Universidad
Enviado por yemita • 18 de Marzo de 2014 • 1.108 Palabras (5 Páginas) • 212 Visitas
Quisiera ser mariposa
de esas que vuelan derecho
pa´ decirte varia´ cosa´
y recostarme en tu pecho.
Cuando yo era chiquito,
lloraba por un ratón:
y ahora que estoy grandecito,
lloro por un amor. En el fondo de la mar
suspiraba un caciquito
y en el suspiro decía:
" Quiéreme, que soy solito"
Nadie se sienta a caballo,
mientras en el estribo esté,
porque muchos de a caballo
suelen quedarse a pie.
Quisiera ser pajarito
solamente por volar,
y sentarme en los caminos
sólo por verte pasar.
La experiencia nos enseña
que en las cosas del amor
la mujer es una gata
y el hombre , simple ratón.
Quisiera ser patillito,
chiquitito y nadador,
para alcanzar la barquilla
donde navega mi amor.
Al perico y la mujer
no deben dejarse solo:
al perico por el gato
y a la mujer por el novio.
Hermanito de mi vida,
me ha picado un alacrán.
¡ Bien hecho, pa´ que otro día
no vayas a donde están!
Yo le canto a mi paloma
con la voz del corazón:
esta zamba sí merece
que me muera de pasión.
Pajarillo pluma suave,
alas de siete colores:
no me mates con tu pico,
mátame con tus amores.
Las aves en la montaña
anidan en algodón:
yo en cambio quiero anidar
dentro de tu corazón.
Yo no digo que soy rico
ni que tengo casa é teja;
pero tengo un amorcito
más durce que mier de abeja.
El amor del hombre pobre
es como el pollito enano,
que en brincar y no alcanzar
se la pasa todo el año.
Aunque tu padre sea un tigre
y tu madre una sayama,
yo conversaré contigo
cuando a mí me dé la gana.
Un barco se bambolea,
una piedra se quebranta,
un toro bravo se amansa
por muy cimarrón que sea.
Porque me ves chiquito,
crees que soy güevo ´e pato:
con la horma é tus zapatos.
Yo soy pájaro verde
sin ser perico ni loro:
el desprecio que me has hecho
lo siento, pero no lloro.
Yo soy como el chupaflor,
que anda de tambo en tambo,
distintas flores chupando
sin dar a ninguna amor.
Ya te conozco, cholito,
que te das de enamorao,
andando de puerta en puerta
como lagarto cebao. Me aconsejan que me case
con este negro sin gracia;
pero mi padre no quiere
murciélagos en su casa.
El primer burro va adelante,
el segundo va después;
siendo Ud. quién los arrea,
el último será usté. Las aves de la montaña
nacieron para volar;
yo nací para el trabajo,
con ojos para llorar.
Las muchachas de este tiempo
son como la lagartija:
apenas pasan los mozos
aguaitan por las rendijas.
En el centro de la mar
suspiraba un camarón
y en el suspiro decía:
"No te aflijas, corazón"
¡Cómo me volviera un tigre!...
¡Cómo me volviera un león!
¿Cómo comerle a esa niña
la mitad del corazón!
Si yo fuera pajarita,
a tus hombros diera un vuelo
y chupara de tu boquita...
¿ Lástima que no lo puedo! ... Anoche comiendo bagre,
me atoré con una espina:
mejor
...