Lecturas Para 3° De Secundaria
karlaortiz112 de Noviembre de 2014
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Texto 7
3er. Grado Nombre:__________________________________________
Actividad:
a) Lee en silencio el texto.
b) Considerando la información del texto expositivo, redacta un texto narrativo de mínimo 12 renglones.¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬¬
El uso de internet en los adolescentes
Internet se ha convertido hoy día en una herramienta indispensable en la vida de las personas.
Sería difícil, especialmente para los más jóvenes, concebir un mundo en el cual “no estemos conectados”.
Ingo Lackerbauer, en su libro "Internet", señala que la importancia de internet en el futuro desborda todo lo acontecido hasta ahora, se está convirtiendo en el "medio de comunicación global".
No hace falta explicar con detalles los beneficios de este maravilloso invento tecnológico debido a que nos permite educarnos, conocer, disfrutar, es decir; es una herramienta multiuso, precisamente; es este uso el que puede volverse negativo, estamos hablando de la adicción al internet. Muchos jóvenes pasan una gran parte del día navegando por páginas, publicando en las redes sociales, o viendo videos en YouTube.
Usar el internet para el entretenimiento no es algo malo en sí, lo malo es abusar. El mundo de la web está plagado de conocimientos muy útiles, lo ideal sería también utilizarse en esa faceta, y que no sea solo como manera de ocio.
¿Cuáles son los perjuicios que puede acarrear la adicción a internet? Debido a que el adolescente pasa un tiempo considerable frente al ordenador, una de las mayores consecuencias es la pérdida de una vida social activa. Es probable que pierda el contacto que tenga con sus amigos más cercanos, y pasé más tiempo con los amigos “virtuales”.
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Texto 8
3er. Grado Nombre:__________________________________________
Actividad:
a) Lee en silencio el texto
b) Elabora una ficha de trabajo de reseña
LOS TRES CERDITOS
Roald Dahl
El animal mejor que yo recuerdo
es, con mucho y sin duda alguna, el cerdo.
El cerdo es bestia lista, es bestia amable,
es bestia noble, hermosa y agradable.
Mas, como en toda regla hay excepción,
también hay algún cerdo tontorrón.
Dígame usted si no: ¿qué pensaría
si, paseando por el Bosque un día,
topara con un cerdo que trabaja
haciéndose una gran casa... de paja?
El Lobo, que esto vio, pensó: "Ese idiota
debe estar fatal de la pelota...
"¡Cerdito, por favor, déjame entrar!".
"¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!".
"¡Pues soplaré con más fuerza que el viento
y aplastaré tu casa en un momento!".
Y por más que rezó la criatura
el lobo destruyó su arquitectura.
"¡Qué afortunado soy! -pensó el bribón-.
¡Veo la vida de color jamón!".
Porque de aquel cerdito, al fin y al cabo,
ni se salvó el hogar ni quedó el rabo.
El Lobo siguió dando su paseo,
pero un rato después gritó: "¿Qué veo?
¡Otro lechón adicto al bricolaje
haciéndose una casa... de ramaje!
¡Cerdito, por favor, déjame entrar!".
"¡Ay no, que eres el Lobo, eso ni hablar!".
"¡Pues soplaré con más fuerza que el viento
y aplastaré tu casa en un momento!".
Farfulló el Lobo: "¡Ya verás, lechón!",
y se lanzó a soplar como un tifón.
El cerdo gritó: "¡No hace tanto rato
que te has desayunado! Hagamos un trato...".
El Lobo dijo: "¡Harás lo que yo diga!".
Y pronto estuvo el cerdo en su barriga.
"No ha sido mal almuerzo el que hemos hecho,
pero aún no estoy del todo satisfecho
-se dijo el Lobo-. No me importaría
comerme otro cochino a mediodía".
De modo que, con paso subrepticio,
la fiera se acercó hasta otro edificio
en cuyo comedor otro marrano
trataba de ocultarse del villano.
La diferencia estaba en que el tercero,
de los tres era el menos majadero
y que, por si las moscas, el muy pillo
se había hecho la casa... ¡de ladrillo!
"¡Conmigo no podrás!", exclamó el cerdo.
"¡Tú debes de pensar que yo soy lerdo!
-le dijo el Lobo-. ¡No habrá quien impida
que tumbe de un soplido tu guarida!".
"Nunca podrá soplar lo suficiente
para arruinar mansión tan resistente",
le contestó el cochino con razón,
pues resistió la casa el ventarrón.
"Si no la puedo hacer volar soplando,
la volaré con pólvora... y andando",
dijo la bestia, y el lechón sagaz
que aquello oyó, chilló: "¡Serás capaz!"
y, lleno de zozobra y de congoja,
un número marcó: "¿Familia Roja?".
"¡Aló! ¿Quién llama? -le contestó ella-.
¡Guarrete! ¿Cómo estás? Yo aquí, tan bella
como acostumbro, ¿y tú?". "Caperu, escucha.
Ven aquí en cuanto salgas de la ducha".
"¿Qué pasa?", preguntó Caperucita.
"Que el Lobo quiere darme dinamita,
y como tú de Lobos sabes mucho,
quizá puedas dejarle sin cartuchos".
"¡Querido marranín, porquete guapo!
Estaba proyectando irme de trapos,
así que, aunque me da cierta pereza,
iré en cuanto me seque la cabeza".
Poco después Caperu atravesaba
el Bosque de este cuento. El Lobo estaba
en medio del camino, con los dientes
brillando cual puñales relucientes,
los ojos como brasas encendidas,
todo él lleno de impulsos homicidas.
Pero Caperucita, -ahora de pie-
volvió a sacarse el arma del corsé
y alcanzó al Lobo en punto tan vital
que la lesión le resultó fatal.
El cerdo, que observaba ojo avizor,
gritó: "¡Caperucita es la mejor!".
¡Ay, puerco ingenuo! Tu pecado fue
fiarte de la chica del corsé.
Porque Caperu luce últimamente
no sólo dos pellizas imponentes
de Lobo, sino un maletín de mano
hecho con la mejor... ¡piel de marrano!
http://www.fooros.com/poesia_y_literatura/6214-los_tres_cerditos_roald_dahl_cuento_en_prosa.htm
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