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ANTIPSIQUIATRÍA


Enviado por   •  29 de Enero de 2013  •  3.776 Palabras (16 Páginas)  •  1.493 Visitas

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Introducción:

La antipsiquiatría pone en duda todos los mecanismos que la psiquiatría tradicional lleva a cabo desde mediados del S.XIX, sobre todo el concepto que ésta tiene de enfermedad mental.

Apoyándome principalmente en la obra Psiquiatría y Antipsiquiatría del terapeuta y filósofo David Cooper y el artículo Antipsiquiatría: Deconstrucción del concepto de enfermedad mental y crítica de la razón psiquiátrica de Adolfo Vásquez Rocca, doctor en filosofía, quiero hacer un recorrido de cómo la antipsiquiatría se intentó llevar a cabo en distintas partes de Europa, de cómo algunas personas, entre ellas el propio David Cooper, rompían drásticamente con la psiquiatría y organizaban sus propios centros para los “enfermos” mentales.

Hablaré de cómo la antisiquiatría cuestiona la teoría de la enfermedad mental, qué puntos de vista tiene y cómo habría que tratarla. Thomas Szasz, médico psiquiatra y psicoanalista aborda este tema en su libro El mito de la enfermedad mental, empezando así un debate sobre los denominados trastornos mentales.

También quiero tratar por qué la gente siente la necesidad de buscar detrás de todo crimen o acto malvado algún trastorno mental buscando de esta manera una escusa a nuestra mala conducta.

Finalmente abordo el tema de la “enfermedad” mental más diagnosticada y usada por la psiquiatría desde que empezó: la esquizofrenia. El verdadero problema mental no radica en el paciente, si no en la familia de éste. Lo único que genera el “enfermo” es una conducta no convencional causada por su familia. 

I. ¿Qué es la antipsiquiatría?

La antipsiquiatría es la critica a los mecanismos psiquiátricos utilizados hasta el momento, es decir, los utilizados desde mediados del S.XIX hasta ahora. En 1957 también se pondrá en cuestión la noción de enfermedad mental a manos de T.Szasz, psiquiatra norteamericano, creando así una definición más amplia. Pero Cooper, en su obra Psiquiatría y antipsiquiatría, amplía la definición diciendo que “la Antipsiquiatría es política y subversiva, por su misma naturaleza, con respecto al represivo orden social burgués. La antipsiquiatría es quien está dispuesto a correr los riesgos involucrados en alterar progresivamente y radicalmente la forma en la que vive. El o la antipsiquiatra debe estar dispuesto a abandonar los mecanismos de seguridad de la propiedad, los juegos monetarios explotadores y las relaciones estáticas, confortables, de tipo familiar, oponiéndoles la solidaridad y la camaradería. Debe estar dispuesto a ingresar en su propia locura, quizás hasta el punto de ser invalidado socialmente, ya que si así no lo hace, no estará capacitado. La antipsiquiatría es una parte necesaria y urgente de la revolución permanente, de lo contrario no es nada.”

Lo que principalmente critican los antipsiquiatras es que en la enfermedad mental no hay ningún trastorno químico, ninguna lesión neurológica y ninguna malformación en el cerebro. En cambio, manifiestan que el origen de ésta es exclusivamente social y ha servido, mediante las prácticas psiquiátricas, formar durante más de un siglo un estado de represión hacia los pacientes denominados locos. Para ello la locura ha ido evolucionando y amoldándose a los pensamientos de cada época, como dice Foucault en Historia de la locura, pieza clave para perfeccionar el movimiento de la antipsiquiatría.

Ya hemos visto el rechazo de la antipsiquiatría hacia la psiquiatría tradicional, pero… ¿qué solución da? La antipsiquiatría dice que la solución vendrá dada por la política, en el compromiso de ella hacia la psiquiatría tradicional y su poder para modificarla.

II. Breve historia de la antipsiquiatría por Europa.

En Inglaterra los máximos representantes fueron D. Cooper y R.D. Laing, que por separado, llevaron a la práctica sus modelos de antipsiquiatría.

Cooper analiza su experiencia en 1962, transformando un hospital abandonado en un pabellón para jóvenes esquizofrénicos llamándolo Villa 21. Aquí los pacientes no estaban atados a ninguna regla ni rutina como en cualquier otro psiquiátrico, si no que tenían total libertad y se organizaban en asambleas junto a los miembros de personal, borrando así la distancia existente entre médico-paciente. En ocasiones, los trabajadores se veían con un alto grado de ansiedad ya que estaban continuamente tratando con esquizofrénicos de una manera distinta a la tradicional, y veían como su “racionalidad” no estaba tan lejos de su “locura”. Cooper demostró que es posible una nueva forma de trabajar, sobre todo sin la aplicación de el electroshock, con un uso reducido de tranquilizantes y terapia conjunta de familia, aunque también surgió algún problema, como la ya mencionada ansiedad entre el equipo de personal, desorden, falta de apoyo institucional…

En 1965, el doctor Laing junto con otros antipsiquiatras y varios pacientes lo llevan a la práctica formando una comunidad para personas psicóticas: Kingsley Hall. Lo que querían era favorecer el viaje interior de las personas con esquizofrenia y contaban para ello con un ambiente de protección y ayuda. Los residentes eran mayoritariamente jóvenes y el estilo de vida en la casa era comunal. Se tomaban las decisiones en asambleas y tenía estructura de autogobierno. Aquí, a diferencia de Villa 21, no había personal ni tampoco se daban medicamentos, si no lo que ayudaba de verdad a los pacientes era la atmósfera y el ambiente de compañerismo, reforzando así su viaje interior.

Lo que tenían en común estos antipsiquiatras era su compromiso político. Creían que al cambiar la sociedad, podría cambiar la psiquiatría tradicional hacía los métodos antipsiquiatras. Era una verdadera lucha, por eso lo intentaron llevar a cabo.

En Italia, la antipsiquiatría estuvo en manos de Franco Basaglia. Defendía que el internamiento psiquiátrico sólo agravaba la enfermedad mental del paciente y después de trabajar en Londres, dónde aprendió el funcionamiento de una comunidad terapéutica, llevó a cabo su proyecto en el Hospital de Trieste. En este centro se suprimieron las terapias de shock, celdas de aislamiento, separación entre hombres y mujeres, etc., y se crearon espacios para reuniones, asambleas y juegos. Se expandió en centros más pequeños por parte de la ciudad y se buscó trabajo para aquellos pacientes que ya no necesitaban estar ingresados.

En 1978 gracias a Basaglia, se creó la ley 180 en el Parlamento Italiano, que comulgaba el cierre de los

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