Obra De Teatro Amar Antes De Morir
betth12 de Mayo de 2013
8.460 Palabras (34 Páginas)1.172 Visitas
• Chole- Jacqueline (Novia de Fernando periodista animada, feliz, simpática) Personaje secundario.
• Alicia- máyela (Alegre cariñosa tierna dulce Simpática) Personaje terciario.
• La Dama Triste- Sari (Triste Callada reservada seria sentimental) Testigo.
• Cora Yako – Fanny (Novia del amante imaginario cantante artista) Personaje terciario.
• Fernando- Leonardo (Novia de Chole periodista animado simpático carismático amable confiable comprensivo) Personaje principal.
• Juan Fanny. Antagonista.
• Doctor Roda- José Gerardo (señor interesante misterioso amable confiable) Personaje principal.
• Hans- Cristóbal. Personaje primario antagonista.
• El Amante Imaginario- Betsabe (tímido reservado romántico loco amable) Personaje secundario.
• Elizabeth- Wendy (es una doctora, deprimida, una persona con trastornos mentales) Personaje secundario.
Situación inicial
ACTO PRIMERO
En el Hogar del Suicida: El cual es un sanatorio de almas del Doctor Ariel. El Vestíbulo es como de un hotel de montaña, parecido a los paradores de turismo construidos sobre ruinas de antiguos monasterios y artísticamente decorados por un gusto nuevo. Todo es extraño, sugeridor y confortable: el mobiliario, la arquitectura, la disposición y la indirecta de las luces acristaladas. En las paredes, se puede observar, óleos de suicidas famosos reproduciendo escenas de su muerte: Sócrates, Cleopatra, Séneca, Larra y sobre un arco, tallados en piedra, los versos de Santa Teresa:
"Ven, Muerte, tan escondida
Que no te sienta venir
Porque el placer de morir
No me vuelva a dar la vida".
Se puede observar una amplia reja al fondo, sobre un claro jardín de sauces y rosales. El jardín tiene un lago, poco visible, un fondo lejano de cielo azul y pequeñas montañas nevadas. En ángulo, a la derecha, se ve una galería oscura en arco, con una pesada puerta de herrajes, y en lo más alto una inscripción que dice: "Galería del Silencio" .En frente, otra semejante, pero clara y sin puertas:”Jardín de la Meditación”.
Comienza la obra.
En escena, el Doctor Roda y Hans, su ayudante, con bata de enfermero. El primero, de aspecto inteligente y bondadoso; el segundo, de rostro y palabra mortalmente serio. El Doctor, al lado de una mesa de trabajo se encuentra revisando sus ficheros.
Doctor: (lee) ¬¬Desengaños de amor 8, Pelagra 2, Vidas sin rumbo 4, Catástrofe económica... cocaína... ¿No tenemos ningún caso nuevo?
Hans: El joven que llegó anoche. Está paseando por el parque, hablando a solas.
Doctor: ¿Diagnóstico?
Hans: (Dudoso) Problema de amor.
Doctor: ¿Ha hablado usted con él?
Hans: Yo sí, pero solo quiere estar solo, sabe al dejarle en el jardín he roto detrás de él una rama seca, y se espanto.
Doctor: Entonces hay peligro todavía.
Hans: (le entrega la ficha)
Doctor: (la lee en voz alta)Sin nombre, empleada de banco de veinticinco años, desengaño de amor, tiene un libro de poemas inédito, persona romántica, Trastorno de orientación Sexual ; no creo que sea peligrosa. (Le ordena a Hans)De todos modos, vigílela y avise a los violines, que toquen algo en el bosque al caer la tarde, eso le hará bien. ¿Ha ido a ver a la señora del pabellón verde?
Hans: ¿La Dama Triste? Está en el jardín.
Doctor: (preocupado) ¿Vigilada?
Hans: (hipócritamente) ¿Para qué? La he observado días; ha visitado todas nuestras instalaciones: la de los ahogados, el bosque de suspensiones, la sala de gas perfumado... Todo le parece excelente, en principio, pero no acaba de decidirse por nada. Sólo le gusta llorar.
Doctor: Déjela. El llanto es tan saludable como el sudor, y más poético.
Hans: (alterado) Perdóneme el doctor, pero creo que ninguno de nuestros huéspedes tiene el propósito serio de morir, temo que estamos fracasando.
Doctor:(le pone la mano en el hombro) Paciencia, la Casa del Suicida está basada en un absoluto respeto a el culto filosófico y ético de la muerte.
Hans: Esperemos (Señalando con un gesto).
La Dama Triste. (Llega al jardín de la Meditación.)
Dama: (desilusionada) Perdóneme, Doctor...
Doctor: (conmovido) Señora...
Dama: (llorando) He seguido sus consejos con la mejor voluntad he llorado toda la mañana, me he sentado bajo un sauce mirando fijamente el agua.... Y nada. Cada vez me siento más cobarde y entra más el miedo a mi alma.
Hans: (animándola). ¿Ha visto la habitación de venenos?
Dama: (desilusionada) Sí, los colores son preciosos, pero el sabor debe ser horrible.
Hans: Puede añadirle un poco de Menta.
Dama: (dudosa) No sé... El lago también me gustaría, pero esta tan fría el agua que temo que mi corazón se congele, No sé, no sé qué hacer...
