Seda

Hervé Joncour tenía 32 años, se ganaba la vida comprando y vendiendo gusanos de seda, aunque a su padre le hubiese gustado que escogiera la carrera militar.

Compraba los gusanos cuando aún se encontraban en huevos bastaba una palma para tener millares, al principio del verano los gusanos salían y se alimentaban, luego de un tiempo se adentraban en el capullo de nuevo para que en dos semanas mas tardes salieran dejando un hilo crudo de seda.

Hervé vivía en Lavilledieu y vivía con Helené.

Para evitar las epidemias Hervé cruzaba el mediterráneo hasta Egipto o siria para adquirir los gusanos, era la parte aventurera de su trabajo, cada año recorría miles de kilómetros y compraba los huevos y discutía el precio y se devolvía a tiempo para la misa.

¿Cómo es África?, Hervé contestaba que cansada, cada año con la compra y venta de gusanos de seda, el aseguraba cada año poder vivir en las mejores condiciones con su esposa, pero el ser rico le era indiferente, le gustaba asistir a su vida y consideraba impropia poder vivirla, ellos observaban su destino como la mayoría observa un día de lluvia.

Hervé volvió de su viaje en 1861 después de que la epidemia se extendiera hacia el otro lado del mediterráneo en África, con una carga de huevos casi totalmente infectada, para muchas ciudades fue el fin ya que la producción se basaba en seda, ni la ciencia comprendía la causa de las epidemias.

Bladabiou era un hombre que 20 años antes había ingresado a la oficina del alcalde y le había preguntado, ¿sabe que es esto?

Cosas de mujeres.

Se equivoca cosas de hombre: Dinero.

Cuando el alcalde lo hecho el construyo una hilandera cultivo de gusanos. Contrato una treintana de trabajadores, y mando traer una máquina de madera, y unos meses después volvió donde el alcalde mostrándole 30 mil francos.

- Sabe que es esto?

- Plata

- No, es la prueba de que usted es un pendejo.

- Qué diablos debo hacer

- Nada, y será el alcalde de un pueblo rico.

Mucho tiempo después el pueblo tenía 7 hilanderias, un cobertizo para el cultivo de gusanos, y la filatura de seda, muchos terratenientes lo habían seguido en aquella idea aventurera a Baldabiou.

Bladabiou también era el hombre que le había cambiado la vida a Hervé 8 años antes cuando en el momento que empezó la epidemia vio pasar Hervé y lo invito a su casa y le dijo:

Felicitaciones muchacho, por fin has encontrado un trabajo serio.

Hervé

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