Mariposas

MARIPOSAS

En algún momento volveré a sentir las mariposas estúpidas en el estómago.

Y diré asombrada "Son las mariposas estúpidas que se sienten en el estómago".

Me echaré a reír y a suponer cien mil pendejadas.

"Tal vez son parásitos", gritaré frente a todos.

Y reiré aún más.

Susurrarán que estoy loca, siempre lo hacen.

Los miraré con cara de seriedad antes de volver a reír.

- ¿Acaso usted nunca se ha asustado del amor? - le digo al señor con barba que fue el único que se rio de mi anterior burla.

-Claro que sí, señorita. -Me responde amablemente- quien no ha temido por amor, no sabe realmente lo que éste significa. Venga, siéntese - me dice tocando la banca de su lado.

Con una sonrisa llego al asiento.

-Se nota que los años no son en vano - le menciono - sabe tanto como las canas que lleva en su cabeza.

-Temo discutirle, pero no son los años los que llevan a saber el temor al amor, sino ese mismo que me desgarró años atrás. Sólo la experiencia puede volver sabio a un joven amante que luchaba por un amor con las manos atadas.

-¿Por qué la mayoría de personas que saben sobre el amor son las mismas que han sufrido tanto por ella? - pregunto pidiendo explicación.

-Porque el amor se traduce en muchas formas. El amor puede ser la lucha interminable por crearle felicidad a alguien porque sabes que lo merece sin importar qué, es tocar sus cabellos a las 7am sin moverte tanto para no despertarla, es abrazarla y decirle que todo estará bien cuando tú mismo estás un poco mal por dentro, el amor es intentarlo tantas veces como puedes y si no funciona tener la satisfacción que diste todo de ti, es crear una nueva palabra porque ya todas las dichas no alcanzan lo que quieres decir, y también es llorar tanto cuando hay despedidas inevitables porque sabes que donde has amado no habrá agua que borre la huella que dejaste si lo hiciste de verdad.

A veces es todo eso, a veces sólo una. Porque así es el amor.

Indescriptible.

Inexplicable.

Es como un golpe que no esperas. Sorprende y sólo lo entiendes.

Lo miro extrañado, este hombre maduro ha sabido como captar mi atención con cada minúscula palabra que ha mencionado.

-El amor es todo y nada. - le digo sonriendo queriendo aguantar las lágrimas que quieren salir de mí.

-Así mismo. - pone su mano sobre la mía. - no te resistas. Llorar es necesario, sólo los valientes son capaces de poner sus sentimientos a flote.

Limpio un poco las lágrimas que no había notado que caían sobre mi rostro. -¿Qué tipo de amor le tocó? - pregunto curiosa.

-No tengo una sola palabra para describirlo. Tenía 19 y ella era todo lo que podía llamar mi atención. Inteligente, bella, enojona hasta decir basta y contaba unos chistes muy malos. Amaba los libros y tal vez quería una historia parecida a lo que ella había leído, creo que esa es mi justificación para que ella se haya ido. Quería un libro mejor, pensé en aquel tiempo. - dice suspirando.

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