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Don, existencia y amor


Enviado por   •  26 de Junio de 2022  •  Ensayos  •  2.283 Palabras (10 Páginas)  •  54 Visitas

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DON, EXISTENCIA Y AMOR

  1. INTRODUCCIÓN

Durante el desarrollo de este curso y entre muchas de las temáticas filosóficas y sociales que hemos  podido descubrir, hay una en particular que me motiva a escribir el presente ensayo y que a mi juicio es la base de nuestra existencia: la LÓGICA DEL DON.

El objetivo de este ensayo es acercarnos a la lógica del don en triangulación con nuestra existencia  y al encuentro del amor. ¿De qué manera la lógica del don y el amor se consolidan con nuestra propia existencia? La lógica de dar en nuestra existencia, a través del amor ilumina nuestro caminar por la vida, tiene un compromiso fundamental con el ser humano; un compromiso con la verdad, que es útil, en un sentido integral, útil para iluminar un poco los pasos que todos tenemos que dar por la vida y que no siempre lo hacemos con mucha claridad. Todos alguna vez hemos tropezado con alguna piedra en el camino. Y a veces, caminar a oscuras es muy complicado. Debemos reconocer que el dar o tan sólo el existir vienen a iluminar tu camino a través del amor.

Se realizará un análisis a partir de la denominada lógica del don, podemos suponer que el ser humano se rige por esa lógica y que es capaz de vivir conforme a ella. Entendiendo esa lógica como aquella que tranquiliza su ser y naturaleza, porque es una lógica que emana de sí mismo.

El don es, por tanto la lógica que significa vínculo incondicional. Yo estaré contigo cuando nos vaya bien y cuando no. Esto da solidez a los vínculos, es una lógica que no sólo canaliza el vínculo social,

sino que lo fortalece. No sólo con quienes participan de las creencias, de las convicciones morales, sino que la lógica del don exige darse a quienes no participan de credo, ideas y convicciones.

La lógica del don exige darse a cualquier ser humano. Distintamente de sus creencias, su color de piel. Sus opciones religiosas, políticas, sociales. Eso es lo que se expresa a través de la gratuidad, se lee en Caritas in veritate. Está en la vida del hombre de muchas maneras. Aunque frecuentemente pasa desapercibida debido a una visión de la existencia que antepone ante toda la productividad. “El ser humano está hecho para el don. El cual manifiesta y desarrolla su dimensión trascendente…”

(Benedicto XVI, 2009)

  1. DESARROLLO

El ser humano se encuentra con su existir y con una naturaleza que es esencia. Tanto el existir, como su esencia, son don. Nadie ha hecho esfuerzos para existir, se encuentra siendo. Por otro lado, nadie ha hecho esfuerzos para encontrarse con su naturaleza, con sus características, con sus talentos. Se encuentra siendo de un determinado modo manifiesto. Es evidente que uno no se ha dado a sí mismo: su existencia, su naturaleza ha sido recibida. Puede desarrollar distintas formas y acciones en el mundo, pero en cualquier caso, cada ser humano no es el creador de sí mismo, sino el receptor de un don: su existencia y de otro don: su esencia. Ambos dones los ha recibido en el mismo acto de ser engendrado.

El existir y la esencia son dones que se reciben, que se puede explorar, agradecer y desarrollar hasta el máximo de sus potencias. Pero no es algo que uno merezca, o que se haya inventado o forjado a sí mismo. La finalidad de darse y existir, a través del amor es lo que da sentido a nuestra existencia  humana.

El ser humano es un ser hecho para el don y no podría alcanzar su plenitud, ni colmar su ser si no es capaz de darse a sí mismo o de dar sus talentos, sus capacidades, sus cualidades.

Hay también una propuesta de sentido a la existencia: aquello que colma es darse es decir en la práctica del don, lo que de algún modo cumple las expectativas de felicidad humana. Dar lo que uno es supone llevar a cabo el conocerse a sí mismo para determinar cómo va a dar lo que es a los otros. Esta lógica del don es la constatación de lo que somos. Por eso, podemos afirmar que somos don y estamos hechos para el don, esa es nuestra finalidad.

El ser humano no está hecho para el don o no se contempla como un ser cuyo fin es darse, sino que él tiene otros objetivos. Lo que aparece en el fondo de esta lógica del don. Pero aunque muere, está hecho para darse a sí mismo. La máxima expresión es la donación de su propia vida y que representa la culminación, la plenitud del don, puesto que quien da su vida ya no puede dar nada más de sí mismo.

Uno puede dar conocimientos, puede dar consejos, puede consolar, puede dar arte, puede dar humor, puede dar alegría, pero si no da su vida, no puede dar nada más. Por lo tanto, su finalidad es la donación. Es decir, el ser humano está hecho para el don.

En el concepto de natalidad estamos hechos para dar a luz algo nuevo en la práctica de la paternidad y de la maternidad, ya sea en un sentido espiritual del nacimiento, de algo en el mundo que no existía, sólo es posible dar a luz algo que no estaba.

Quien dona tiempo y recursos para otro que no conoce, en el anonimato, con discreción cuando nadie se ha dado cuenta, eso corresponde al don gratuito, es el don que no espera nada, ese don que actúa de tal modo que no espera nada a cambio, no espera ningún tipo de beneficio.

El ser humano está hecho para el don, pero la plenitud de ese don es la gratuidad. Este es un tipo de acción se realiza necesariamente a través del amor. Esta lógica es una posibilidad humana, sin ella no hay vida social, no hay vínculos sólidos, sin ella no hay posibilidad de cohesión en el cuerpo social.

Cuando se afirma que el ser humano es capaz de actuar desde la lógica del don para mostrar qué es lo que queremos, no es un grito desesperado frente al absurdo, sino que eso que creemos es inteligible. Se trata de ensanchar la razón y hacerla capaz de conocer y orientar estas nuevas e imponentes dinámicas, animándolas en la perspectiva de esa civilización del amor de la cual Dios ha puesto la semilla en cada pueblo y en cada cultura. Es indispensable ampliar nuestro concepto de razón y su uso sin negarla.

Se nos exige amar a los enemigos, perdonar incondicionalmente y a darlo todo. Este tipo de exigencias e imperativos trasciende a lo que sería la justicia conmutativa. Esta capacidad racional del ser humano, para atender a quienes no son de ningún modo atendidos en la sociedad actual.

Por tanto la lógica del don significa vínculo incondicional, solidez. Yo estaré contigo cuando nos vaya bien y cuando no. Es una lógica que no sólo canaliza el vínculo social, sino que lo fortalece. No sólo con quienes participan de mis creencias, de mis convicciones morales, sino que la lógica del don exige darse a quienes no participan de mi credo, mis ideas y mis convicciones.

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