CRITERIOS QUE DAN ORIGEN ALOS PATRONES CULTURALES
garciamonica28 de Septiembre de 2012
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Cultura
Hay cultura donde hay hombre, y viceversa (Mosterín, 1993). Sólo se está ante lo que entendemos por cultura cuando nos referimos a lo humano.
El hombre es a la vez producto de la evolución biológica y protagonista de la cultura que él genera. El hombre ha salido de la naturaleza sin dejar de pertenecer a ella. El "salto" a la cultura no hay que entenderlo como una brecha total ya que el hombre nunca abandona la naturaleza.
Cultura es el modo común de pensar organizado de los individuos de una sociedad en orden a producir actividades sociales coherentes, tanto de acción material como de acción individual.
LA cultura es producto del aprendizaje y no de la herencia.
El pensar organizado se refiere al modo conocido de transmitirse ideas unas personas a otras en forma inteligible, y asimismo, al modo social también reconocido de realizar éstas su comportamiento, para lo cual el lenguaje viene a ser el vehículo básico de la relación humana culturalmente organizada. Esto quiere decir que la cultura toma sentido a partir del lenguaje, pues éste representa no sólo un modo específico de equiparar al individuo con medios simbólicos de relación y comprensión de la realidad, sino que también hace obtener un conocimiento preciso de la cultura por el hecho de que en él se incluyen formas de designar las cosas y el comportamiento de los miembros de una sociedad.
El lenguaje es nuestra puerta de acceso al mundo, la "mediación universal" operante en todas las relaciones humanas, entre los individuos, y mediando también la relación de éstos con la naturaleza. Condiciona y posibilita la cultura y es el factor humanizante por excelencia.
Sin embargo, además de la totalidad de los conceptos y productos que forman el inventario cultural de una sociedad, "cultura" abarca los modos de acción que refieren a los modos de vivir de los hombres en una sociedad, que se explican en función de las relaciones sociales integradas en el espacio y en el tiempo.
Lo "material" alude a la producción material, como un instrumento de supervivencia y del vivir de los hombres, como por ejemplo el equipo doméstico, las armas, etc. El ámbito de acción referido a lo espiritual refiere a las ideas, valores, orientación de la personalidad, concepción del mundo, ideologías, etc. El ámbito espiritual constituye el aspecto de la cultura que existe como una realidad autónoma. Conforme a estos principios, Berenger Castellari coincide con Malinowski (1948, 56) en decir que el rasgo principal de la cultura es el estar organizada.
Hombre y sociedad
Frente a la concepción burguesa del hombre, marcadamente individualista (Mac Pherson, 1979; también Renault, 1993), se ha ido subrayando la dimensión social del hombre como algo constituyente. El hombre concreto es tal en tanto que vive en el seno de unas relaciones sociales en virtud de las cuales es humano (Marx, Karl, Manuscritos).
Sin individuos, no hay conjunto de relaciones sociales, pero el individuo humano solamente es tal en esa trama relacional, pudiendo decirse a la vez que es a la vez resultado –aunque no sólo eso- de ese conjunto en su totalidad. En un sentido lato de los términos, sociedad e individuo siempre se han mediado entre sí.
El grado de interacción cultural de las sociedades modernas es menor que el de las primitivas. Así, la afirmación de Durkheim (1928, 157) de que a mayor primitivismo social, mayor es el numero de semejanzas que pueden advertirse en los miembros de una sociedad. Esa semejanza los hace ser, social y culturalmente, más homogéneos, haciendo que el sistema cultural total sea casi universal a los efectos de la frecuencia de participación de sus individuos en el mismo a través de grupos sociales y de subsistemas culturales que son básicamente comunes. Cuantos menos subsistemas culturales existen en una sociedad, mayor será su integración cultural. En una sociedad urbana, los límites de desviación del comportamiento individual son, en comparación con las sociedades primitivas entonces, muy amplios.
Evolución de la cultura
El modo de producirse las formas y las estructuras culturales, es histórico. La cultura representa una experiencia social que, a su vez, se transmite de unos individuos a otros a través del llamado proceso de socialización uno según el cual individuos y grupos entran simultáneamente en contacto con cada persona y la instruyen en las técnicas que le permitirán relacionarse en el mundo externo. Estas técnicas incluyen valoraciones específicas de este mundo externo, de conciencia específica o histórica de la realidad, así como un modo relativamente homogéneo de representarla y experimentarla.
