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TALLER EVALUATIVO DE LENGUA CASTELLANA: ANALISIS LITERARIO “CIEN AÑOS DE SOLEDAD


Enviado por   •  19 de Octubre de 2017  •  Trabajos  •  522 Palabras (3 Páginas)  •  529 Visitas

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INSTITUCIÓN EDUCATIVA MERCEDES ÁBREGO

TALLER EVALUATIVO DE LENGUA CASTELLANA: ANALISIS LITERARIO “CIEN AÑOS DE SOLEDAD"

                DOCENTE: ÁNGELA MARÍA GARCÉS ALEMÁN _ II PERÍODO_ GRADO 9°

  1. Orientaciones:

Organízate en grupo de seis estudiantes y descarga la información que aparece a continuación.

        

  1. Lee el siguiente fragmento y responde
  1. Explica cuáles son las características del tiempo atmosférico presentes en el fragmento.
  2. Busca en el fragmento ejemplos de figuras literarias presentes en él y explícalas.
  3. ¿Qué simboliza la lluvia o diluvio para los Buendía?

CIEN AÑOS DE SOLEDAD

...Llovió cuatro años, once meses y dos días. Hubo épocas de llovizna en que todo el mundo se puso sus ropas de pontifical y se compuso una cara de convaleciente para celebrar la escampada, pero pronto se acostumbraron a interpretar las pausas como anuncios de recrudecimiento. Se desempedraba el cielo en unas tempestades de estropicio, y el norte mandaba unos huracanes que desportillaron techos y derribaron paredes, y desenterraron de raíz las últimas cepas de las plantaciones. Como ocurrió durante la peste del insomnio, que Úrsula se dio a recordar por aquellos días, la propia calamidad iba inspirando defensas contra el tedio. Aureliano Segundo fue uno de los que más hicieron para no dejarse vencer por la ociosidad… Lo malo era que la lluvia lo trastornaba todo, y las máquinas más áridas echaban flores por entre los engranajes si no se les aceitaba cada tres días, y se oxidaban los hilos de los brocados y le nacían algas de azafrán a la ropa mojada. La   atmósfera era tan húmeda que los peces hubieran podido entrar por las puertas y salir por las ventanas, navegando en el aire de los aposentos. Una mañana despertó Úrsula sintiendo que se acababa en un soponcio de placidez, y ya había pedido que le llevaran al padre Antonio Isabel, aunque fuera en andas, cuando Santa Sofía de la Piedad descubrió que tenía la espalda adoquinada de sanguijuelas. Se las desprendieron una por una, achicharrándolas con tizones, antes de que terminaran de desangraría. Fue necesario excavar canales para desaguar la casa, y desembarazarla de sapos y caracoles, de modo que pudieran secarse los pisos, quitar los ladrillos de las patas de las camas y caminar otra vez con zapatos. Entretenido con las múltiples minucias que reclamaban su atención, Aureliano Segundo no se dio cuenta de que se estaba volviendo viejo, hasta una tarde en que se encontró contemplando el atardecer prematuro desde un mecedor, y pensando en Petra Cotes sin estremecerse. No habría tenido ningún inconveniente en regresar al amor insípido de Fernanda, cuya belleza se había reposado con la madurez, pero la lluvia lo había puesto a salvo de toda emergencia pasional, y le había infundido la serenidad… 

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