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Biografìa De Filòsofos

5305151417 de Octubre de 2013

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INTRODUCCION:

Con este trabajo pretendemos mostrar las teorías del conocimiento que se dieron en las diferentes etapas, queremos recordar un poco sobre el significado como tal, de las teorías del conocimiento y una breve reseña sobre estas, así como sus filósofos representantes y el contexto sobre el cual se presentaban en estas épocas. También exploraremos de una manera general las diferentes teorías que sobre el conocimiento se han dado a través de la historia de la filosofía por sus más reconocidos exponentes y así tratar de llegar por medio de la crítica a una conclusión que nos permita tener una idea más clara de la magnitud del problema que ha representado y representa hasta hoy en tema del conocimiento.

Daremos un vistazo a las principales posiciones que sobre la teoría del conocimiento se han dado; Descartes, Aristóteles, Kant y Hume,etc. sin lugar a dudas son los principales filósofos que han aportado sus teorías en este campo sobre el conocimiento. 

TEORIA DEL CONOCIMIENTO EN LA EDAD MEDIA.

En esta teoría hubo una división de la filosofía en filosofía griega y filosofía medieval. En la griega observamos preocupación por el conocimiento racional, entendido este como el esfuerzo puramente humano por alcanzar la verdad y del que se deriva, en algunas ocasiones, una posición ética. En la filosofía medieval, el conocimiento puramente humano sirve como medio para esclarecer el conocimiento teológico. El conocimiento teológico es el verdadero, mientras que el humano está sujeto al error y, por lo tanto, no es tan confiable como el teológico, la distinción está, concretamente, entre el conocimiento revelado y el adquirido por medios humanos, esto es, la distinción entre la fe y la razón.

Esta filosofía se elaboró en las instituciones eclesiásticas, siendo llamada “escolástica” especialmente las escuelas conventuales, catedralicias, de las que surgieron las primeras universidades. En aquellas escuelas se enseñaron los siete artes medievales: el trívium (las llamadas materias literarias; dialéctica, gramática y retórica) y el cuadrivium (llamadas materias científicas: aritmética, astronomía, geometría y música). La razón operaba en discusiones que no pusieron en cuestión la premisa de la omnipotencia y la omnipresencia divina, así como la elaboración de conceptos filosóficos, buscando la conciliación entre las tesis opuestas que a veces se hallaban en el campo de la revelación. La revelación era considerada jerárquicamente superior a la razón. En esta temática, San Agustín considera como predominante el orden del corazón en donde domina el sentimiento.

Santo Tomás, en esta era medieval y por la influencia filosófica escolástica, tuvo el mérito de haber reivindicado la autonomía relativa de la razón, lo que en última instancia facilitó la separación de la filosofía y la teología, permitiendo que aquella se librara del yugo dogmático, con que la ortodoxia oficial de la iglesia católica le había sometido la Edad Media.

SAN AGUSTÍN.

Es el primer hombre medieval y el identifica la diferencia entre el mundo antiguo y el mundo medieval. El nace en Tagaste (África) en el año 354 y muere en el año 430. En San Agustín todo cambia y se debate en la filosofía y le teología medievales, la intimidad del hombre y su relación con Dios y él es el descubridor de la intimidad humana y representa un esfuerzo intelectual de mayor inteligencia de la fe cristiana a través del neoplatonismo que procede de Plotino. La dialéctica agustiniana consiste en el examen del mundo para interiorizarlo en el alma y ahí interpretarlo para llegar a Dios, pero, el esfuerzo cognoscitivo total no tiene sentido sin la fe.

Para San Agustín, la realidad cognoscitiva se divide en dos, al igual que en Platón: la sensibilidad, propia del mundo exterior, y la del mundo interior. Y el conocimiento total para San Agustín, es conocimiento de Dios o divino, y sólo lo podemos encontrar en la intimidad. Por ello, sólo hay dos realidades que interesan: el alma y Dios. El alma porque en ella encontramos a Dios, la verdad inmutable y necesaria. Al igual que Platón San Agustín piensa que las verdades inmutables y necesarias se encuentran únicamente en el alma, no en el conocimiento sensible. La Verdad Suprema o Dios es la verdad total, pero San Agustín dice que hay otras verdades con las matemáticas.

El conocimiento que tenemos del mundo exterior, las cosas sensibles, a pesar de que es mudable, también es cierto que nos dan un conocimiento parcialmente verdadero, nos muestra cómo son las cosas, pero sensiblemente. Un conocimiento interior de las verdades racionales, las matemáticas y el asentimiento del conocimiento exterior. Dios se revela en el alma; ilumina nuestro entendimiento para poder ver estas verdades acerca de dios, así que es un conocimiento por iluminación. La iluminación es una experiencia personal, pero su fin último no es un mero hecho del conocimiento sino un hecho de la existencia individual.

