Reflexión sobre el análisis de “Hombre con minotauro en el pecho”

Reflexión sobre el análisis de “Hombre con minotauro en el

pecho”

La obra comienza narrando sobre la vida de Picasso, su residencia en Cannes y

su rutina de tomar el sol todas las mañanas en la playa de La Californie. Según el

autor el pasatiempo favorito del señor Picasso amaba jugar con los niños que

construían castillos de arena en la playa. Un hombre pensando ambiciosamente

envía a su hijo a pedirle un autógrafo al pintor. El niño obedece a su padre como

era de esperarse, pero Picasso tenía otras ideas un tanto descabelladas en

mente.

Le da el autógrafo al padre, pero en forma de minotauro y tatuado en el pecho de

su hijo que apenas es un niño. Picasso lo uso como una forma de broma y lección

a la vez, pero como veremos más adelante nadie lo comprende de esa manera.

El padre vende a su hijo para la mujer de quien cuidaba la casa, cabe mencionar

que la familia del protagonista era una familia muy numerosa y con escasos

recursos así que el hombre no pensó dos veces al momento de que la oportunidad

de profanar con su hijo se le hizo presente.

La mujer usa al niño para abrirse paso entre la alta sociedad exhibiéndolo cual

pintura y es aquí donde el protagonista usa el término “jaula de oro” pues sí, claro

que estaba comiendo las comidas más deliciosas que su estómago anémico

jamás se imaginó probar, viajaba y conocía placeres de la vida pero, todo siempre

tiene un costo y para nuestro protagonista ese costo no solo era la libertad, sino la

dignidad, la autonomía e incluso el simple hecho de sentir que era un ser humano

y no una pieza ornamental cuya función era alegrar por unos momentos a algunos

millonarios.

En el proceso de evolución de un niño, es más que obvio que no siempre será el

mismo, cambian los rasgos cambia el tono de voz, las hormonas se disparan y en

el caso de los hombres si, también le sale pelo en el pecho. Cuando esto le

comienza a suceder esto a nuestro protagonista

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