ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Del Logos Al Medio Ambiente

Paluplus24 de Noviembre de 2014

3.928 Palabras (16 Páginas)291 Visitas

Página 1 de 16

1.- UN ACERCAMIENTO AL REALISMO AXIÓLOGICO

A lo largo de la historia las distintas escuelas éticas han tratado de aclarar las bases de la motivación moral, qué nos mueve a actuar y por qué lo hacemos de una u otra forma, qué fin nos empuja y qué valores justifican y fundamentan nuestra acción. De esta manera nos encontramos con escuelas que fundamentan la acción moral en el “fin” de la misma, son las llamadas éticas teleológicas, y otras que consideran “el deber” el motivo fundamental de la acción, las denominadas éticas deontológicas. Pero aparte de ellas, hay que considerar sobremanera la ética axiológica, cuya fundamentación moral en “el valor de la propia acción”, le lleva a considerar a la vez el objeto de la acción (como en las éticas teleológicas) y la intención que la precede (al igual que en las éticas deontológicas). Esta nueva ética fue iniciada en el ámbito de la fenomenología por Max Scheler y posteriormente enriquecida con las aportaciones de otros autores personalistas como Dietrich Von Hildebrand, Karol Wojityla, Josef Seifert, etc. Hay que destacar que precisamente a través del análisis que presenta la ética axiológica conjuntamente con el personalismo ético, se unen antropología, axiología y ética.

Con relación a la metodología es importante no caer en errores, tanto de corte inductivista, como de corte deduccionista. Por ello es importante que nos situemos en el realismo gnoseológico, que concede la primacía a “lo dado” inmediatamente; por tanto, partiendo de los datos morales que se ofrecen a nuestra experiencia y que captamos desde una intuición originaria perceptiva o intelectual, podemos indagar en ellos las bases de la moralidad humana y ahondar en una teoría del valor. Habría también que incluir una acepción más que sería “lo dado como teniendo que ser así, antropológica y metafísicamente hablando”, propuesta por el método reductivo de la escuela ética de Lublín y Cracovia que tiene como máximo representante a Karol Wojiyla.

2.- ÉTICAS DE FINES: DEL LOGOS AL CRISTIANISMO

La ética, entendida como la reflexión filosófica en torno a la moralidad humana nace con el “logos” griego, que deja atrás al período mítico y a su ideal moral representado por el héroe que supera el destino cósmico. Este despertar del “logos” trajo a su vez consigo que los nuevos pensadores centraran su estudio y observación en diferentes cuestiones morales y humanas, llegándose con el tiempo a la sofística. Precisamente es en este

último período sofístico donde aparece Sócrates, al que se considera el creador de la ética occidental y al que debemos la primera ética filosófica denominada intelectualismo moral, que supone la identificación entre sabiduría, virtud y felicidad. Cabe señalar que este filósofo no ha dejado ningún escrito sino que lo que sabemos de él lo conocemos a través de su discípulo Platón, quién continuando su ética y elaborándola más la conectó a la antropología, la política y la sociedad. Si bien tanto Platón como su maestro centraron su reflexión ética desde una reflexión antropológica, no podemos hablar de reflexión moral hasta la aparición de su discípulo Aristóteles, es por ello que se le considera el primer filósofo moral. Para él la acción moral persigue como fin último conseguir la felicidad, que identifica como el bien supremo y que es a la vez el bien moral, la felicidad que se consigue a través de la virtud y que deriva en el bien de la polis. Hay que decir que tras estos grandes pensadores se abrió una etapa de cierta decadencia cultural, en la que los filósofos centraron su interés en tratar de averiguar aquello que hace felices a los hombres, y surgiendo así tres corrientes distintas formadas por cínicos, estoicos y epicúreos.

Cuando el Imperio romano se cristianiza se configura una nueva cultura greco-romana- cristiana, con una nueva visión de Dios, del hombre y de su modo de vida. Así el cristianismo aunque supone una ética es más que una ética, que supone un deber que a la vez es más que un deber; por ello sólo en referencia a una relación de amor, más allá del mero deber puede entenderse el significado del cristianismo con relación a la ética y a la moral. Dentro del cristianismo, hay que hablar de San Agustín por ser uno de los autores más notables del pensamiento, quién reconoce la primacía moral del amor cristiano. El amor es el que da valor a las acciones del hombre, y la Gracia la acción de Dios que necesita el hombre para superar el mal, que unida al esfuerzo humano, permite elevar a las personas hacia el bien y la virtud. Otro autor de referencia sería Santo Tomás de Aquino, quién siguiendo el pensamiento de Aristóteles, intentó compatibilizar el intelectualismos griego con el cristianismo. Según Santo Tomás existe una Ley Moral Natural que necesita de la revelación para mostrar al hombre su finalidad auténtica y suprema. La influencia de este autor se ha sucedido en el tiempo, llegando hasta la actualidad y hablándose de una ética neotomista.