Doctor: (animándola) Por Dios señora; le aseguro que no tenemos prisa alguna.
Dama: Gracias. ¡Ah, morir es hermoso, pero matarse! Dígame Doctor: (curiosa) al pasar por el jardín he sentido un mareo extraño, esas plantas, ¿no estarán envenenadas?
Doctor: No hemos descubierto la manera de envenenar un perfume.
Dama: (desilusionada) Lástima, ¡sería tan bonito! ¿Por qué no lo ensayan ustedes?
Doctor: Es difícil.
Dama: (con una sonrisa falsa) Inténtelo. Le aseguro que no tengo prisa por dejar este mundo; puedo esperar.
Doctor: Siendo así, lo ensayaremos.
Dama: Gracias, Doctor, es usted muy amable conmigo.
(Va a salir. Se detiene a ver entrar la Amante Imaginaria. Es una Joven de aspecto romántica y enfermiza. Vive ensimismada. Suena detrás de él una campana, y se vuelve sobresaltado. Se recobra. Saluda)
Amante: Buenos días...
Doctor: ¿Ha elegido usted ya su procedimiento?
Amante: (pensativa) No, todavía no.
Hans: (ofreciendo la mercancía como en un bazar). Tenemos un sauce especial para enamorados, un lago... Si le gustan los clásicos, podemos ofrecerle el ramo de rosas modelo Cleopatra, el baño tibio, la cicuta socrática.
Amante: (molesta) ¿Para qué tanto? Cuando la vida pesa basta con un árbol cualquiera.
Hans: (toma nota en su cuaderno y pregunta) Muy bien ¿Número de cuello?
Amante: Treinta y siete
Hans: Treinta y siete. ¿Tiene preferencia por algún árbol?
Amante: (en una reacción brusca) ¡Oh, cállese, no puedo oírle! Tiene usted la frialdad de un funcionario. Es odioso oír hablar así de la Muerte. (Sale por la Galería del Silencio.)
Doctor: (serio) Si no se ha decidido aún... no debe pasar por esa Galería no debe acompáñeme al jardín de la Meditación, (lo guía) por aquí.
Amante: (molesta) Gracias.
Doctor: ¿Necesita alguna cosa?
Amante: (brusca) Nada, gracias... (Sale de la del jardín de la meditación y Saluda a la Dama Triste con una inclinación de cabeza.)
Dama: (desanimada) ¡Qué pena, tan joven y esperando a que termine su mundo....! ¿Algún desengaño de amor?
Doctor: Así parece.
Dama: (un poco alterada) ¡Pero si es un niña! De todos modos, dichosa ella. ¡Si yo tuviera al menos una historia de amor para recordarla! (Sale.)
Hans: (hipócritamente) Mucho llanto y tristeza poética; pero matar no se mata ninguno.
Doctor: (serio) Esperemos.
Hans: (Sin gran ilusión) Esperemos. ¿Alguna orden para hoy?
Doctor: Sí, hágame el favor de revisar la instalación eléctrica. (Sale Hans, el Doctor lee unas notas. Se oye de pronto un grito de mujer. Por la, Galería del Silencio sale corriendo Alicia, una muchacha, apenas mujer, de dulce aspecto. Viste con una sencillez humilde y limpia. Viene espantada, como huyendo de un peligro inmediato.)
Alicia y el Doctor
Alicia:(alterada) ¡No quiero morir... no quiero! (El Doctor la abraza.)¡Déjeme salir de aquí!
Doctor: ¿Adónde va usted?
Alicia: No sé: ¡a la vida otra vez! ... ¡Déjeme! (Volviéndose alterar.) ¿Quién anda ahí?
Doctor: Nadie.
Alicia: (se tranquiliza un poco) He visto una sombra. La he oído reír...
Doctor: Vamos (la toma de la mano y la guía a la habitación)
Alicia: (empieza a sentirse aliviada, se pasa una mano por la frente) ¿Quién es usted?
Doctor: El Doctor Roda, director de la Casa.
Alicia: ¿Por qué hacen ustedes esto? Esos árboles extraños, con cuerdas colgadas, esa música invisible ¡Es horrible!
Doctor: Está usted dominada por un miedo, ¿Quiere usted volver conmigo?
Alicia:( alterada) ¡No volver, no! Quiero salir de aquí.
Doctor: (comprensivo) Nadie la detiene, ahí está el lago saldrá a la carretera; al otro lado de las montañas se ve, lejos, la ciudad. Es usted libre.
Alicia: (Con una amargura infinita) La ciudad... La ciudad otra vez... (Se deja caer llorando en el asiento. (El Doctor la contempla, conmovido).
Doctor: ¿Por qué ha venido aquí? ¿Sabe dónde está?
Alicia: (triste) Sí, fue un momento de desesperación es solo que el hambre... la soledad
Doctor: ¿Trabajaba usted?
Alicia: (llorando) Más de lo que podía resistir. ¡Y en tantas cosas! Primero fui enfermera: pero no servía: le tomaba demasiado cariño a mis enfermos, ponía toda mi alma en ellos. Y era tan amargo después verlos morir... o verles curar, y marchar, también para siempre.
Doctor: ¿No volvió a ver a ninguno?
Alicia: A ninguno.
Doctor: ¿Qué fue lo que la decidió a venir aquí?
Alicia: (desilusionada) No podía más…Estaba
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