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Rosa Lugo

rosalugo28 de Julio de 2014

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INTRODUCCIÓN

En el presente informe damos a conocer sobre la Historia antigua de la Medicina Maya, Azteca e Inca en el cual se establecen algunos tipos de enfermedades que había y los médicos más destacados en ese tiempo. Además conoceremos algunos avances de la medicina moderna, las cuales han tenido mucha importancia, y la del futuro; ésta nos ayudará a encontrar avances que ayudarán a prevenir muchas enfermedades.

MEDICINA MAYA

La civilización maya duró aproximadamente 3,000 años, que abarca desde el año 2000 a.C. hasta el 1542 d.C. La medicina maya prehispánica debe estudiarse en el contexto mágico-religioso en el que su cosmovisión, y el carácter ético con el que debían conducirse, estaban ligados a la búsqueda del equilibrio personal y social, ya que se consideraba que el desequilibrio corporal ocasionado por la enfermedad era consecuencia de un mal comportamiento que conjuraba la fatalidad, o bien de augurios nefastos y catástrofes, con lo que se llegaba a un desorden cósmico. Por lo tanto, la búsqueda de la salud -el equilibrio- del cuerpo, la mente y el espíritu no sólo aseguraba la sobrevivencia propia, sino la del entorno. Los seres humanos tienen cuerpo y alma o Aj canul y representan el aspecto sagrado de cada persona. Los mayas veían la vida como una constante lucha entre el Bien y el Mal, entre dioses benévolos y malévolos. Para cada enfermedad había una deidad que la provocaba y otra que protegía a la persona enferma.

Realmente es muy difícil establecer un único y directo Dios de la Medicina.

Itzamná, el dios sol, el señor del cielo, dios de la vida y por ello asociado a la fertilidad, era adorado como dios de la medicina durante el mes maya zip, septiembre. Ixchel, su esposa, era considerada la diosa de la luna, del agua y de las inundaciones; quizá la que más se acerca al honor de llamarse Diosa de la Medicina, pues era su protectora así como de las parturientas, se le suponía inventora del arte de tejer. Otra diosa a considerar era Ixtab, diosa de los ahorcados (suicidas), ya que los afligidos por el dolor y que consideraban incurable su mal, se suicidaban ahorcándose para que la diosa los llevara al cielo.

Otros dioses de la medicina eran Cit Bolon Tun y Ahau Chamahez. En el área yucateca aparece otro dios llamado Sacal Puc, dios de los yerbateros, los que curan con hierbas, personajes de gran importancia en la medicina maya.

Dioses menores en medicina eran los llamados Bacabs, cuatro hermanos que colocados en cada uno de los puntos cardinales sostenían el universo, y que se asociaban a fenómenos naturales como la lluvia y el viento que también podían traer enfermedades.

En la parte opuesta, la de los dioses malvados, destaca el llamado dios de la muerte Ah Puch (también llamado Cum Hau, Hum Hau, Ah Kisin), que representado en su forma corpórea como Yum Cimil (o Yum Kimil), acechaba dando vueltas alrededor de los enfermos.

Ahalcaná, que causaba la hidropesía y la ictericia, y Ahalpuh, el que producía el pus; Ahalmez y Ahaltocob, que herían a los hombres para que les sucediera el mal y murieran boca abajo, en la puerta de su casa o detrás de ella; Cuchumaquic y Xiquiripat que eran causa de las hemorragias; Chamiabac y Chamiaholom, que debilitaban a los hombres hasta que se quedaran en los huesos y murieran; Patán y Quicxic, que provocaban la muerte repentina y los vómitos de sangre.

Médicos Mayas

Al igual que la escritura y lectura de códices, también los conocimientos médicos más profundos estaban en manos de los sacerdotes. . Dentro de la clase sacerdotal había diferentes jerarquías: en la cúspide estaba el Ahau can -en algunos casos Ah kin- el Señor Serpiente, símbolo del poder.

Era una figura muy representativa, prácticamente emblemática; una especie de manifestación del dios solar en el mundo. Seguían, en orden de importancia, los chilames, los profetas-adivinos que sabían interpretar los libros sagrados y los fenómenos astronómicos. A continuación estaban los h'menes o chamanes, que fungían como médicos-hechiceros, era una profesión hereditaria, por los que los hijos se educaban con el padre. Era al final un experto en las prácticas adivinatorias y en la relación astrológica de las enfermedades y epidemias y estaban muy cerca de la gente: eran propiamente los médicos que atendían al pueblo. El Ah kin, sacerdote que preparaba los sacrificios, el nacom, el encargado de sacrificar a las víctimas, y los chaces que ayudaban en la ceremonia del sacrificio sujetando a la víctima por los brazos y las piernas. También existían curanderos como los "yerbateros" estos eran los verdaderos médicos mayas, puesto que tenían un amplio conocimiento de las plantas medicinales y sus propiedades curativas. Fueron, tal vez, los únicos que establecieron tratamientos de acuerdo con la sintomatología o diagnóstico de las enfermedades de las que elaboraban amplios registros o los kas bac, especializados en componer luxaciones y fracturas óseas. Pul Yah era identificado como un “Brujo Hechicero” cuya principal habilidad era o es la de ahuyentar los “malos vientos” o espíritus mediante ritos que incluían animales e ídolos de barro.