3.- EMOTIVISMO MORAL Y UTILITARISMO

Ambas teorías éticas comparten un cierto hedonismo de corte social y surgen en el mundo anglosajón, como una reacción al racionalismo francés del siglo XIX, y en respuesta al formalismo ético kantiano respectivamente. Dentro del emotivismo moral, una de las figuras fundamentales es David Hume, quién separa el conocimiento empírico y el racional, y con relación al conocimiento científico lo considera meramente probable. De la misma manera traslada a la ética esos postulados y desliga todo modo de conocimiento especulativo de la moral, no entendiendo legítimo derivar el orden del deber del orden del ser, la ética de la metafísica, es lo que más tarde Moore denominaría “falacia naturalista”. Así para Hume las afirmaciones morales sólo pretenden expresar emociones y sentimientos pero no aumentar nuestro conocimiento, lo bueno o malo que calificamos de una acción se corresponde con el sentimiento de agrado o desagrado que nos produce. Otro representante destacado del emotivismo moral es Alfred Jules Ayer, para quién los juicios éticos no son enunciados significativos sino ”pseudoconceptos”. Así los conceptos morales únicamente tienen un componente emotivo, que sirve para expresar y provocar sentimientos que dirijan la acción, no siendo objeto de la teoría del conocimiento y en definitiva no considerando a la ética como ciencia.

En cuanto al utilitarismo sostiene el principio de utilidad como criterio fundamental de la moralidad, considerando el placer y el dolor como los móviles de la conducta humana; paralelamente se asocia el utilitarismo al consecuencionalismo. Incluimos dentro del utilitarismo social a Jeremy Bentham que concibe que la felicidad de las personas coincide con la satisfacción de sus deseos e intereses, y que exige preocuparnos también por los demás y vivir en armonía con ellos. Además desarrolla una aritmética de los placeres concibiéndolos comparables y susceptibles de medida. Junto a Bentham el gran teórico del utilitarismo sería John Stuart Mill, según él se debe trabajar por la utilidad personal y por la general de la humanidad e intentar conseguir el mayor número de bienes posibles para el mayor número de personas. Otro utilitarismo de corte social y económico sería el pragmatismo americano, se trata de una moral individualista y relativista, en donde lo único importante es saber valérselas en la vida y triunfar.

4.- ÉTICAS DE DEBERES. EL FORMALISMO MORAL

La ética deontológica o del deber fue instaurada por Kant, creador de la ética autónoma y formal que desarrolla en paralelo una teoría del conocimiento; con respecto al conocimiento pretendía “fundamentar” el conocimiento científico y su universalidad, para de esta manera superar el escepticismo empirista de Hume, y encuentra la clave de esa fundamentación en lo que denominó “las condiciones a priori”, unas condiciones situadas en la subjetividad. Cabe señalar que para Kant la metafísica no tendrá el rango de conocimiento científico. En síntesis, lo más novedoso en cuanto al conocimiento en Kant lo encontraríamos en su afirmación de que el conocimiento no se justifica desde los contenidos sino desde las condiciones que lo hacen posible, para él esto representa su “revolución copernicana”.

Hume también trató de superar a Kant en el campo de la ética, y así fundamentará su ética formal o moral autónoma en el imperativo categórico, de manera que el sujeto tiene en sí el principio que regula su acción, el imperativo que le lleva a obrar en una u otra dirección. Ese principio lo encuentra en lo que denominará “voluntad pura práctica” o buena voluntad, una voluntad guiada por el principio del deber. Así sólo considerará como morales aquellas acciones que sean guiadas por el puro respeto al deber, esta fórmula del “deber por el deber” será la clave de la ética kantiana. De esta forma unimos ya las tres denominaciones de la ética de Kant, siendo una ética formal, autónoma y deontológica. Una vez definida la voluntad pura, Kant necesita encontrar los referentes del principio del deber y justificar de esta manera el imperativo de moralidad o categórico y para ello acude a los tres principios metafísicos: la libertad, la inmortalidad y Dios, que ahora convierte en postulados para que la moralidad en el hombre tenga sentido. Además señala unas máximas que serán el exponente del principio de moralidad, la más importante por sus repercusiones sociales es la que manifiesta : “no tomes la humanidad, ni en ti mismo ni en los demás, como medio sino siempre como un fin en sí mismo”.

5.- ÉTICAS DEL S.XX. HACIA LA ÉTICA APLICADA

Durante los siglos

...

Descargar como (para miembros actualizados) txt (25 Kb)
Leer 15 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com