DETERMINAR SI ELECTRA DE SÓFOCLES ES UNA TRAGEDIA DE ERROR O DE CARÁCTER

        DETERMINAR SI ELECTRA DE SÓFOCLES ES UNA TRAGEDIA DE ERROR O DE CARÁCTER

La obra inicia con un caos originado con anterioridad: de forma dosificada se nos informa que algo muy grave ha sucedido: un rey (Agamenón, padre de Electra y Orestes) ha sido asesinado fríamente a traición, con alevosía y ventaja, por su propia esposa, la reina Clitemnestra con la ayuda de su amante Egisto; los motivos, podrán ser o no justificación suficiente, pero el hecho inobjetable es que, al haber arrebatado la vida a una autoridad relacionada a su vez con la divinidad (sangre real, sangre divina), se ha cometido un hecho transgresor a la armonía que existía en el reino, y por lo tanto, a los valores que la generaban; esos valores son de una naturaleza elementalmente universal, éticos, por lo tanto pertenecientes al dominio cósmico. Clitemnestra misma tiene un sueño en el cual se le advierte de la llegada inminente del vengador de Agamenón. Este sueño puede funcionar como un signo del cosmos agredido que advierte a través de un presagio onírico su próxima reinstauración.

Electra, nuestra protagonista, está sumida en una circunstancia peculiar: el caos operante que han desatado su madre y Egisto. Esto es importante porque determina que Electra, al ser la protagonista de la obra y, al mismo tiempo, no ser responsable de la transgresión al cosmos (que pre-existe desde antes del comienzo de la trama), su trayectoria no corresponde al de un personaje de tragedia de error.

Pero Electra se nos manifiesta como un ser intensamente resentido, sumido en un profundo rencor hacia su madre y amante por el asesinato de su padre. Una mujer amargada e indomable en sus odios, cuya razón se encuentra obnubilada, lo que la lleva a enfrentamientos estériles, inútiles y desgastantes, dado su posición de desventaja, y que apuesta todo al regreso de su hermano Orestes como vengador de la muerte del padre. Podemos entender parcialmente mucho de su animadversión: a la muerte de su amado padre, Egisto y Clitemnestra se dieron al disfrute placentero y despilfarro de los bienes de la corona, incluso se nos informa que han tenido descendencia, mientras que ella y su hermana Crisótemis, se han visto reducidas a una suerte de esclavas en la tiranía de la pareja. Sin embargo, es precisamente gracias a Crisótemis, que podemos darnos cuenta que la actitud de Electra rebasa la norma de lo que es el comportamiento habitual, incluso en situaciones tan atípicas como ésta: Crisótemis también perdió al amado padre y es víctima a la par que Electra, de las humillantes vejaciones a las que las someten su propia madre Clitemnestra, pero sobre todo Egisto quien se cree dueño legítimo del reino, ¿cuál es la diferencia que origina comportamientos y reacciones tan disímiles entre ambas hermanas? Que Crisótemis no ha sido presa de la pasión, como Electra. Crisótemis está expuesta a las mismas circunstancias desfavorables de su hermana Electra, pero aún cuenta con el privilegio de la razón, el cual le permite no solo sobrevivir sin excesivo sufrimiento, sino hasta de manera más o menos ventajosa, ya que aún puede calibrar qué clase de comportamiento es conveniente ante las adversas circunstancias y cual sería catastrófico para las mismas. Electra es puro sentimiento exaltado, hipersensibilidad emotiva, su forma de concebir su realidad es defectuosa por esta causa y es un peligro potencial para sí misma y sus allegados: por ejemplo Electra recomienda a Crisótemis, poco después de haberse enterado de la supuesta muerte de Orestes, ¡y con ello de toda esperanza de salvación! que entre a palacio a asesinar a Clitemnestra y Egisto… La prudente Crisótemis se niega de forma tajante, porque este acto, fuera del éxito o fracaso de la empresa en sí misma, implica su propia destrucción a manos de los guardias. Ella tiene el suficiente raciocinio, para comprender que su condición de desventaja es un peligro constante y potencial, de manera que cuida detenidamente cada paso que da. A diferencia, Electra está desbocada y actúa por puro impulso, solo busca saciar sus ganas de vengarse, lo que en un caso determinado parecido al anterior, ya hubiera logrado su propio aniquilamiento. Y es que Electra es una víctima de las circunstancias mismas, resultado, por supuesto de una situación totalmente atípica, límite y crítica, pero cuyo carácter en particular reacciona de una manera extraordinariamente peculiar, y aquí podemos compararlo con el carácter de Crisótemis para comprobarlo… afortunadamente, así como su pasión fue activada por las circunstancias, por lógica, al desaparecer las circunstancias oprobiosas, ese proceso de reacción pasional tenderá también a desaparecer: a la llegada de Orestes y poner en marcha su plan de ajusticiamiento a los mancornadores, Electra regresa a la normalidad… El orden que reinstaura Orestes es signo de la armonía que vuelve a reinar, luego del aniquilamiento de los trasgresores, y la esfera emocional de Electra no es más que un modelo a escala, un microcosmos, que refleja lo que ocurre en el macrocosmo.  

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