San Agustín se identifica en gran parte con lo helénico, pero lo deja y descubre lo que ha de permanecer a lo largo de la filosofía y existencia del hombre moderno: la intimidad y la duda. La duda agustina no es la duda cartesiana porque la duda cartesiana evidencia la independencia gnoseológica y existencial del hombre; San Agustín con su duda, dice que si el duda es porque existe y solo es la evidencia de mi existencia ligada a Dios; o sea él es dependiente de Él. San Agustín dice también que la fe es superior al saber y la esperanza supera a la seguridad del conocimiento, la misericordia por encima de la justicia y el hombre es el único que puede conocer la verdad o sea (Dios).

DIONISIO AREOPAGITZ.

Obispo y mártir ateniense. Según los Hechos de los Apóstoles, era miembro del Areópago ateniense, y más tarde se convirtió al cristianismo, por influencia de Pablo. Según la misma fuente, habría sido el primer obispo de Atenas y habría sufrido el martirio bajo el emperador Domiciano. Durante siglos se le atribuyeron diferentes obras que actualmente se consideran escritas por otro autor, al que se llama Pseudo Dionisio Areopagita, y que habría vivido en Siria o Egipto. Estas obras, de inspiración claramente neoplatónica, tuvieron una amplia influencia en la escolástica europea de la Edad Media. El escritor al que llamamos Pseudo Dionisio Areopagita es un personaje misterioso cuya realidad histórica sigue siendo aún un enigma. Con estilo original y vigoroso, escribió entre 480 y 530 una serie de tratados que la Edad Media veneró casi como textos sagrados. Se ignora si incluso se llamaría Dionisio. Mediante un recurso literario que podía suponer necesidad de ocultación o bien la ingenua esperanza de participar en la fama de un hombre ya por otros conceptos glorioso, se hizo pasar por el discípulo de San Pablo convertido tras el discurso del apóstol en el Areópago; y así, se amparó principalmente en esta personalidad y dirigió diez cartas a figuras de los tiempos apostólicos, como Cayo, Sosípatro, Policarpo, Demófilo, Tito e incluso "Juan, teólogo, evangelista y apóstol desterrado en la isla de Patmos".

Sus escritos fueron redactados a fines del siglo IV a comienzos del V, bajo la influencia neoplatónica. Los problemas que trata él en la Teoría del conocimiento es el problema central que es referente al conocimiento de la naturaleza divina y las posibilidades de nombrarla adecuadamente. Dionisio se inclina por la revelación. A Dios no se le puede aplicar ningún pensamiento o palabra, y esto es así, pues Dios es sobreesencial y secreto. Dios es el Supra-ser y lo Supra-uno. Dios es el bien y debemos entenderlo en un sentido que trasciende todas las significaciones. Así, el conocimiento de Dios, según Dionisio, nos lo proporciona una teología mística en la cual el hombre alcanza el supremo “saber” porque es el más importante por medio de la suprema ignorancia. Podemos decir y nombrar a Dios de muchas formas pero no las entendemos, y lo que nos queda es aceptarlas como fuente de revelación.

PEDRO ABELARDO.

Filósofo y teólogo francés. Talento privilegiado, fue alumno y bien pronto adversario de Guillermo de Champeaux y de Anselmo de Laon. Lo consideran padre de la escolástica. Por su espíritu crítico racional y por el papel que su Ética otorga al factor subjetivo, Abelardo rebasa ampliamente la filosofía de su tiempo.

Nació en el año 1079, cerca de la ciudad de Nantes (Francia). En 1125 fue elegido abad del Monasterio de Saint-Gildas-de-Rhuis. Murió en el año 1142 y su cuerpo yace hoy junto al de Eloísa en un cementerio de París. Algunas de sus teorías y de sus obras fueron condenadas por concilios católicos. Abelardo fue precursor del proceso histórico por el que creció la influencia de Aristóteles respecto de la de Platón en la teología cristiana. Entre sus obras teológicas se destaca Sí o no. En ella presenta afirmaciones de las Sagradas Escrituras y de Los Padres de la Iglesia aparentemente contradictorias. Con ello busca mostrar que no debe utilizarse el criterio de autoridad en Teología de un modo arbitrario

Si bien es cierto que Abelardo tuvo un exagerado optimismo sobre la capacidad de la razón para comprender los dogmas, intentando incluso interpretar racionalmente el de la Santísima Trinidad, no es menos cierto que consideraba que la autoridad de la fe está por sobre la razón, y que la finalidad principal de ésta es esclarecer las verdades de fe y refutar a los infieles.

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