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1. MARX (1): LAS CONDICIONES SOCIALES DE LA LIBERTAD


Enviado por   •  10 de Octubre de 2021  •  Reseñas  •  3.053 Palabras (13 Páginas)  •  180 Visitas

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PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ ESTUDIOS GENERALES LETRAS

Temas de Filosofía Contemporánea Profesor: Gianfranco Casuso

  1. MARX (1): LAS CONDICIONES SOCIALES DE LA LIBERTAD

  • Los escritos filosóficos tempranos de Marx pertenecen a un contexto académico de crítica al sistema hegeliano (representado por los llamados neohegelianos de izquierda en el período comprendido entre los años 1842 y 1845).
  • Dicho movimiento, a decir del propio Marx, evidenciaba el “proceso de putrefacción del espíritu absoluto”.
  • La crítica a la situación política y social alemana, propiciada por la filosofía hegeliana, debía realizarse desde un plano distinto al de los conceptos puros, regidos bajo la concepción de una autoconciencia que se manifiesta en el mundo con el único fin de conocerse a sí misma. No podían, pues, combatirse las ideas con ideas, o lo que viene siendo básicamente lo mismo: las frases con frases.
  • Este giro en su antigua posición hegeliana, queda expuesta en las Tesis sobre Feuerbach, donde en la tesis XI objeta la pretensión de “los filósofos” (aludiendo a Bauer, Stirner, Strauss y Feuerbach) de transformar las condiciones reales existentes, objetivándolas desde el terreno del pensamiento, cuando dicha tarea solo puede realizarse desde el plano de la realidad misma.
  • Pero es debido al descubrimiento del propio Feuerbach que Marx comienza a considerar lo que será el eje central de todo su pensamiento posterior (inclusive de sus teorías económicas).
  • Este elemento que pondría fin a lo que Marx y Engels denominan la concepción idealista de la historia, es el postular al “hombre real” como auténtico punto de partida para superar la enajenación producida por su proyección en una entidad exterior a él, de la cual se desprende volviéndola objetiva, volviéndose, así, un siervo de su propio “producto”.
  • Esta enajenación (esencialmente religiosa, según Feuerbach) se debería disolver, según este autor, en el momento en que el hombre tome conciencia de sí y proyecte sus propias facultades humanas en otros seres humanos mediante la relación que llamó “amor”. En otras palabras “disolver la esencia de lo divino en la esencia de lo humano”.
  • Esta concepción, autodenominada “materialista” (ya que parte de lo terrenal, y no ya de un concepto abstracto como es, en este caso, el de “Dios”), tiene, sin embargo, dos defectos fundamentales y una sola virtud reconocida por Marx.
  1. En primer lugar, Feuerbach no considera que la base de dicha “enajenación religiosa” se encuentra en la realidad misma, desde donde “duplica” la esencia humana en esencia divina.
  2. En segundo lugar, dicha esencia humana no puede concebirse aisladamente, como perteneciente a una naturaleza eterna, sino que es el producto histórico de las relaciones entre los hombres y la naturaleza, y entre los hombres mismos.
  • Ambas objeciones están comprometidas, en el fondo, con un mismo asunto, a saber: el no tomar en cuenta el proceso histórico que genera la esencia o naturaleza humana.
  • Con esto Marx da inicio al punto principal de su pensamiento: la libertad humana concebida como autorrealización plena de las facultades propias del ser humano (su esencia) mediante la actividad que lo relaciona de manera directa con la naturaleza que tiene frente a sí mismo (como parte de ella).
  • Esta actividad propia del ser humano, dice Marx, es el trabajo, razón por la cual dedicará gran parte de su obra a desarrollar la noción del trabajo enajenado, su concepto, sus consecuencias, y el modo de superarlo.
  • Los individuos son lo que son según cómo producen materialmente, cómo actúan, cómo se manifiestan en el mundo. El individuo no puede tomarse como algo aislado de su mundo social y natural.
  • De esto se desprende que el primer hecho histórico sea la producción de los medios requeridos para la satisfacción de las necesidades básicas, de donde se deriva el que estas primeras necesidades sean seguidas por otras que proceden de la producción misma de los medios.
  • Un segundo hecho constatable, según Marx, dentro del ámbito de las realizaciones humanas, corresponde al de las relaciones sociales, pasando desde el acto natural de procrear, hasta la constitución de la familia, y de allí a la sociedad civil.
  • Son tres las relaciones esenciales y necesarias del ser humano para poder realizarse en cuanto tal:
  1. Con respecto a sí mismo.
  2. Con respecto al mundo natural.
  3. Con respecto a otros seres humanos.
  • Estos tres “momentos” de la autorrealización humana están enmarcados bajo la forma general de la realización de la esencia como existencia en el mundo, esencia que a su vez está determinada por toda la serie de relaciones preexistentes además de las que realiza el individuo particular.
  • Estos momentos no pueden ser, en tanto determinaciones efectivas, posteriores a la conciencia, ya que a decir de Marx: “el lenguaje es la conciencia práctica, la conciencia real que existe también para los otros hombres... y el lenguaje nace, como la conciencia, de la necesidad, de los apremios del intercambio con los demás hombres”, y aún más: “La conciencia es ya, de antemano un producto social, y lo seguirá siendo mientras existan seres humanos. La conciencia es... conciencia de un mundo inmediato y sensible que nos rodea y conciencia de los nexos limitados con otras personas o cosas.”
