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Crítica De Nietzsche A La Metafísica


Enviado por   •  9 de Mayo de 2014  •  778 Palabras (4 Páginas)  •  427 Visitas

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LA CRÍTICA DE NIETZSCHE A LA METAFÍSICA

1.- Aspecto ontológico

La ontología tradicional es estática porque considera el ser como algo fijo e inmutable que no se deja ver tal como es en realidad en este mundo, donde todo es apariencia y falsedad de los sentidos, sino que el ser mismo tiene su propio mundo, lo que el hombre conoce del ser es mera apariencia. Y puesto que sabemos que este mundo es irreal, debemos buscar en el otro, en el “verdadero”, para encontrar la verdad.

Esta separación entre ser real y ser aparente, es ya un juicio valorativo sobre la vida, un juicio negativo, porque da más importancia al mundo de las ideas que al mundo de los sentidos (irreal, aparente). Para Nietzsche no hay un mundo real y otro aparente, sino sólo el devenir constante del ser creando y destruyendo el único mundo existente. La ontología tradicional se basa, a juicio de Nietzsche, en los prejuicios de los filósofos contra las manifestaciones de la vida como el horror a la muerte, al cambio, a la procreación, a la vejez, etc. Por eso la perspectiva que se tenga sobre el ser se basa sobre todo en la moralidad y por ello Nietzsche emparentó la división del mundo en real y aparente, propia del platonismo, con la moral contranatural que veía en el mundo de los sentidos la causa de la perdición, propia del cristianismo.

Si analizamos las cuatro tesis en las que Nietzsche resume el error tradicional sobre el ser, debemos tener en cuenta que “las razones” por las que este mundo se considera aparente son las categorías a través de las cuales la razón humana cree poder aprehender el ser (unidad, causalidad, identidad, finalidad… ) y que expresan la necesidad que tiene el ser humano de sobrevivir en un mundo en el que todo es devenir, estamos necesitados del error de las categorías porque gracias a ellas puede el hombre hacer frente al devenir constante del ser. El mundo llamado verdadero se construye en oposición al mundo llamado aparente, objeto de los sentidos, siempre cambiante, pero esta contraposición es una ilusión moral puesto que la ontología basada en la creencia en el devenir del ser como un error de los sentidos, basa sus categorías fundamentales en la nada, en el no-ser y se justifica en un mundo en el que el ser ha sido cosificado mediante los conceptos. Bajo esta necesidad de “inventar” un mundo distinto de este se encuentra el recelo contra la vida que es un síntoma de nihilismo (aquí arranca la moral como contranaturaleza). Toda opción filosófica que separe lo real de lo aparente (platonismo, cristianismo o Kant), implica la necesidad de racionalizar lo imposible de racionalizar, esto es, el ser como devenir, que supone buscar modelos de conocimiento, ficciones lógicas, que nos permitan encontrar la estabilidad frente a lo que es en sí un caos, caos en el sentido en el que no hay orden

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