Lengua Y Género

LENGUAJE Y GÉNERO

El rol de la mujer en la sociedad ha venido evolucionando considerablemente durante los últimos años. La historia muestra que la mujer tuvo que afrontar la discriminación por parte del hombre. Esto se veía reflejado en la privación de la educación, trabajo –diferente al mantenimiento del hogar- independencia, participación en la toma de decisiones tanto cívicas, políticas y económicas etc. En otras palabras la mujer fue anulada. Es aquí donde se comienza una lucha por la igualdad de condiciones, una lucha para reivindicar a la mujer, una lucha que desencadena la liberación femenina.

Ahora, algunas organizaciones consideran que la discriminación sigue no solo en los ámbitos mencionados anteriormente, sino también alcanza el ámbito lingüístico en donde discriminación sería sinónimo de exclusión, calificando la lengua de sexista. En este punto es imperante hacer la diferenciación entre sexo y género. Sexo corresponde a rasgos que pertenecen a la parte biológica y género puede entenderse a nivel gramatical como un rasgo inherente a cierto tipo de palabras en función de catalogar los sustantivos en masculinos / femeninos y asimismo poder hacer concordancia con los determinantes y adjetivos. Además hay palabras que categorizan y vinculan tanto hombres como mujeres, ejemplo jóvenes, estudiantes, ciudadanos que usan determinantes de genero masculino más no por esto excluye.

Frente a lo anterior, se ha propuesto el uso de un lenguaje incluyente, un lenguaje que permita evidenciar tanto la presencia del género masculino como del femenino. Ejemplo: los y las ciudadanas, los senadores y las senadoras. Lo que considero agotador, poco útil y está en contraposición con la economía lingüística.

Sin decir con esto, que un lenguaje inclusivo no sea posible, pero existen otros recursos en el español que no requieren el uso constante y reiterativo de “los y las”. Recursos que no son agramaticales, y no atentan con el principio de la economía lingüística. Ejemplo: “el/la solicitante” pasaría a “las personas solicitantes o quien solicite” Entonces, con lo expuesto anteriormente, es posible hablar de una transformación en cuanto al uso de la lengua que permita una inclusión lingüística más no social. Cabe aclarar, que esto no será productivo, útil y en sí mismo incluyente si no se tiene un cambio de mentalidad social frente a la concepción de la mujer y el rol que ésta desempeña en la sociedad.

En síntesis, para hablar de una inclusión eficiente y pertinente, es necesario que la transformación del uso de la lengua se dé desde lo social y no desde la perspectiva lingüística. Pues el cambio desde el campo social refleja una modificación, por parte de los miembros quienes conforman la sociedad, frente al papel que asume la mujer dentro de ésta. En consecuencia, dicha modificación trascenderá

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