  • Los tres tipos de relaciones primordiales humanas, expuestos en la Ideología alemana, tienen su explicación y su trasfondo filosófico en un texto anterior de Marx, no editado sino hasta 1932 bajo el nombre de: Manuscritos económico- filosóficos de 1844.
  • Esta tardía publicación potenció en gran medida el hecho de que el pensamiento de Marx se tomara más como un modelo económico (debido a su insistencia en la producción de los medios de vida como primer hecho histórico, y su crítica a la propiedad privada de dichos medios), que como una postura filosófica de marcada tendencia humanista. Sin embargo, ni el control de los medios de producción es el fin último del comunismo (ni del socialismo), ni la propiedad privada es el origen de los males del hombre.
  • Marx afirma que el ser humano real no se relaciona con el mundo solo mediante el pensamiento (suposición que le atribuía a Hegel), sino que es a través de todos sus sentidos como se afirma en el mundo.
  • La naturaleza humanizada sería el cómo se presenta la naturaleza ante los sentidos y el carácter de lossere humanos. Los objetos de la naturaleza, para lograr la desobjetivación, deben convertirse en parte del ser humano, lo cual depende de la naturaleza misma del objeto, y de la naturaleza de la facultad humana correspondiente.
  • Dicha concepción de la aprehensión y superación de la objetivación, lleva a Marx a postular a la enajenación en tres direcciones.
  • Estas tres direcciones, que no son sino los tres “momentos” o premisas fundamentales de toda historia humana, podrían formularse del siguiente modo:
  1. Enajenación con respecto al individuo mismo, ya que la actividad que realiza no le permite el desarrollo pleno de todas sus facultades humanas y, por tanto, le impide una relación directa con su mundo circundante. Esta forma deriva en la enajenación de su propio ser genérico (Gattungswesen), ya que de lo que se trata es del extrañamiento frente a la naturaleza misma del ser humano.
  2. Enajenación con respecto al objeto producido que toma existencia independiente como un objeto ajeno al individuo que lo produce, es decir, no le pertenece.
  3. Enajenación con respecto a los otros seres humanos, en tanto los procesos productivos se dan necesariamente en sociedad.
  • Partiendo de estos postulados, Marx indica que aunque la historia es la historia de la enajenación humana y, por tanto, se ha dado desde siempre, es en el Capitalismo donde la situación se agrava, ya que se puede constatar con claridad que la actividad productiva misma niega al ser humano.
  • En esta etapa el trabajador solo se siente en-sí fuera del trabajo, en el trabajo está fuera de sí, el trabajo en sí mismo no es la satisfacción de las necesidades, no es la autorrealización del ser humano, sino que es medio para generar productos ajenos que satisfacen una única necesidad: la necesidad del dinero. El ser humano es así un individuo incompleto, encontrándose en una relación imperfecta con su propia unidad originaria. La actividad del trabajador no es su propia actividad, pertenece a otro, es la pérdida de sí mismo. Por último, el producto mismo de su trabajo le es también arrebatado, recibiendo por él un salario.
  • Es así que al enajenarse de su propio producto y de su propia actividad, el ser humano crea el dominio para que alguien más se apropie de ellos. De este modo, tanto el salario, como la propiedad privada misma son el efecto particular del trabajo enajenado, constatado este último a lo largo de toda la historia. Es por esto que ni un alza de salarios (o la estandarización de estos, como proponía Proudhon), ni la desaparición inmediata de la propiedad privada se condicen con las tesis marxianas.
  • La causa directa de la desenajenación es mucho más profunda, y tiene que ver con la realización imperfecta de las facultades humanas (o naturaleza humana, que comprende tanto las necesidades humanas como las socialmente adquiridas) y a eso apunta el fin último del socialismo.
  • El tópico principal, del cual parte y hacia el cual regresa Marx, es la liberación del individuo, en tanto parte de la naturaleza, en tanto ser-en–el-mundo. Marx está en contra de una concepción del individuo como sujeto aislado del objeto ajeno a él que es el mundo. (idea tomada de Hegel).
  • La manera de “desenajenar” al individuo (es decir, de superar la contradicción: esencia-existencia o sujeto-objeto, no debe quedarse en el plano especulativo, ya que los conceptos no son sino desglosamientos de los seres humanos reales que, en sus relaciones, hacen la historia humana.
  • Los cambios, la superación de la enajenación (Aufhebung der Entfremdung), debe lograrse en el plano de la praxis revolucionaria, convirtiendo al cambio práctico de la base económica solo en medio mas no en fin del socialismo.
  • Marx nunca descuidó el asunto de la libertad del individuo ni su herencia hegeliana (dialéctica), ya que en El Capital, obra que forma parte del período de madurez de Marx, aparte de desarrollar el tema del trabajo enajenado y sus particularidades en la sociedad capitalista en el libro primero, se indica en el prólogo a la segunda

