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ARTURO ANDRES ROIG


Enviado por   •  18 de Abril de 2014  •  2.213 Palabras (9 Páginas)  •  276 Visitas

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ARTURO ANDRÉS ROIG

Por Dalia Maritza Silva Bravo

…El colonialismo no se conforma simplemente con imponer su dominio sobre el presente y el

futuro de un país dominado. El colonialismo no se satisface con mantener a un pueblo entre sus

garras y vaciar el cerebro del nativo de toda forma y contenido. Por su suerte de la lógica perversa,

se vuelve al pasado del pueblo oprimido, lo distorsiona, lo desfigura y lo destruye.

Frantz Fanon, Los Condenados de la Tierra (1961)

Es triste y lamentable para la toda humanidad que la muerte en ocasiones sea una parte inevitable de nuestras existencias, puesto que mentes dedicadas a la incansable búsqueda de cambio nos abandonan, no sin antes dejarnos el legado y la responsabilidad de continuar con sus ideales.

Uno de aquellos grandes pensadores latinoamericanos que apenas estoy conociendo es Arturo Andrés Roig, ejemplo de constancia, trabajo y continua dedicación y amor al estudio. Hijo de Fidel Roig Matóns y María Elizabeth Simón, Arturo Andrés Roig nació el año de 1922 en Mendoza, Argentina.

Para 1930, la situación política argentina no era la mejor, suscitándose el golpe militar del 6 de Septiembre para derrocar al Presidente Hipólito Yrigoyen de la Unión Cívica Radical, dando inicio el período conocido como la “década infame ” y el “fraude patriótico ” Por lo que Arturo Andrés Roig y sus hermanos fueron enviados a estudiar a la escuela Federico Moreno en Mendoza donde su madre era maestra. Con sus padres cultivaron una intensa vida literaria que se completaba con las salidas a pintar de su padre en la región de Huanacache.

Arturo Andrés Roig egresó como maestro normal e ingresó a la recientemente creada Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo, donde enseguida se destacó y en la cual culminó estudios en el año de 1949 . Inmediatamente egresado, con el título de profesor de enseñanza normal y especial de Filosofía, colaboró en el Primer Congreso Nacional de Filosofía realizado en aquella Casa de Estudios, con su amigo Mauricio Amílcar Lópe quien fue nombrado prosecretario de actas y Roig secretario de archivo.

El hecho que marcó la línea de estudio que el doctor Roig seguiría a lo largo de su vida fue su primer viaje a Europa, en 1950. El deseo de aprender y escudriñar más en el campo filosófico lo llevo a descubrir como la filosofía europea se encerraba en sí misma y no permitía pasar a un segundo o tercer estadio. El doctor Roig tuvo la oportunidad de profundizar en cuanto a la Filosofía clásica y la francesa, pero no había nada que se relacionara con el pensamiento latinoamericano. A su retorno a Argentina, Roig comenzó a pensar “desde lo nuestro”, “pensar nuestras cosas”. Así como muchos otros pensadores y filósofos latinoamericanos no desecharon lo aprendido en Europa, de la misma manera, Roig buscó las estrategias de adecuar lo aprendido a nuestros contextos latinoamericanos:

“La necesidad de pensar o de ejercer el pensamiento con todas las técnicas que existen, con todas las exigencias técnicas del pensar académico pero aplicada a otra realidad y vista desde otra realidad” (Roig, 2012).

Roig vincula uno de los principios Hegelianos para entender el punto de partida de una filosofía latinoamericana. “es necesario ponernos para nosotros mismos como valiosos", cuya significación de la palabra nosotros, en el caso de los pueblos latinoamericanos, supone una unicidad que a la vez encierra la gran diversidad contenida en los territorios americanos, diversidad de etnias, pensamientos, formas de vida, entre otras. Esta unicidad debe, igualmente, ser comprendida desde la conciencia histórica elaborada y recibida “socialmente que se integra para nosotros como supuesto permanente desde nuestra propia inserción en un contexto social”

Para Roig, la filosofía tiene un papel social que obligatoriamente conlleva partir del momento histórico en que cada individuo se encuentra inmerso, de modo que cada persona es un sujeto histórico – social. Las ideas de Roig, cargadas de la influencia del pensamiento de Dilthey, no sólo hacen referencia a la historia del hombre como universalidad, sino a la historia del hombre en su contexto geopolítico, social y económico afectado, enriquecido o transformado por los aportes de otras culturas que, a su vez, resultan en una manera nueva de verse así mismo. El hombre latinoamericano a lo largo de su historia de mestizaje y transformación continua en contacto con otras culturas, explica Roig, ha estado en un constante vaivén entre lo que es y lo que quiere ser y lo que pudo haber sido. La Conquista y la Colonia dejaron en el hombre latinoamericano el sin sabor de la dependencia actitudinal y comportamental de quienes llegaron a las tierras americanas con ideas civilizatorias y expansionistas. Sin embargo, en tiempos actuales, las ideas del hombre latinoamericano han ido transformándose de modo tal que se ha comenzado a entender cómo la unidad latinoamericana es posible sólo a partir de una unicidad de pensamiento y de reconocimiento de nuestra identidad, sin que esto quiera decir que olvidemos la increíble diversidad que posee el continente americano,

La historia de las ideas es un conocimiento que abarca a todo el continente y que ejerce un papel social y político importante en la medida en que a través del estudio del desarrollo de las ideas en las diversas etapas de la formación de todas nuestras nacionalidades se van encontrando lazos de unión, relaciones sociales, humanas, espirituales, que justifican un proyecto de América Latina unida, en pocas palabras, la relación que hay entre la historia de las ideas y la política de una unidad latinoamericana es muy fuerte.

Roig se interesó profundamente en el pensamiento latinoamericano y se cuestionó ampliamente sobre cuál sería la forma más adecuada de hallar la conexión de nuestras decisiones como pueblos independientes con nuestro pasado cultural e histórico. Roig analiza cómo al conocer la evolución de las maneras de pensar de los pueblos y de sus integrantes puede dar un fundamento sólido a las decisiones que se puedan tomar en la actualidad. El grave problema que Roig descubre en el estudio de la historia de las ideas se relaciona en el modo en que los pueblos y las comunidades latinoamericanas, en general, se han visto a sí mismas; no como fuentes filosóficas, sino como entes e individuos pasivos que no pueden hacer un aporte valido para sus contextos, es decir, como sujetos “a-filosóficos”.

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