Las mujeres también podían actuar como curanderas, aunque entre ellas destacaban las parteras, xalanzab, que predecían el momento del parto.

Enfermedades

Para los mayas, el origen de los males y las enfermedades estaba íntimamente relacionado con los aspectos morales y religiosos. La principal creencia era que éstas provenían del enojo de los dioses, sin embargo también se contemplaba la presencia de “malos vientos”, de faltas cometidas ante la sociedad y del descuido de la higiene personal en algunas ocasiones. Las plantas también eran origen de enfermedades, no sólo las tóxicas, venenosas o urticantes, sino también aquellas que habían sido utilizadas por los hechiceros en sus ceremonias de curación a un enfermo y que posteriormente abandonaban en medio de un sendero y que podían ser pisadas accidentalmente.

Terapéutica

Los mayas vivían de manera armónica con su medio ambiente, lo que les permitió conocer las propiedades curativas de plantas y animales, elaborar numerosos medicamentos y aplicar tratamientos a diversos males. El proceso de curación era todo un ritual que podía incluir infusiones, cataplasmas, sangrías, oraciones, confesiones públicas, ofrendas, baños purificatorios, sacrificios y consumo de psicotrópicos. El Ritual de los Bacabs (publicado por Roys, 1965), recoge casi 50 encantamientos médicos donde se ruega u ordena a estos dioses menores la curación del asma, la gota, las erupciones de la piel, las picaduras de insectos, las quemaduras, las inflamaciones dentales, la locura, e incluso de complejas enfermedades como son las pulsaciones en el vientre, los malos aires, los males del viajero o simplemente de la lujuria.

MEDICINA AZTECA

La medicina azteca también tuvo un gran grado de desarrollo. Con su conocimiento de la naturaleza distinguieron propiedades curativas en diversos minerales y plantas

La medicina azteca fue la que tuvo mayor importancia en el México antiguo. Por una parte, hay que recordar el poderío imperialista de esta cultura y desde luego, hay que considerar que estas mismas condiciones llevan a un sincretismo cultural en el que, unos y otros pueblos, combinan y enriquecen sus conocimientos para llegar a una rica medicina mesoamericana. Para los aztecas, la medicina era un arte y se conocía como ticicotl y ticitl era el médico.

La medicina prehispánica se desarrolla en un clima místico. Para los antiguos mexicanos el ser humano poseía tres espíritus o almas. El tonalli, que es luz y día, está en la cabeza o en las coyunturas y puede abandonar el cuerpo. Las otras dos almas del hombre no se separan del él mientras esté vivo. En el corazón, está el teyolia, alma que se enfría cuando la persona muere; y en el hígado está el ihiyotl, que cuando muere la persona se escapa convertida en gas.

Existen varios momentos en las que el tonalli abandona el cuerpo: durante el sueño, cuando se está enojado o “enmuinado”, durante el coito o cuando la persona se sorprende, se sobresalta o se angustia, lo que le produce el “mal de espanto”. Por último, la hechicería también puede hacer que el cuerpo pierda su tonalli. Un brujo o bruja, con la intención de causar daño, practica un maleficio y atrapa el alma de una persona, ya sea por su propia voluntad o pagado por otra para hacerlo. Cuando esto sucede, los seres del inframundo que necesitan calor y luz, lo aprovechan para robarse un tonalli.

Los sacerdotes tenían atributos sagrados y las fuerzas divinas intervenían tanto en las causas como en el diagnóstico de enfermedades y, por consiguiente, en su curación; es decir, la medicina se desarrollaba en el plano sobrenatural.

El conocimiento elemental y básico de las propiedades curativas de las hierbas, así como del tratamiento inmediato de las enfermedades comunes, formaba parte de la sabiduría popular.

Los padecimientos más graves ameritaban un tratamiento especial que solamente podía llevar a cabo el ticitl, médico agorero, que conocía el arte de “echar las suertes”. En tiempos de los aztecas, su trabajo era tan importante como riesgoso. Se sabe por las crónicas, que aquellos que fracasaban en su misión de velar por la salud y seguridad del pueblo, eran “sacrificados y abiertos por los pechos”.

Los indígenas, en términos generales, consideraban que las enfermedades eran castigos de los dioses o de los antepasados, provocados

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