Toda cultura es un acto de formación y reformación continua y a la vez constituye una estructura de comportamiento que para tener homogeneidad, necesita repetirse. Sus cambios implican no sólo transformaciones del medio, sino también del hombre y de las relaciones de éste con otros, y de éstos en conjunto con la producción de bienes materiales.
El modo de producirse las formas y las estructuras culturales, es histórico. La cultura representa una experiencia social que, a su vez, se transmite de unos individuos a otros a través del llamado proceso de socialización uno según el cual individuos y grupos entran simultáneamente en contacto con cada persona y la instruyen en las técnicas que le permitirán relacionarse en el mundo externo. Estas técnicas incluyen valoraciones específicas de este mundo externo, de conciencia específica o histórica de la realidad, así como un modo relativamente homogéneo de representarla y experimentarla.
Toda cultura es un acto de formación y reformación continua y a la vez constituye una estructura de comportamiento que para tener homogeneidad, necesita repetirse. Sus cambios implican no sólo transformaciones del medio, sino también del hombre y de las relaciones de éste con otros, y de éstos en conjunto con la producción de bienes materiales.
Antes de nuestra era, los atenienses (en la época de Pericles) admiraban los mismos templos y las mismas estatuas, aplaudían las mismas tragedias o las mismas comedias, formaban verdaderamente un pueblo, desde los aristócratas de la cultura, hasta los artesanos y quizá los esclavos.
Los "vínculos naturales" del mundo medieval que conformaban una comunidad, dejan paso a "vínculos artificiales" que los individuos establecen entre sí: es el paso de la comunidad a la sociedad analizado por F. Tönnies. La individualidad, resultando de un proceso histórico-cultural de individualización, emerge con la transición de lo comunitario a lo societario, que tiene lugar con la aparición de la sociedad burguesa en el despegue del capitalismo europeo.
A fines del siglo pasado, la mayoría de la gente vivía en pueblos y no se hubiera encontrado con un extranjero de una cultura remota en toda su vida. A fines del siglo pasado, y en los comienzos de éste, la mayoría de la gente entra en contacto con personas de otras culturas a diario.
Imágenes de otras culturas llenan las pantallas de la TV y el cine, y en sus lugares de trabajo, calles y mercados, la gente encuentra comerciantes, migrantes, viajeros y refugiados constantemente, en especial en las ciudades. En el espacio de 100 años, la interacción cultural en el mundo ha crecido dramáticamente.
Cultura hoy
Las interacciones globales en la actualidad presentan el problema de tensión entre la homogeneización y la heterogeneización cultural.
Homogenización que deriva o bien hacia un argumento acerca de la creciente expansión de la cultura estadounidense, o bien hacia la transformación de la cultura en mercancía. La mayoría de las veces ambos se hallan íntimamente relacionados. Sin embargo, tan rápido como las fuerzas de las distintas metrópolis logran penetrar otras sociedades, muy pronto son aclimatadas y nacionalizadas de diversas maneras.
El crecimiento de las relaciones interculturales, de corrientes políticas como el multiculturalismo, de sistemas de discriminación, del racismo, etcétera, están a la vista en la escena mundial.
El aumento de los intercambios indirectos (mediáticos e informáticos) y de los directos (cara a cara) entre diferentes culturas a raíz del crecimiento también de la industria del turismo, de las relaciones comerciales, de la programación televisiva y del desarrollo de las nuevas tecnologías, exige que se desarrollen "competencias".
Para Calderón y Dos Santos, el nuevo dinamismo del mercado y la industria cultural a nivel global conllevan un orden complejo y disgregado que difícilmente pueda ser comprendido a través de las meras relaciones de oferta y demanda o entre países centrales y periféricos; se trata más bien de la gestación, muy dinámica, de una serie de asincronías entre la política, la economía y la cultura.
Siguiendo a Ford, el proceso central en la sociedad contemporánea está producido fundamentalmente por una globalización llevada a cabo de manera salvaje y absolutamente dependiente del mercado; crecimiento de diferentes tipos de brechas, diversidades críticas y diferencias socioeconómicas y socioculturales.
En primer lugar, problemas estructurales tales como la creciente ampliación entre riqueza y pobreza, cambios en la constitución de la familia y en el rol de la mujer, aumento del empleo precario y del desempleo, nuevas
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