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APLICACIÓN DE LA MORAL


Enviado por   •  4 de Abril de 2015  •  Tesis  •  4.491 Palabras (18 Páginas)  •  149 Visitas

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UNIDAD 5: APLICACIÓN DE LA MORAL

LOS PRINCIPIOS MORALES

La moral no es lo mismo que lo ético pues mientras la primera es vida, la segunda es un saber que se intenta llevar a la práctica. No obstante la ética es un saber para saber vivir, existen muchas propuestas filosóficas: Los principios éticos pretender llevar al vivir bien durante el transcurso hacia una vivencia moral.

Ética Normativa Teológica o de Deberes: Centrada en los deberes morales y fines de los bueno o lo justo:

Éticas eudemonistas

Las teorías eudemonistas defienden todo aquello que pretende alcanzar la felicidad. Su principal representante fue Aristóteles, quien defendía que para llegar a ella hay que actuar de una manera natural, es decir, actuar con una parte “animal”, con una parte racional y con una parte social.

Primeramente, la expresión de “actuar con una parte animal” se refiere a la necesidad de obtener bienes físicos y materiales. Por otro lado se sobreentiende que actuar de manera racional significa que debemos haber cultivado previamente nuestra mente para alcanzar un cierto nivel de sabiduría y, así, actuar con la razón por delante de nuestras decisiones. Por último, actuar socialmente hace referencia a la práctica de la virtud, que según Aristóteles “se situaba en el punto medio entre dos pasiones opuestas.” 67

Los seguidores de la ética eudemonista (incluido el propio Aristóteles) defendieron desde el primer momento que es imposible alcanzar la felicidad absoluta. Sin embargo fue más tarde cuando, Tomas de Aquino, llegó a afirmar que realmente puede llegar a conseguirse este tipo de felicidad, aunque bien es verdad que admitió que esto solo sería posible en otra vida, posiblemente después de la muerte. Hay varias éticas consideradas como “eudemonistas” entre las que destacan el utilitarismo, la doctrina estoica, y el hedonismo.

Fue Jeremy Bentham el primero que construyó un sistema ético a partir de la idea del placer. Para ello se basó en la teoría del hedonismo, la cual tenía como intencionalidad buscar el placer físico y evitar el dolor físico. Jeremy formuló el “cálculo utilitario”, el cuál argumentaba que “las acciones más morales son aquellas que maximizan el placer y minimizan el dolor”, es decir, que cuanta más cantidad de placer y menos cantidad de dolor provoque una acción más moral es. Más tarde y también partiendo del hedonismo, John Stuart Mill modificó el utilitarismo centrándolo en la máxima felicidad para el mayor número de personas. Esta forma de ver el eudemonismo se denominó como “eudemonismo social”. Cuando el utilitarismo fue expuesto a la sociedad por primera vez, apareció ante esta como una filosofía radical, ya que intentó situarse al nivel moral de la Biblia y de la iglesia. Dicho de otra manera, “el utilitarismo proveyó una forma para que las personas vivieran vidas morales aparte de la Biblia y sus indicaciones.” Intentar anteponer la razón a la divinidad demolió esta ética. La filosofía estoica se basa en cuatro “virtudes”: el valor, la justicia, la sabiduría y la templanza.

El estoicismo tiene, también, una curiosa forma de observar el mundo. Argumentaba que las personas deben respetarse y ayudarse unos a otros. Exponían que los factores externos como la raza, la riqueza o la pobreza, la clase, o el sexo, no debían influir en las relaciones sociales. Por lo tanto la doctrina estoica, como filosofía anterior al cristianismo, se centró desde un primer momento en “la fraternidad de la humanidad y la igualdad natural de todos los seres humanos.”

Éticas Hedonistas:

Epicuro de Samos, al responder a la pregunta "¿cómo podemos ser felices?", inició otra tradición ética: la hedonista (de hedoné, placer). Esta tradición se asienta sobre tres puntos que ya Epicuro señaló: - Todos los seres vivos buscan el placer y huyen del dolor. Por tanto, el móvil del comportamiento animal y humano es el placer. - La felicidad consiste en organizar de tal modo nuestra vida que logremos el máximo de placer y el mínimo de dolor. - Precisamente porque se trata de alcanzar un máximo, la razón moral será una razón calculadora. El hedonismo epicúreo es individualista (se trata de lograr el mayor placer individual). Sin embargo, en la Modernidad, el hedonismo se convertirá en social y recibirá el nombre de utilitarismo.

Éticas Utilitaristas:

El utilitarismo de John Stuart Mill- El utilitarismo considera que los seres humanos estamos dotados de unos sentimientos sociales, cuya satisfacción es fuente de placer. Entre ellos está el de simpatía (capacidad de ponerse en el lugar de cualquier otro, sufriendo con su sufrimiento, disfrutando con su alegría), que nos lleva a extender a los demás nuestro deseo de obtener la felicidad. El principio de la moralidad es entonces "la mayor felicidad (el mayor placer) para el mayor número posible de seres vivos" y funciona a la vez como criterio para tomar decisiones racionales.

Éticas de areté o excelencia:

Areté (en griego ἀρετή aretḗ 'excelencia') es uno de los conceptos cruciales de la Antigua Grecia; sin embargo, resulta difícil precisar con exactitud su extraño y ambiguo significado. En su forma más general, para algunos sofistas la areté es la «excelencia» o prominencia en el cultivo de la elocuencia; la raíz etimológica del término es la misma que la de αριστος (aristós, 'mejor'), que designa el cumplimiento acabado del propósito o función.

Según Hipias el fin de la enseñanza era lograr la «areté», que significa capacitación para pensar, para hablar y para obrar con éxito. La excelencia política («ciudadana») de los griegos consistía en el cultivo de tres virtudes específicas: andreia (Valentía), sofrosine (Moderación o equilibrio) y dicaiosine (Justicia): estas virtudes formaban un ciudadano relevante, útil y perfecto. A estas virtudes añadió luego Platón una cuarta, la Prudencia, con lo que dio lugar a las llamadas Virtudes cardinales: la prudencia, la fortaleza y la templanza se corresponderían con las tres partes del alma, y la armonía entre ellas engendraría la cuarta, la justicia. En cierto modo, la areté griega sería equivalente a la virtus, dignidad, honor u hombría de bien romana.

Para los primeros griegos guerreros de hace más de tres mil años el único camino era mediante hazañas en la batalla. El ejemplo clásico es Aquiles, quien prefiere morir en combate antes que cualquier otra forma de vida. Los griegos tenían mucho miedo al destino. El destino podía impedirles

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