edición alemana: “Pero si bien... Hegel desfigura a la dialéctica por medio del misticismo, es, sin embargo, el primero que expone su movimiento de conjunto, en él se encuentra cabeza abajo, basta con ponerla sobre sus pies para encontrarle su fisonomía en todo sentido racional.”

  • La libertad o autorrealización de las capacidades íntegras del hombre (físicas, morales, intelectuales, etc.) no comprenden solo al proletariado, sino a la humanidad entera, ya que la enajenación no consiste solamente en no poseer los medios de producción, sino en realizar de modo parcial su relación esencial con la realidad como un todo.
  • De lo que se trata es de derrocar el trabajo enajenado mismo, el cual comprende a todos los inmersos en el sistema: tanto a proletarios como a capitalistas. Esto último, que a nuestro parecer es una de las preocupaciones centrales de Marx está plasmado en su obra del siguiente modo: “[el ser humano es libre solo] si afirma su individualidad como ser humano total en cada una de sus relaciones con el mundo, al ver, oír, oler, saborear, sentir, pensar, desear, amar; en resumen, si afirma y expresa todos los órganos de su individualidad”. En otras palabras: el ser humano solo es libre si en el trabajo logra cambiar el tener por el ser, la relación con el mundo de las cosas por la relación consigo mismo, con los otros seres humano y con la naturaleza en tanto parte de ella mediante la puesta en práctica de todas sus facultades.

  1. MARX (2): LA PARTE QUE NO ES PARTE DE LA SOCIEDAD Hegel, Marx, el Liberalismo y la “cuestión judía”

-­‐ Según Hegel, la libertad no se puede reducir a su forma individual ni opera solo por medio de una razón moral subjetiva: se realiza en virtud del reconocimiento recíproco de los individuos en el marco de instituciones y prácticas racionales que fomentan su autorrealización; es decir, mediante su inclusión en una eticidad (Sittlichkeit) racional.

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