Sintagma Verbal
jesus1027 de Abril de 2013
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SINTAGMA VERBAL
Constituyentes del SV: núcleo y complementos
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El sintagma verbal (SV) que funciona como predicado (P) de la oración está constituido por un verbo, o por una expresión compleja que funcione como tal (perífrasis verbal y locución verbal), y unos complementos. El primero es necesario para que exista sintagma verbal; los complementos pueden aparecer o no, tal y como ocurre con los adyacentes del sintagma nominal.
El verbo consta de dos signos, uno léxico expresado por la raíz y otro gramatical manifestado por la terminación. El signo léxico es el verdadero núcleo del predicado de la oración, y el signo gramatical es el verdadero sujeto, esto es, la persona designada por la terminación verbal. ALARCOS (1994, §312) llama a este sujeto, sujeto gramatical, y reserva el término de sujeto explícito para el sintagma nominal que concierta con el verbo en número y persona.
Teníamos gana de ir al Felipe Arche. El Instituto huele a viejo.
Sujeto gramatical Sujeto explícito
Los complementos son términos adyacentes del sintagma verbal que sirven para especificar con más precisión y en detalle la referencia a la realidad que efectúa el núcleo (verbo). Los complementos pueden estar constituidos por una sola palabra, por varias o, incluso, por toda una oración transpuesta (proposición subordinada).
Algunos gramáticos establecen dos o tres categorías de distinto rango entre los complementos. Para el fin que pretendemos en este curso, no parece necesaria esta distinción.
Según la función que desempeñan en el sintagma verbal, existen varias clases de complementos:
Complemento directo (CD)
Complemento indirecto (CI)
Suplemento (Supl)
Suplemento indirecto (Supl I)
Complemento de interés (CInt)
Complemento circunstancial (CC)
Atributo (Atr)
Complemento predicativo (CPred)
Complemento agente (CAg)
Complemento directo
Ver gráficos proyectados en clase: El complemento directo
Normas prácticas para el reconocimiento del CD
Cuando el verbo necesita completar su referencia puede exigir un sustantivo o unidad sustantivada, en general pospuesto, que recibe el nombre de complemento directo: quiere comida, quiere una paella, quiere lo de siempre, quiere que lo inviten a comer. Pero no es el CD el único que puede limitar su referencia a algo más concreto: también lo hacen el suplemento y algunos de los que tradicionalmente se estudian como complementos circunstanciales.
Héctor Campos (en BOSQUE Y DEMONTE, 1999, 1529) define el CD como el sintagma nominal que está regido tanto sintáctica como semánticamente por el verbo. La rección sintáctica se manifiesta en el hecho de que el verbo determina que tal complemento ha de ser un sintagma nominal. La rección semántica la vemos en el hecho de que sólo ciertos tipos de complementos nominales pueden ser complementos directos.
Cuando esta función la desempeña un sintagma nominal, el CD no necesita preposición. Sin embargo, si el referente del CD es una persona, en general exige la preposición a: Paco quiere una moto / Paco quiere a Sonia. Pero esto no ocurre así siempre, como más abajo explicaremos.
El CD suele aparecer pospuesto, aunque no necesariamente contiguo al verbo. Cuando, por motivos expresivos, se antepone al verbo, o cuando no se menciona porque la referencia es consabida, el verbo queda incrementado con un pronombre átono, lo, la, los o las, según el género y el número del SN antepuesto o elidido:
Antepuesto: Ese libro no lo he leído nunca.
Elidido: —¿Has visto a Elvira? —No; no la he visto.
En el primer caso, la función que desempeña el pronombre se denomina complemento directo pleonástico.
Cuando no va precedido de la preposición a o reiterado con el pronombre átono pleonástico, el CD carece de rasgos diferenciales respecto del sujeto. No obstante, hay procedimientos que se pueden aplicar en caso de duda: el significado, la conmutación por pronombres átonos, y, sobre todo, la concordancia entre núcleo del sujeto y núcleo del predicado.
Cuando el CD se refiere a seres animados, la diferenciación, con ciertos verbos, puede resultar más difícil al hablante:
*Mató el elefante el tigre.
*Dibujaba Luis Rocío.
Esto también ocurre en algunos otros casos de ambigüedad en los que el referente del CD no es animado, aunque pueda considerarse personificado:
*Beneficia el estudio la memoria.
Para deshacer la ambigüedad, se antepone la preposición a al sintagma que funciona como CD; de este modo se distingue entre las oraciones:
Mató el elefante al tigre.
Mató al tigre el elefante.
Dibujaba Luis a Rocío.
