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ETICA Y VALORES


Enviado por   •  8 de Octubre de 2012  •  4.533 Palabras (19 Páginas)  •  809 Visitas

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2.2 CIENCIA Y SOCIEDAD: UNA MIRADA DESDE LA ETICA

Se pretende hacer una reflexión acerca de la relación entre ética y ciencia, a partir de la situación actual, en tanto ciencia y sociedad contienen intereses, necesidades que no siempre son satisfechos por los científicos, Desde aquí pretendemos asumir la relación, por un lado de lo que se consideraba “ciencia neutral”, no contaminada. Por otra pensar la ciencia como un hacer donde los hombres, más allá de sus logros teóricos, y objetivos, avanzan tecnológicamente hasta un punto que nos lleva a pensar en la ciencia como culpable de los males que aquejan al mundo. No obstante, pensamos que la ciencia, hoy puede ser llamada tecnociencia en cuanto es casi imposible separarla de la tecnología y es justamente aquí cuando el problema se hace más crítico:¿es posible la neutralidad ética de la ciencia?. En ese juego dialéctico entre ciencia y sociedad, los valores, las normas como principios reguladores del quehacer humano, enfrentados con los intereses, el poder, la pérdida de los derechos humanos, entran en una desvalorización y llevan a pensar en una ciencia “martillo” que nos atemoriza. Sólo serán superables estos problemas cuando al lado de la razón, ocupe su lugar la dimensión humana.

CIENCIA Y SOCIEDAD, UNA MIRADA DESDE LA ETICA

Puntos Nodales

1- El hombre es fundamentalmente pensamiento y acción.

2- El hombre tiene un necesidad espiritual que lo lleva a contemplaciones, reflexiones, teorizaciones acerca del mundo en que vive.

3- Hay cambios en el hombre que nacen de su creatividad por su capacidad de actuar.

4- El pensar soporta nuestra acción produciéndose una relación necesaria entre hombre-naturaleza buscando mejorar una calidad de vida para un buen desarrollo.

5- Pensar tiene el sentido de idear mundos posibles que den lugar al goce espiritual.

6- Hay que conocer, pensar y reflexionar acerca del conocimiento científico para idear y...

Introducción

La educación moral inculca los hábitos de pensar y actuar que ayudan a las personas a convivir y trabajar juntas como familia, amigos, vecinos, comunidades y naciones.

La educación moral es un proceso de aprendizaje que permite a los estudiantes y adultos en una comunidad escolar comprender, practicar e interesarse por los valores éticos fundamentales tales como el respeto, la justicia, la virtud cívica y la ciudadanía, y la responsabilidad por sí mismo y por el prójimo. Sobre tales valores fundamentales, se forman las actitudes y las acciones que son propias de las comunidades seguras, saludables e informadas que sirven como los cimientos de nuestra sociedad.

Durante su juventud, los estudiantes pasan muchas horas de la vida en el salón de clase. El tiempo que se encuentran en la escuela constituye una oportunidad de explicar y reforzar los valores fundamentales sobre las que se forma el sentido moral.

En la escuela, la educación moral debe abordarse de manera integral de modo que se abarquen las cualidades emocionales, intelectuales y morales de una persona y un grupo. Debe ofrecer múltiples oportunidades a los estudiantes para conocer, discutir y practicar conductas sociales positivas. El liderazgo y la participación de los estudiantes son imprescindibles para que la educación moral se incorpore a las creencias y las acciones de los estudiantes.

La educación moral

Obviamente, que sin la vigencia de valores universales como la igualdad y la justicia no puede haber ciudadanía. En ese sentido, la educación moral desea formar criterios de convivencia que refuercen valores como la justicia, la solidaridad o la cooperación, además de convertirse en un ámbito de reflexión individual y colectiva.

Las cuestiones valorativas tienen, pues, diversas dimensiones, pero constituyen el fundamento que permite responsabilidades en una sociedad pluralista, en la que las propias creencias y valoraciones han de convivir en el respeto a las creencias y valores de los demás.

Aún más: los valores, impartidos por una educación moral, pueden generar en los individuos la suficiente capacidad de raciocinio y equilibrio emocional para sentirse realizados y plenamente felices.

Por otro lado, la democracia es un sistema político de fuerte contenido moral, ya que nos permite plantear de forma justa los conflictos de valor que genera la vida colectiva, por tanto la democracia es un valor fundamental cuya persecución justifica holgadamente la preocupación por la educación moral.

Podría decirse que la educación moral es el eje en torno al cual se articulan el resto de temas transversales. Siendo su finalidad el desarrollo integral de las personas, es necesario que no se limite a la adquisición de contenidos intelectuales.

Es la educación moral que convierte a los individuos en personas, en ciudadanos locales y universales, en seres libres, sociables, felices y responsables.

"La felicidad social deriva de la justicia social", solía argumentar el tratadista vienés Hans Kelsen.

Necesidad de la educación moral

Por consenso se admite que una persona en sus primeras etapas de desarrollo y como consecuencia de su relación con la familia, la iglesia, la etnia, la cultura, necesita forjarse una identidad, una necesidad psicológica intrínseca que más tarde deberá ser potenciada cuando la acción de la comunidad política lo haga sentir que, además de individuo, es parte de una nación o de una colectividad amplia que lo convierte en ciudadano.

En ese proceso de aprendizaje, el ejercicio de la ciudadanía eleva los niveles de la madurez moral de las personas, ya que participar como tal destruye inercias individuales y aumenta el altruismo y la acción del bien común. Al mismo tiempo, ayuda a las personas cultivar la virtud política de la conciliación y el diálogo para solucionar los intereses en conflicto.

De allí la importancia de la educación moral que sin ser una preocupación reciente, si lo es la voluntad actual que se ha convertido en uno de los pilares de la educación - que no sólo forma hombres, sino también ciudadanos; es decir que, asumiendo como irrenunciable la autonomía de sus miembros, imparte modelos de ciudadanía a la vez nacional y universal, configurados en las características siguientes:

• Autonomía personal.

• Conciencia de deberes y derechos que deben ser respetados.

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