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Redaccion


Enviado por   •  1 de Febrero de 2013  •  2.506 Palabras (11 Páginas)  •  312 Visitas

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Es la composición de textos escritos. Redactor es quien desarrolla un contenido escrito producto de un raciocinio, un escritor, un profesional de la escritura, que toma en cuenta todos los requisitos de la escritura y de la composición correcta. La redacción puede darse de muchas diferentes maneras y con muchos diferentes estilos dependiendo del tipo de información que se quiera describir, del momento, del espacio, del público y de muchas otras cosas. El acto de redactar es, en otras palabras, poner por escrito algo que se vivió o algo que se quiere contar.

La redacción es la parte esencial de la escritura. Si bien normalmente el término redacción se relaciona con la literatura artística, todo acto de escritura implica redacción siempre y cuando se armen oraciones e ideas con las palabras o símbolos. La palabra redacción proviene del latín REDIGERE y su significado es poner en orden, organizar, por lo cual la redacción podría ser descripta como el acto de poner en orden las ideas, pensamientos, sensaciones o experiencias de una persona.

Normas generales para la redacción.

Toda redacción, no importa el tema o extensión, debe ser un todo armónico; con una lógica comprensible; con un orden, pulcritud y sentido, para ello es necesario tener en cuenta las pautas siguientes:

• Pensar bien el tema propuesto.

Si ni se maneja o no se conoce a fondo la temática que desea tratar, es importante referirse a ella cabalmente. Se aconseja documentarse sobre el tema propuesto, para de ese modo adueñarse de su contenido.

• Trazar un plan o guión.

Un plan bien organizado es la base de una buena ejecución. Nos evita contrasentidos, repetición de ideas, falta de lógica, incoherencias, etc. Un plan previo nos permite tratar cada cosa a su debido momento; ayuda a situar los hechos, trabar la acción y llegar al desenlace de un modo natural y armónico. Este esquema de trabajo evita tener que retocar, añadir, acortar o trasladar frases o conceptos, que no estarían en su lugar si antes no lo hubiéramos ordenado.

• Escriba con sencillez y naturalidad.

Evite ampulosidad o grandilocuencia; generalmente son impropias en una redacción simple y sencilla. Valery daba este consejo: “Entre dos palabras debe escogerse la menor”. O sea, la menos ambiciosa, la menos estridente, la más modesta. Aunque escriba sobre un tema complejo, refiérase a él de un modo sencillo; tenga en cuenta que su finalidad es comunicar su pensamiento y no hacer gala de erudición.

• Escriba con claridad.

La claridad es fundamental en un texto escrito. Toda frase mal construida es, inevitablemente, oscura e incomprensible. La claridad de ésta reside fundamentalmente en la gramática. Por eso, tenga en cuenta las concordancias, la correlación de tiempo, el empelo adecuado de las proposiciones, etc. No escriba párrafos muy largos; éstos, si no están bien escritos, dan la impresión de pesadez y de escasa agilidad. Su construcción requiere cierta destreza. Emplee párrafos cortos, puntos y aparta, frases breves.

• Utilice las palabras con precisión.

Debe evitar el uso de barbarismos o vulgarismos de mal gusto, que son sinónimos de pobreza de vocabulario. No utilice voces o palabras de significación muy amplia y ambigua (como la palabra “cosa”), que por su misma amplitud no apunta a nada específico. Prefiera siempre la palabra concreta, que designe objetos y seres, a la palabra abstracta. Si, para los efectos de redacción, se ve en la necesidad de recurrir al uso de sinónimos, procure escoger el más adecuado.

• Use correctamente los signos de puntuación.

Los puntos, las comas, los signos de interrogación o de admiración, deben estar bien colocados; caso contrario, modifican radicalmente el sentido de la frase, y dificultan la comprensión de la misma.

• Realice primero un borrador.

Nadie, excepto una persona con mucho oficio, es capaz de hacer un escrito perfecto en el primer intento. Siempre existe alguna dificultad: puede que un giro quede mal construido, o que el adjetivo usado no sea el más adecuado, o que una idea secundaria haya quedado inconclusa, etc. Haga siempre un borrador y sométalo a un exhaustivo trabajo de pulimento. Revise cuidadosamente la forma y el contenido.

• Profundice su lectura y conocimiento del idioma.

Lea mucho, sobre todo a grandes escritores; fíjese en su prosa, analice su modo de expresarse, su arte de componer la narración, una escena o un retrato, la construcción del diálogo; ellos son y serán siempre el mejor procedimiento para aprender a redactar. También debe existir un progresivo conocimiento del idioma y un mayor dominio del vocabulario.

PERSPECTIVA DEL NARRADOR.

El tema de la perspectiva narrativa es incorporado aquí al ámbito más amplio de la percepción, dimensión que incluye toda la experiencia sensible, del mundo, de sí mismo, del otro, que afecta a una subjetividad. De este modo, no sólo se amplía el campo de reflexión hacia toda la vida sensible, sino que se vuelve posible abordar la perspectiva como un elemento del discurso que pone en escena diversas operaciones semióticas. Consideramos entonces la perspectiva como una actividad comunicativa en la cual interactúan el sujeto (fuente de la percepción) y el objeto (meta de la actividad perceptiva) constituyéndose recíprocamente. El deslinde entre la dimensión verbal y la dimensión perceptual, el reconocimiento de las posiciones diversas que pueden ocupar tanto el sujeto como el objeto de la percepción, la relación entre percepción y saber, son los aspectos de la perspectiva abordados en este trabajo mediante la reflexión teórica y el análisis de fragmentos de relatos literarios.

USOS DE LOS TIEMPOS VERBALES EN LA REDACCIÓN DE TEXTOS.

Un tiempo verbal es cada uno de los paradigmas en que se divide la conjugación verbal de una lengua flexiva según sea el tiempo gramatical y el modo gramatical expresado en dicho paradigma.

El verbo significa una acción situada en un tiempo determinado. El tiempo que nos indica el verbo no tiene nada que ver con el tiempo físico recogido en los calendarios o medido por el reloj. El tiempo verbal es un tiempo lingüístico, destinado a organizar nuestro discurso situando los acontecimientos, los sentimientos, lo que decimos, en un momento relacionado con el aquí y el ahora del habla, de la comunicación

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