Discurso.

El futuro de nuestro Ecuador nos pertenece, el cual, mediante todos estos años de cambio nos ha desafiado para actuar hoy de manera tal, que quienes nos precedan hereden un mundo libre de las desigualdades y ultrajes engendrados por el desarrollo insostenible. Esta respuesta ante la responsabilidad colectiva de promover el progreso económico y social de nuestra Patria, va de la mano con la protección de un medio ambiente ya degradado de forma irreversible por la actividad humana, que en nuestro pasado vino a querer llevárselo todo. Esos países que buscan dañar la soberanía y sacar provecho de nuestros recursos, son ellos quienes han devastado nuestro entorno. Pensando en nuestro prójimo y su y en las futuras generaciones, me veo en la necesidad urgente de crear un nuevo porvenir y mejor, donde un ambiente rico en recursos naturales, abra paso a una economía viable, sustentable y fortalecida; procurando una sociedad más justa. La propuesta que hemos venido planificando durante años, conjuntamente con nuestros más eficientes colaboradores quienes son gente joven, trabajadora, llena de nuevas ideas, quienes anhelan cambiar nuestra matriz productiva, en especial la energética, con el fin de que todos nos veamos beneficiados, permitiéndonos competir internacionalmente con países de primer mundo y sobre todo mejorando el estilo de vida y economía de nuestro pueblo que es merecedor de este cambio y mucho más.

Los cambios que hemos hecho en estos años, ha demostrado nuestro afán y apego a que la economía ecuatoriana siga creciendo gracias a la exportación del petróleo y a la venta de productos no tradicionales como son: el banano, cacao, camarón, rosas, entre otros. Nuestra revolución ciudadana busca propósitos más ambiciosos de lograr un desarrollo más sostenible, impulsando actividades ligadas al talento humano, tecnología y el conocimiento, a través del cambio de la matriz productiva. Esta matriz productiva trae a flote la transformación de la matriz energética para pasar de una energía cara y contaminante, basada en hidrocarburos, centrales térmicas, a una energía más barata y limpia como la generada por las ocho hidroeléctricas que están en construcción y que empezarán a operar lo más pronto posible.

Se pretende aumentar la producción de energía eléctrica limpia impulsando el desarrollo a nivel local y regional de las siguientes 8 hidroeléctricas que son: Mandariacu y Toachi Pilatón (en la provincia de Pichincha), Mazar, Quijos y Minas San Francisco (Cañar), Paute Sopladora (Morona Santiago), Delsitanisagua (Zamora Chinchipe) y Coca Codo Sinclair (Sucumbíos y Orellana). Dichas hidroeléctricas implican una inversión nunca antes vista en el país de alrededor de 5.000 millones de dólares y que aportarán 2.800 megavatios. Al momento, la "demanda pico" de energía eléctrica nacional asciende a 3.400 megavatios, según autoridades del sector, la cual

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