Los hijos del conquistador. “No enteres a nadie de tu amor por México”

Los hijos del conquistador.

“No enteres a nadie de tu amor

por México”

Es un texto de Carlos Fuentes, en donde Martin Cortés (1) segundo marques del Valle de Oaxaca, hijo de Juana de Zúñiga última esposa de Cortés y Martin (2) el primogénito segundo, hijo bastardo de Cortés y doña María, la india o mejor conocida como la Malinche serán los protagonistas y narradores de una historia en donde se confiesan diversos puntos.

Desde el principio nos damos cuenta de la gran diferencia que existió entre los dos Martínez; Martin 1, quien creció a lado de su padre, vivió en España y fue educado, en cambio Martin 2 que se cuestionaba que era lo que su padre tenia en la cabeza ya que no podía quedarse tranquilo, siempre se encontraba jugándose su fortuna y gloria.

En este relato nos explican cómo murió Hernán Cortés y cuáles fueron sus últimas peticiones entre ellas liberar a los esclavos de las tierras mexicanas o compasión y derecho para el pueblo mexicano, algo claro que nunca pasó, tomando en cuenta que Martin 1 era quien tenía que hacer cumplir el último deseo de su padre y no lo hizo porque él se quedaría sin nada. Cortés nunca se detuvo a contemplar lo hecho; debía arriesgarlo todo para merecerlo todo, serlo todo: incluso nada. Hernán Cortes fue el primer hombre blanco en ver la grandeza de la Gran Tenochtitlan, pero lo único que hizo el rey ante esto fue negarle el poder de la tierra mexicana que conquistó adjudicándole 23 mil vasallos y 22 pueblos de Texcoco a Cuernavaca para que no se rebelará.

Martin 1 y Martín 2 se la pasan juzgándose entre ellos, porque uno solo pensaba en joyas y él otro tenía un resentimiento bastante grande hacia su progenitor que, abandono a su madre quien fue la que le ayudo en mayor parte a la que la conquista pudiera irse realizando, uno defendía las riquezas que le fueron otorgadas y las fiestas con brindis que hacía mientras que el otro pedía hacer la voluntad de su padre, liberando a los indios en tierras mexicanas.

Haré referencia a Martín 2, porque me encuentro identificada con muchos de las ideas que aborda.

Martin 2 era fiel defensor de todo lo que le paso a su pueblo y es que “¿Cuántos cristianos irían algún día a orar a una catedral, sin imaginar siquiera que en la base de cada columna del templo católico esta escrita una insignia de los dioses aztecas?” eran un país de oro y plata antes de que Cortés llegará, una capital enamorada del lujo y la fiesta, México ya no es Tenochtitlan, pero tampoco es España. Él no termina de entender como era que su hermano (Martín 1) bautizara a sus hijos (nietos de Cortés) en la catedral mientras que el hijo y los nietos de Cuauhtémoc entraban de rodillas y cabezas agachadas siendo católicos mas a la fuerza que por que quisieran, poniendo en comparación a sus dioses; un dios que exige su muerte y otro dios que le da la suya, ofendiendo al mismo Jesús llamándole rey de putos. De verdad que le tenia recelo a su padre después de haber vendido a su madre la malinche sin la cual no hubiese podido hacer nada. Su padre, quien acabó por amar a México más que a España, quien quería rebelarse contra el rey, es aquí donde Martín 2 era incluido.

Es aquí donde a mis dos Martínez los sacan de las sombran y son incriminados, solo que uno por ser indio (Martín 2) es despojado de sus ropas tendido en un burro y es golpeado para después terminar en la misma cárcel que su hermano, al que no le tocaron un solo pelo.

Ya para el día en que los iban a ejecutar, la malinche rezó, a Martín 2 le cachetearon y bueno Martín 1, regreso la cachetada al insolente oficial y aunque Martín 2 aclara que no hubiera muerto por él, si hubiera muerto con él.

Pues bien, llegaron las sentencias y a Martín 1 lo regresaron a España para sentir todo el rigor de sus culpas, Martín 2 le pidió quedarse en México para que no corriera con la misma suerte que su padre de un juicio interminable, pero Martín 1 no acepto, fue condenados después al destierro de España. Muriendo a los 60 años de edad y bueno a Martín 2, fue atormentado en México y desterrado a España muriendo a los 70-80 años, recordando la mañana que paso mirando el valle de México con su hermano, sin saber que es lo que significa el renacimiento de un país.

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