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Sentimiento de culpa


Enviado por   •  5 de Marzo de 2017  •  Ensayos  •  1.537 Palabras (7 Páginas)  •  310 Visitas

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Sentimiento de culpa

        Habla de Mónica, una escritora con una carrera literaria, que a su paso lo logro muy rápido, ella era una mujer con un hijo, “Quique” que sufría de las amígdalas y a causa de eso siempre estaba con problemas de calenturones y malestares. Ella tenía una fecha límite para revisar la novela “Sentimiento de culpa” de Gerardo Mendívil, ya que el escritor tenía un problema con la ortografía, tenía poco cuidado en los escritos que él hacía. Mónica tenía que revisarlos minuciosamente para entregárselo a Don Joaquín. Joaquín ya había rechazado dos veces las peticiones de Mendívil: La novela policiaca con recomendación al canto de Rafael Ramirez Heredia y  otra que su sobrino Bernardo Giner se encargo de leer. Joaquín confirmaba que no podía rechazarle un tercer escrito, aunque no le pareciera de lo más atractivo.

        Mónica había dejado para el último la revisión de la novela, ya que con todas las actividades con hijo y en el hogar no pudo realizar. A Mónica le molestaba tanto hacer labores domesticas refiriéndose así: Vicente Leñero (2011, pág. 10) lastres legendarios de las mujeres que viven solas y tienen hijos.

 La fecha límite para entregar el trabajo era hasta el 27, un día antes, 26, ella no se dedico a hacerlo y se dedico a su hijo. Al día siguiente, 27, Ella llego a su lugar de trabajo con la presión de terminar el trabajo. Ella describe el lugar de trabajo así, Vicente Leñero (2014, pág.10):

                (…)Se encontraba en el piso alto de Tabasco 106, en la singular oficina abierta a todos los de la editorial. Mónica sentada ante la doble mesa cuadrada, enorme, repleta de manuscritos engargolados, de libros y papeles y cachivaches sin cuento. Don Joaquín frente a ella batallando con su pipa. Y el cuadro de Vicente Rojo detrás, al centro del librero desordenado.

        El sueño de Mónica era insoportable al momento de leer la novela, no podía tener los ojos abiertos, el sueño la vencía, después de haber leído completas tan solo sesenta de las ciento ochenta paginas que conformaban la novela. Ella frente al problema recordó la novela de Varka, y la recuerda de esta manera, Vicente Leñero (2011, pág.13):

                (…)Arrullando en brazos a un bebé que llora y llora y llora mientras ella se muere literalmente de sueño. Tan invencible es el sueño de Varka, tan intolerable el llorido del bebé, que Varka empieza a oprimir el cuerpecito indefenso, a oprimirlo cada vez con más fuerza hasta que el llanto del bebé amaina, desaparece. El bebé está muerto y Varka duerme al fin, aliviada.

        Por alguna razón, ella se sintió identificada con el texto. Conforme iba avanzando en la lectura ella siempre se da cuento con el problema tan grande de Mendívil y su ortografía y de lo aburrida que le parecía la historia:

                Germán y Brenda, un matrimonio que después de mucho tiempo, deciden separase por bien a su matrimonio, antes de separarse realizaron un viaje a la selva chiapaneca en donde esperaban que todo cambiara y que pudiera producir una negativa a la decisión de la separación, esperaban algo, y en los dos primeros días se logro, ya que sentían ellos la misma sensación de amor tal cual su luna de miel. Brenda estaba cerca de una barraca y decide tomarse una foto,  le pide a Germán que se acerque pero él la empuja y Brenda cae al precipicio.

        Después de eso, ella solo dedujo el final de la novela, poniendo en evidencia que solo esperaban que saliera Germán exonerado de toda culpa como si fuese un accidente, quejándose de todo lo malo que vio en su novela se decidió a escribirle el informe al escritor Gerardo Mendívil. Explicándole, Vicente Leñero (2011, pág.: 15 y 16):

                (…)Debe cuidar la redacción, la sintaxis, ¡la puntuación! Debe empeñarse en la conformación de los diálogos; la gente no habla como los hace hablar el autor, y sin un oído despierto al habla coloquial nadie puede ser un buen novelista. Debe trazar con más hondura sus personajes; en particular al protagonista que a veces parece un jovenzuelo y en otras un conservador a ultranza. Un hombre que asesina a su mujer, así sea “instintivamente”, no puede actuar como un muchacho atribulado por una moral católica estrechísima que en nuestros tiempos resulta inverosímil. Debe el autor frecuentar lecturas de novelistas importantes, sobre todo los que economizan descripciones y diálogos: desde el segundo Azorín hasta el Hemingway de los cuentos. Si le interesa tanto la novelística policiaca como lo hace sentir, el autor debe leer a escritores como Dassiel Hammet o Patricia Highsmith. Ésta última es un gran ejemplo de cómo consigue un novelista meter al lector en el alma del criminal. A la manera de un ejercicio de formación, debe intentar escribir cuentos cortos antes de saltar a la novela. Etcétera.  

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