precisión el significado de tarea: Labor, obra o trabajo. Trabajo que debe hacerse en tiempo limitado1. Por tanto las tareas escolares no necesariamente han de hacerse en casa o fuera de la escuela, también pueden realizarse al interior de las aulas. Una tarea escolar es la actividad que han de desarrollar los alumnos en un tiempo limitado, incluso en el espacio áulico. El concepto tradicional de tarea escolar refiere al trabajo que se encarga a los estudiantes para hacerse en casa. El concepto innovador de tarea escolar alude a la estrategia de aprendizaje que tiene como objetivo la construcción de conocimientos, competencias y actitudes, en un determinado tiempo, aun en el contexto áulico.

Son diversas las opiniones que se escuchan cuando se aborda este controvertido tópico escolar. Algunos padres de familia se enfadan y cuestionan las abundantes tareas diarias que llevan sus hijos al hogar, critican soezmente a los profesores o profesoras que las solicitan y al momento de revisarlas no lo hacen con detenimiento y sólo se concretan a colocar una extraña seña o signo que no indica si está correcta o incorrecta, o en su caso no se asigna una valoración numeral. Se las solicitan a los alumnos y son los padres quienes en muchos casos, inician y terminan haciéndolas, lo que ocasiona diversas repercusiones en la relación escuela-familia la cual se deteriora, desvirtuando el papel del docente.

Por otro lado también se vierten opiniones respecto a los mentores que no solicitan tareas, opinando los padres, que los docentes que asumen esta actitud, son indiferentes al aprendizaje de los alumnos. Ambas opiniones merecen una cuidadosa reflexión por quienes nos dedicamos a la noble profesión educativa.

Debemos recordar que el niño o adolescente, como lo expresa Lev Vygotsky2, va a la escuela, a estudiar, a aprender, a culturizarse, a hacerse humano. El estudiante va a la escuela a construir y desarrollar competencias básicas de lectura y escritura, a formarse en actitudes, en hábitos, en habilidades de aprendizaje y pensamiento. A integrarse como sujeto de una sociedad con dinamismos muy complejos y diversos. A la escuela también va a intercambiar afectos y a desarrollarse junto con sus iguales, en suma va hacerse persona.

De esta enorme diversidad de propósitos, ¿en qué contribuyen las tareas escolares para alcanzar los objetivos de aprendizaje aquí propuestos? Las tareas escolares son una vía privilegiada de articulación de conocimientos, competencias y actitudes, como una forma psicopedagógica de activación del pensamiento. Las tareas escolares deberían representar en nuestro contexto educativo un vínculo privilegiado de la relación escuela-familia, pero debido a los excesos actualmente constituyen los “recipientes” en los que se deposita una serie de sinsabores de esta relación.

Uno de los propósitos didácticos de las tareas escolares es desarrollar en los estudiantes la metacognición entendiéndose ésta como un proceso que se refiere al conocimiento que los estudiantes pueden construir de manera independiente. El trabajo extraescolar tiene la intención de movilizar, recrear, dinamizar y apoyar el aprendizaje y la enseñanza realizados en la escuela. Dicha metodología está basada en la metacognición, cuyo propósito es desarrollar en los alumnos habilidades metacognoscitivas para que se constituyan en estudiantes más autónomos, críticos, analíticos y creativos. El obstáculo principal para el logro de estos objetivos es en mucho, la falta de planeación y la ausencia del trabajo colegiado de los docentes. En educación primaria no es tan agudo este problema, debido a que un solo docente atiende a los alumnos y sabe cuántas tareas extraescolares va a solicitar; en cambio en las escuelas de educación secundaria donde los alumnos diariamente reciben como mínimo siete

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