Mi Vida En Rosa

“MI VIDA EN ROSA”

Director: Alain Berliner.

La realidad y el sueño, las sensaciones íntimas frente a los mandatos socio-culturales, la capacidad de adaptación ante las más descabelladas circunstancias que pueden presentarse en el seno de la familia. Esa es la materia prima de Mi vida en rosa, que combina los ingredientes de la comedia, el drama y la tragedia en un plato suculento, complejo y original. Un chico de siete años es el centro de la historia, que también puede considerarse como un sobrio ensayo sobre las fantasías infantiles. Nuestro ciclo de vida se define y nos marca biológicamente en el instante de estar en el vientre de mamá.

En esta precisa etapa de la niñez llamada Fálica, (Sigmund Freud) en que empieza la preocupación en los genitales, se establece la diferenciación psicosexual masculina o femenina y la identificación con el padre o la madre, llevando a cabo exploraciones sexuales o imitando papeles de adultos. En esta etapa se resuelve el complejo de Edipo o de Elektra, que conlleva a la identificación con el progenitor del mismo sexo. Este complejo estructura la personalidad y el deseo humano y sirve para aceptar las normas sociales por parte del individuo, acontece de los tres a los seis años de edad.

Pero Ludovic vive en un barrio residencial, de clase media, junto a sus padres y tres hermanitos con los que configura la más "normal" de las familias. Sin embargo Ludovic viste, juega, sueña, vive como una mujercita; presenta una conducta que socialmente no es aceptable, dejando en claro trastornos de la personalidad. Y con toda lógica, no puede entender que los otros no acepten su condición.

Y en menor medida, como una inquietante, ambigua puesta en escena de esa concepción según la cual, para ciertas almas, existe la posibilidad de sentir un sexo que no es el propio, de preferirlo instintivamente, sin más ni más. Sabemos lo difícil que es entrar en un nuevo círculo social ya que todos tenemos pre concebido un pequeño universo personal que comprende instituciones que entrelazan la cultura que desarrollamos en el recinto escolar, la en ocasiones tan estricta familia, los despectivos medios de comunicación (que hacen fantasear en exceso) e incluso un domingo de iglesia. Todo esto nos encierra en un planeta de agentes sociales que nos van guiando en el camino del desarrollo social.

Trasladando esto a la vida cotidiana, en donde los procesos de interacción ubican a los individuos en un lugar y en un momento histórico, salta a la vista el grave problema que existe en torno a la identidad de género. Responsables a la vista las normas sociales en donde el rol del niño no debe salirse del carril así como el estatus, el cual sirve de “varita mágica” para auto brindarse y ejercer poder. Esto mismo sucede en el vecindario en donde radica Ludovic, las personas resbalan

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