Dibujaba a Luis Rocío.
Beneficia el estudio a la memoria.
Beneficia al estudio la memoria.
Aunque la preposición a deshace normalmente la ambigüedad entre sujeto y CD, puede otras veces provocarla entre CD y complemento indirecto, que va forzosamente precedido de ella. Así, en la oración: Juan presentó a su novia a Martín, suele interpretarse que el primer complemento funciona como CD y el segundo como CI. Sin embargo, la construcción es ambigua y, para deshacer el equívoco, se suele recurrir a la supresión de la preposición del CD: Juan presento su novia a Martín.
Por último, es conveniente decir que, según afirma Emilio Alarcos, los complementos de medida, duración, peso y precio desempeñan la función de CD, puesto que pueden ser conmutados por los átonos lo, la, los o las:
La torre de la iglesia de San Ildefonso mide veintitrés metros (=los mide).
Estuvo esperando dos horas (=las estuvo esperando).
Luis pesaba ciento cinco kilos (=los pesaba).
Los zapatos de Ana cuestan ciento diez euros (=los cuestan).
Complemento indirecto
Ver gráficos proyectados en clase: El complemento indirecto
Es compatible con cualquier otro complemento en la misma oración, y suele designar al destinatario de la noción evocada por el verbo o, en su caso, por el conjunto del verbo y su CD o Supl:
Ana Belén abofeteó la cara a su amigo.
María Antonia escribió una carta a su amigo.
Rosa habló de sus problemas a su amigo.
El CI a su amigo especifica el destino de la experiencia denotada bien por el verbo, en el primer caso, bien por el verbo y su complemento, en los dos últimos.
No es necesario que el referente del CI sea animado:
Al coche de Federico le faltan algunas piezas.
La preposición a se antepone siempre al CI, pero como también se usa en otras funciones (CD, Supl, CC), no basta ella sola para identificarlo.
Respecto al CD, el indirecto presenta rasgos comunes:
Se sitúan ambos frecuentemente tras el verbo.
Cuando concurren, el orden en el que aparecen uno y otro es indiferente: son sólo motivos rítmicos o expresivos los que hacen preferible uno u otro orden.
Al anteponerlos al verbo, hay que añadir un pronombre átono; lo mismo ocurre cuando se eluden por ser conocidas sus referencias.
Los pronombres átonos utilizados para conmutarlos son los mismos en primera y segunda persona.
Sin embargo, en tercera persona, la conmutación por el pronombre átono nos da una prueba suficiente para su diferenciación, siempre que no cometamos errores de loísmo, leísmo o laísmo:
El CD se conmuta por lo, la, los o las, según sea su género y su número.
El CI se sustituye por le o les, según sea su número.
Si concurren y deben ser sustituidos ambos, el CI se conmuta por se.
Respecto a su posible confusión con el Supl basta la conmutación para establecer la diferencia. Compárense estos ejemplos:
El Consejero faltó a su promesa, (faltó a ella)
En los servicios huele a perros muertos, (huele a eso)
con estos otros:
A José Luis le faltó poco para el aprobado,
A Paco le huelen los pies.
Tampoco es fácil confundirlo con el CC con a. La simple sustitución pronominal resuelve los poco probables equívocos:
Puso dos cerraduras a la puerta (Le puso dos cerraduras: CI),
Puso dos macetas a la puerta (Puso dos macetas allí: CC).
No deben considerarse CI, los complementos introducidos por la preposición para, aunque puedan referirse en la realidad a un destinatario. Presentan rasgos que los diferencian claramente del CI:
Si se anteponen al núcleo verbal no necesitan de pronombre átono.
Son compatibles en la oración con un CI.
Han traído un paquete para la Directora.
Para la Directora han traído un paquete.
Han traído al Conserje un paquete para la Directora.
Así pues, debemos considerar los segmentos con para como complementos circunstanciales.
Con ciertos verbos, llamados pronominales, aparecen pronombres átonos que no se refieren a CI eludidos. Verbo y pronombre constituyen una unidad funcional y semántica, y no interesa discutir si son CD o CI. Estos pronombres son simple repercusión expresiva de la persona del sujeto, y su presencia matiza de forma diversa la noción manifestada por el verbo:
Me arrepiento de lo que hice.
Me estuve quieto.
Se suicidó tirándose por la ventana.
Complemento de interés
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A veces, especialmente en el registro familiar, aparecen junto al verbo pronombres átonos que no pueden identificarse con los de CI. Son los llamados generalmente complementos de interés:
No me le deis caramelos al niño.
Este niño
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