CULTURA DE PAZ

CULTURA DE PAZ

No podemos hablar de una cultura de paz sin mencionar antes que la evolución de la  historia de la humanidad e incluso hasta la actualidad está llena de guerras y conflictos.

Muchísimas veces nuestra alternativa personal para resolver un conflicto es la violencia y la imposición. Creemos que imponernos a otros mediante la fuerza es la mejor forma para obtener la razón. De esta forma en nuestro país y en el mundo se continúa  perpetuando el mismo mecanismo de resolución de conflictos: la fuerza, así se está construyendo una sociedad violenta y en permanente amenaza, justificando nuestras acciones  en nombre de la razón y la verdad. Pero a pesar de esta realidad la mayoría de las personas continúan pensando que la violencia y la imposición no es el mejor camino para resolver los problemas y que una sociedad en paz sería lo ideal para nuestro bienestar y para el progreso de la humanidad. Es ahí donde nace la Cultura de Paz.

Entonces, Una Cultura de Paz es un conjunto de valores, actitudes y comportamientos que reflejan el respeto a la vida, al ser humano y su dignidad y que por sobre todo rechaza la violencia como forma de solucionar conflictos, que la misma diversidad que se presenta en la sociedad hacen inevitables.

Cuando hablamos de conflictos, no nos referimos tan sólo al conflicto bélico o guerras, sino también a la contraposición de intereses entre personas o grupos que se pueden apreciar  en muchos ejemplos de la vida diaria. Los conflictos son de por sí, un hecho natural de las relaciones sociales, los cuales deben ser resueltos teniendo como base la comunicación, el diálogo, la cooperación y la negociación. Estas capacidades consideradas las básicas de una cultura de paz entre las personas, los grupos y las naciones, las cuales deberían ser aplicadas en todos los ámbitos de la sociedad: en la familia, en la empresa, en la política y también a nivel local y a nivel internacional.

ACOSTUMBRADOS A UNA CULTURA DE LITIGIO.

Desde tiempos remotos hemos estado acostumbrados a que otra persona resuelva los problemas por nosotros. En la época incaica por ejemplo, existía el “OJOS Y OIDOS DEL INCA “. Sin ir muy lejos, en casa había alguien, papá o mamá, que nos decía qué teníamos que hacer y ahora en que somos adultos acudimos a un juez.

Los profesionales del derecho  a pesar de que deben ser formados para resolver los problemas legales  que se originan en la convivencia social, no reciben ningún tipo de enseñanza sobre Resolución de Conflictos. Ellos han  sido formados en las universidades netamente para litigar. Por lo tanto el  abogado puede creer que algo que evita los litigios o los enfrentamientos en un tribunal  va en contra de sus intereses, pero no es así.  Por eso hay que hacer mucha sensibilización en las Escuelas Superiores y dentro del Poder Judicial, ya que hay muchos jueces que creen que el lugar natural para el manejo de los conflictos es el tribunal, cuando en realidad esto no es así porque la propiedad de los conflictos es de las propias partes, y son estas las que deben solucionarlo teniendo como principal norte la Cultura de Paz, a través de diferentes alternativas de solución de conflictos como lo son la mediación y la conciliación.

Dar poder a las partes para que solucionen sus conflictos y encuentren por si mismas la posibilidad de un acuerdo, a largo plazo constituye un proceso educativo, donde las relaciones humanas se fundamentan en el dialogo. Así aprenderían modos de relacionarse, de conversar, que puedan replicar después en otros problemas. Si esas personas tuvieran problemas para canalizar lo que realmente quieren podrían acudir a un abogado, así tendrían la posibilidad de que alguien les ayude a reflexionar, a que vean lo que está en juego y podrían llegar a un acuerdo mucho más fructífero y completo. Lo ideal sería que pudieran manejarse solos, y que cuando no puedan o para asuntos de mayor envergadura intervenga el juez.

FUDAMENTOS DE UNA CULTURA DE PAZ

La paz nace de la justicia. No se puede construir una cultura de paz sin una activa campaña contra la división y la injusticia. La justicia y la paz tienden al bien de cada uno y de todos, por eso exigen orden y verdad. Cuando una se ve amenazada, ambas vacilan; cuando se ofende la justicia también se pone en peligro la paz.

La construcción de una cultura de la paz es un proceso lento que supone un cambio de mentalidad individual y colectiva. En este cambio la educación tiene un papel importante, puesto que es esencial para fortalecer los fundamentos de la tolerancia y reducir la discriminación y la violencia en los niños y adolescentes   que serán futuros ciudadanos.

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