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Texto Poetico


Enviado por   •  1 de Diciembre de 2011  •  4.307 Palabras (18 Páginas)  •  1.330 Visitas

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El presente fascículo es un material auto instructivo. Este cuadernillo facilitará el desarrollo de las capacidades fundamentales y de las capacidades del área de Comunicación, además de las capacidades específicas y la vivencia de los valores propuestos en el Diseño Curricular Nacional de Educación Básica Regular del Nivel de Educación Secundaria. Cada fascículo profundiza temas determinados y brinda estrategias de aprendizaje para desarrollar procesos cognitivos y metacognitivos del área.

Cuánto podemos aprender a través de la poesía, pero más importante aún cuánto podemos enseñar, y más que enseñar, cuánto podemos compartir a través de ella. La poesía a través de la historia ha sido considerada el género de “la gente culta”, aquella que maneja muchas palabras que no son de uso común, que posee rima y que a veces es lejana a muchos lectores porque su contenido no llega bien a nuestros sentidos.

La poesía es un texto en el cual confluye un mundo de posibilidades para el receptor y el emisor: el cómo lo dice (la estructura); las variantes del mensaje, su realidad una realidad mitificada, una realidad ficticia dentro de la ficción misma de la poesía. Y allí, cómo se desarrolla la comunicación, cuánto podemos comunicar, cuánto no se comunica y cuánto sí.

En este escrito revisaremos esas posibilidades y conoceremos más sobre la estructura y el análisis de los textos poéticos, y su utilización en nuestras sesiones de aprendizaje como parte importante de la labor educativa.

Posibilidades pedagógicas del texto poético.

La literatura es un producto artístico, y, como tal, capaz de provocar emociones intensas en los lectores. El gran reto de su enseñanza en la institución educativa es tratar de que los y las estudiantes busquen por sí mismos ese placer estético. Para lograrlo, no basta que el docente tan solo lea poemas en voz alta y modulada, sino que es preciso que los jóvenes se enfrenten a los textos tratando de sentir, de la forma más personal posible, el impacto tierno, a veces fuerte, profundo y evocador de las palabras.

Como vemos, la poesía puede dar cuenta de diversas experiencias a través de múltiples tonos y voces. Esta variedad de registros, puntos de vista e intenciones la convierten en un género rico en posibilidades pedagógicas.

El papel de la poesía en la institución

Educativa.

Ahora bien, la poesía, por sus múltiples dimensiones (comunicativa, lingüística, lúdica, estética, cultural y social), es una actividad fundamental cuando se busca desarrollar en los alumnos precisamente esas capacidades. Aunque, como veremos más adelante, la poesía es, en verdad, una forma de expresión autónoma de cualquier intención educativa o formativa en sí misma.

La poesía enriquece nuestras posibilidades comunicativas

Según Carmen Barrientos1, quien recoge a su vez los planteamientos de Samuel Levin, “la comunicación poética, en tanto comunicación artística, es constitutivamente imaginaria.

Esto significa que el poeta, emisor empírico, no se dirige a un destinatario real, sino a un destinatario hipotético. Para ello, lo que hace es imitar o evocar los actos de habla de un hablante imaginario, convirtiéndose, de este modo, en un personaje ilusorio que se comporta como tal dentro de un mundo que no está limitado ni por el espacio ni por el tiempo. Dadas estas características, al lector de poemas le toca imitar o evocar la situación imaginaria creada por el poeta, implicándose dentro de la misma o permaneciendo como observador de dicha situación”2.

Esta forma de comunicación puede ser aprovechada en el aula por distintas razones. Primero, porque permite a los y las estudiantes ser receptores de una comunicación que va más allá de la realidad referida por ella, es decir, de otro nivel de comunicación muy distinto del cotidiano.

Un poema es una expresión artística que lleva implícita una interpretación personal de la realidad, un producto complejo que para ser comprendido, parte por parte y a su vez sus posibilidades de significación.

Una segunda razón señala que, así como el poeta adopta distintas voces según lo que desee comunicar, así también, el receptor debe asumir distintos roles como lector para poder hallar las claves para la interpretación del mensaje.

Este ejercicio es valioso en la medida en que el producto será siempre una lectura única y personal de la obra. Es posible coincidir con alguien respecto de lo que un poema nos sugiere, pero es casi imposible sentir de manera idéntica a otro lector. Es más, una misma persona puede llegar a ser varios lectores para una obra, si, por ejemplo, vuelve a leer un texto en tiempos y circunstancias distintas.

La poesía desarrolla nuestra capacidad de imaginación.

La poesía propone una realidad imaginaria que el lector decide aceptar o no. En ese espacio, cualquier innovación es posible, debido a que pueden coexistir en él tiempos, lugares y objetos diferentes de los del mundo real. El resultado de todo esto es una forma de comunicación que enriquece nuestra capacidad de imaginar realidades diferentes de las que estamos habituados.

La poesía amplía nuestros recursos expresivos y nuestra capacidad de percepción del mundo.

La poesía es un tipo de discurso que alienta, más que ningún otro género literario, la experimentación con el lenguaje, incluso propiciando usos y construcciones distintos de los que la norma y la gramática aceptan, pero que están justificados en el contexto del poema.

Esta característica de lo lírico permite a los y las estudiantes tomar contacto con usos del lenguaje diferentes de los que emplean en su vida diaria.

Para explicar esta dimensión de la comunicación poética, Samuel Levin3 emplea una analogía: un poema es como el relato de un viajero: la voz poética que habla en él procede siempre como un personaje que pertenece a otro espacio y tiempo; por ello, mira la realidad de diferente manera de la nuestra. El “relato” de este “viajero” aparece entonces como un mundo nuevo ante los ojos del lector, aun cuando esté poblado de elementos y hechos que conoce, pues son mirados de manera distinta por el poeta-viajero.

Esa mirada particular se expresa en las metáforas, las imágenes, los ritmos, los símbolos, en fin, en las formas que el poeta elige para comunicarnos su “visión, invocaba: “Ver lo invisible, oír

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