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De que va la ética


Enviado por   •  2 de Julio de 2014  •  Trabajos  •  6.238 Palabras (25 Páginas)  •  213 Visitas

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Introducción.

Hay ciencias que se estudian por simple interés de saber cosas nuevas; otras para aprender una destreza que permita hacer o utilizar algo, la mayoría para obtener un puesto de trabajo y ganarse con él la vida. Ciertas cosas uno puede aprenderlas o no, de acuerdo a nuestra voluntad. Como nadie es capaz de saberlo todo, no hay más remedio que elegir y aceptar con humildad lo mucho que ignoramos. Se puede vivir sin saber leer ni escribir, se vive peor, si quieres, pero se vive. Otras cosas hay que saberlas porque en ello, como suele decirse, nos va la vida. Es preciso estar enterado, por ejemplo, de que saltar desde el balcón de un sexto piso no es cosa buena para la salud; Tampoco es aconsejable ignorar que si uno cada vez que se cruza con el vecino le atiza un mamporro las consecuencias serán antes o después muy desagradables. Cosas o circunstancias así, son muy importantes. Se puede vivir de muchos modos pero hay modos que no dejan vivir. Entre todos los saberes posibles existe al menos uno imprescindible, el de que ciertas cosas nos convienen y otras no. No nos convienen ciertos alimentos ni nos convienen ciertos comportamientos ni ciertas actitudes claro esta, a que no nos convienen si queremos seguir viviendo. Si lo que uno quiere es reventar cuanto antes es por ejemplo, rodearse del mayor número de enemigos posibles. De modo que ciertas cosas nos convienen y a lo que nos conviene solemos llamarlo “bueno” porque nos sienta bien; otras, en cambio, nos sientan pero que muy mal y a todo eso lo llamamos “malo”. Es un conocimiento que todos debemos intentamos adquirir.

Capitulo 1. De que va la ética

Hay cosas buenas y malas para la salud: es necesario saber lo que debemos comer, o que el fuego a veces calienta y otras quema, así como el agua puede quitar la sed pero también ahogarnos. Sin embargo, a veces las cosas no son tan sencillas: ciertas drogas, por ejemplo, aumentan nuestro brío. Producen sensaciones agradables, pero su abuso continuado puede ser nocivo. En unos aspectos son buenas, pero en otras malas: nos convienen y a la vez no nos convienen. En el terreno de las relaciones humanas, estas ambigüedades se dan con aún mayor frecuencia. La mentira es algo en general malo, porque destruye la confianza en la palabra y todos necesitamos hablar para vivir en sociedad- y enemista a las personas; pero a veces parece que puede ser útil o beneficioso mentir para obtener alguna ventajilla. O incluso para hacerle un favor a alguien. La mentira no nos conviene, es mala, pero a veces parece resultar buena como por ejemplo en un caso de que ¿es mejor decirle al enfermo de cáncer incurable la verdad sobre su estado o se le debe engañar para que pase sin angustia sus últimas horas? al. Que siempre dice la verdad -caiga quien caiga- suele cogerle manía todo el mundo; Lo malo parece a veces resultar más o menos bueno y lo bueno tiene en ocasiones apariencias de malo. Lo de saber vivir no resulta tan fácil porque hay diversos criterios opuestos respecto a qué debemos hacer. Algunos aseguran que lo más noble es vivir para los demás y otros señalan que lo más útil es lograr que los demás vivan para uno. Según Ciertas opiniones lo que cuenta es ganar dinero y nada más, mientras que otros arguyen que el dinero sin salud, tiempo libre, afecto sincero o serenidad de ánimo no vale nada. En lo único que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no estamos de acuerdo con todos. Para saber, que es lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado de lo que quiera cada cual, cada uno de nosotros. Si nuestra vida fuera algo completamente determinado y fatal, irremediable, todas estas disquisiciones carecerían del más mínimo sentido. Nadie discute si las piedras deben caer hacia arriba o hacia abajo, caen hacia abajo y punto. En su medio natural cada animal parece saber perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para él si discusiones ni dudas. No hay animales buenos, ni malos en la naturaleza. Y así llegamos a la palabra fundamental de todo este texto: libertad. Los animales no tienen más remedio que ser tal como son y hacer lo que están programados naturalmente para hacer. No se les puede reprochar que lo hagan ni aplaudirles por ello porque no saben comportarse de otro modo. En cierta medida, los hombres también estamos programados por la naturaleza. Estamos hechos para Beber agua y a pesar de todas nuestras preocupaciones debemos morir antes o después; nuestro programa cultural es determinante: nuestro lenguaje y somos educados en ciertas tradiciones, hábitos, formas de comportamiento, leyendas etc. Con los hombres uno nunca puede estar seguro del todo, mientras que con los animales o con otros seres naturales si por mucha programación biológica o cultural que tengamos, los hombres siempre podremos optar finalmente por algo que no esté en el programa. Podemos decir si o no, quiero o no quiero, nunca tenemos un solo camino a seguir si no varios. Cuando se habla de libertad es a esto a lo que el autor se refiere. A lo que nos diferencia de las termitas y de las mareas, de todo lo que se mueve de modo necesario e irremediable. Cierto que no podemos hacer cualquier cosa que queramos, pero también cierto que no estamos obligados a querer hacer una sola cosa. Hay cosas que dependen de mi voluntad (y eso es ser libre) pero no todo depende de mi voluntad porque en el mundo hay otras mas voluntades y otras muchas necesidades que no controlamos a nuestro gusto. A diferencia de otros seres vivos, los hombres podemos inventar o elegir en parte nuestra forma de vida. Podemos optar por lo que nos parece bueno osea conveniente para nosotros, frente a lo que parece malo e inconveniente. A veces darle demasiadas vueltas a lo que uno va a hacer nos paraliza. Es como cuando hechas a andar: si te pones a mirarte los pies y decir ahora al derecho, luego al izquierdo etc. Lo mas seguro es que te tropieces o que acabas parándote. Un motivo es el sentido que recibe la palabra en este contexto: es la razón que tienes o crees que tienes para hacer algo la explicación más aceptable de tu conducta cuando reflexionas un poco sobre ellas. Cada motivo inclina a tu conducta en una dirección u otra,

explica más o menos tu preferencia por hacer lo que haces frente a las otras cosas que puedes hacer.

Capítulo 2. Órdenes, Costumbres y Caprichos

Hay cosas que nos convienen para vivir y otras no, pero no siempre esta claro que cosas son las que nos convienen. Aunque no podamos elegir lo que nos pasa, podemos en cambio elegir lo que hacer frente a lo que nos pasa. Cuando vamos a hacer algo, lo hacemos porque preferimos hacer eso hacer otra cosa o porque preferimos hacerlo a no hacerlo. A veces las circunstancias

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