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Apología De Socrates


Enviado por   •  21 de Agosto de 2012  •  1.561 Palabras (7 Páginas)  •  353 Visitas

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En la primera parte de la apología de Sócrates, Sócrates realiza un discurso de defensa contra sus acusadores, Meleto, Licón y Ánito. Se defiende de sus inculpaciones, las cuales son:

1º.- Que comete delito al investigar los fenómenos celestes y subterráneos, debido a que, según ellos, convierte el argumento más débil en el más fuerte, instruyendo esto a otros, y sin creer en los dioses, es decir, es ateo.

2º.- Otra acusación es que es un sofista, o sea, que cobra dinero a cambio de enseñar.

3º.- Lo consideraban como una persona que se dedicaba a engañar a la gente por su facilidad de palabra. Según sus acusadores, Sócrates tenía un lenguaje bastante elocuente.

4º.- Comete delito por pervertir a los jóvenes y no creer en los dioses en los que cree la ciudad, sino en otras divinidades nuevas.

A lo largo de esta primera parte, Sócrates explica su inocencia mediante varios ejemplos expuestos durante su apología. Durante su discurso de defensa, Sócrates insiste en que él dice claramente la verdad.

Para él, la verdad es una virtud de la sabiduría, y que no hay efecto sin causa. Por ello, según él, todo efecto tiene su propia causa. Propone que la envidia va a impedir que nos autoestimemos.

Según Sócrates, su mala fama se debe a la sabiduría que posee. Su dios le aseguró que no existía un hombre más sabio que él en todo el mundo. Esa mala fama se originó porque Sócrates se ponía a examinar a la gente que se creía sabia, sin realmente serlo, y haciéndoles conocer su verdadera imagen de ignorancia. Sócrates explicaba a los jueces que él no poseía sabiduría de ningún tipo respecto a los temas cosmológicos. En cambio, se consideraba más sabio que aquellos que presumían de ello, porque reconocía su ignorancia ante los temas que desconocía, o sea, los cosmológicos, cosa que no confesaban los presuntuosos.

Él negaba que se dedicaba a imponer su doctrina a la gente, a cambio de una remuneración. Él era realmente un antisofista: Sócrates enseñaba, pero con un fin educativo, sin pedir dinero a cambio. También alega que no ha sido maestro de nadie, y que no ha ejercido magistratura alguna en la ciudad, pero que fue miembro del Consejo.

Sócrates deja también claro que no posee un lenguaje tan elocuente como para conseguir engañar a la gente que instruía gratuitamente, sino que tiene dificultad para expresarse lingüísticamente.

Sócrates asegura que cree en los dioses y que es falso el ateísmo que sus acusadores manifiestan de Sócrates, porque según Meleto, Sócrates cree en otras divinidades nuevas, pero éste no está de acuerdo con lo que Meleto dice, ya que, como Meleto afirma que cree en otras divinidades distintas a los dioses en los que cree la ciudad, entonces, según él, quiere decir que Sócrates, como cree en dichas divinidades, está dando a entender que no es ateo, y que por tanto, cree en los dioses. Meleto siempre contradice la defensa de Sócrates, y responde siempre que no a lo que él afirma.

Sócrates niega que él haya corrompido a los jóvenes. Señala que si según Meleto, él corrompe a los jóvenes, que entonces explique Meleto el motivo por el cual la gente disfruta observando cómo Sócrates interroga a los que se creen sabios sin serlo, y que en caso de que fuera cierta la acusación de Meleto, entonces deberían haber asistido al juicio los corrompidos y sus familiares para vengarse de él mediante acusaciones. Cambia su concepto de culpabilidad por el de ignorancia. Establece una conversación dialogada con Meleto, el cual, durante su comparecencia ante el Tribunal, estaba obligado a responder las preguntas del acusado. En esta conversación Sócrates revela que Meleto ha acusado a Sócrates únicamente para ponerlo a prueba, sabiendo muy bien que no es ateo, y que le ha acusado por pura desvergüenza, vehemencia y temeridad juveniles. Según él, Meleto ha querido someterlo a prueba con el fin de averiguar si de verdad es tan sabio como dicen.

Sócrates manifiesta que no teme a la muerte cuando se trata de la justicia, sino todo lo contrario. Si él temiera a la muerte, entonces Sócrates no creería en los dioses. Da la razón de su arrogancia ante la muerte al explicar que ni siquiera ha invocado a sus familiares para que le ayuden a que los jueces le absuelvan de las críticas falsas.

Finalmente, Sócrates concluye esta primera parte de su apología, dejando la justicia en manos de los jueces (a los que llamaba atenienses) y dejando claro su superioridad sobre los demás en la creencia de los dioses.

En la segunda parte de esta apología, Sócrates es condenado, después

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