Reflexiones En Torno Al Concepto De Comunidad
Paulisavf16 de Noviembre de 2014
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Reflexiones en torno al concepto de comunidad
Mis primeras reflexiones hacen mención al texto de Mariane Krause Jacob donde comienza su ensayo presentado las dificultades que tenemos para definir el concepto de comunidad. Una dificultad que me hace mucho sentido al valorar el trabajo que realizamos dentro de la comunidad como atención primaria.
Tanto la propia comunidad como los que intervenimos en ella buscamos, en algunas oportunidades, las instancias para formar, reforzar o replantear el funcionamiento de un grupo hacia esa “comunidad ideal” de la que habla la autora, observando la realidad desde una mirada más teórica, técnica, olvidando los cimientos en que se conforma una comunidad real, con sus necesidades, sus problemáticas y dentro de un contexto social, económico y cultural determinado.
Como funcionarios de la salud pública, enfocados en el modelo de salud familiar que nos invita a replantear un cambio de la atención biomédica y asistencialista a un paradigma en que comprendemos que el individuo es parte de un sistema familiar y de una comunidad, donde el componente social se vuelve fundamental al atender su estado de salud y los tratamientos que requiere para superarlo, donde identificamos a cada individuo como un ser único, cambiante y que evoluciona según la etapa del ciclo vital en que se encuentra, debemos ser capaces también de percibir que la comunidad, su concepto y su proceso están en constante movimiento, donde fluyen energías positivas y negativas, donde se interactúa con otros elementos sociales, comunicacionales, culturales, geográficos, étnicos que nos invitan a dejar de percibirla como un concepto estático e “ideal”.
Cada comunidad se construye a si misma bajo la mirada de cada uno de los que la conforma, entregándole un matiz y un sello que la hacen única y, por lo tanto, difícil de conectar a una sola y gran definición. Tenemos lineamientos, características y descripciones que nos permiten encontrar a la comunidad, pero si no evaluamos sus particularidades será muy complejo intervenir y alcanzar los objetivos trazados.
Ahora, creo fundamental comprender que la intervención comunitaria se construye junto a ella, para darle sentido a la experiencia, necesidades y dificultades de este grupo social único e irrepetible, donde imponer los objetivos que nos trazamos como equipos de salud podrían tener un impacto muy reducido.
En este sentido, creo necesario comprender que los funcionarios nos hacemos parte de esa comunidad y no entramos a ella como meros entes externos que imponen sus conocimientos, pensamientos y sensaciones, ya que esto nuevamente nos aleja de la comunidad como tal y nos acerca nuevamente al concepto “ideal” del que queremos desprendernos.
Al ligar lo anterior al concepto de niñez que nos plantea Claudio Contreras nos encontramos con una realidad más difícil de construir. Desde el mundo adulto miramos la niñez como una etapa de la vida en que requerimos de estimulación, normas claras, educación, valores, adquirir conocimiento, aprender, lo que no deja de ser una real necesidad para nuestros niños y niñas.
Sin embargo, olvidamos que ellos también son parte fundamental en la construcción de la comunidad, tendemos a sentir la necesidad de entregar los cimientos que creemos ellos necesitan para comenzar a crear, olvidando que ellos como sujetos sociales tienen la capacidad de transformar su realidad, tal como lo significa Del Río (2011, citado en Contreras Despott) al mencionar que “los niños como parte de un colectivo… como agentes y productores de cultura, de sociedad y parte en la solución de sus problemas, con plenas posibilidades de ejecutar más que solo recibir”.
De lo anterior, nace la necesidad de construir espacios en que la niñez encuentre los espacios comunitarios para establecerse como sujetos de derecho y agentes de cambio social, los
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