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Etica Y Valores


Enviado por   •  12 de Noviembre de 2012  •  2.896 Palabras (12 Páginas)  •  283 Visitas

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ETICA Y VALORES DE AQUÍ

La educación, (del latín educere "sacar, extraer" o educare "formar, instruir") puede definirse como:

El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

El proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.

Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.

La educación se comparte entre las personas por medio de nuestras ideas, cultura, conocimientos, etc. respetando siempre a los demás. Ésta no siempre se da en el aula.

Existen tres tipos de educación: la formal, la no formal y la informal. La educación formal hace referencia a los ámbitos de las escuelas, institutos, universidades, módulos, mientras que la no formal se refiere a los cursos, academias, e instituciones, que no se rigen por un particular currículo de estudios, y la educación informal es aquella que fundamentalmente se recibe en los ámbitos sociales, pues es la educación que se adquiere progresivamente a lo largo de toda la vida.

Definición de los valores

Los valores son principios que nos permiten orientar nuestro comportamiento en función de realizarnos como personas. Son creencias fundamentales que nos ayudan a preferir, apreciar y elegir unas cosas en lugar de otras, o un comportamiento en lugar de otro. También son fuente de satisfacción y plenitud.

Nos proporcionan una pauta para formular metas y propósitos, personales o colectivos. Reflejan nuestros intereses, sentimientos y convicciones más importantes.

Los valores se refieren a necesidades humanas y representan ideales, sueños y aspiraciones, con una importancia independiente de las circunstancias. Por ejemplo, aunque seamos injustos la justicia sigue teniendo valor. Lo mismo ocurre con el bienestar o la felicidad.

El tema de la educación y los valores es en la actualidad objeto de discusión académica desde la pedagogía, la filosofía, la sicología, etc. La perspectiva cognitivo evolutiva basada en la incentivación del razonamiento moral, realiza un significativo aporte a la consolidación de una ética ciudadana que debe ser planteada como una política educativa en dichos términos.

La constante preocupación por los problemas de índole moral, que ante todo ratifica nuestra capacidad de razonar sobre dichos asuntos, es al parecer una actitud cada vez más acentuada en nuestro tiempo. Gracias a esta capacidad desaprobamos la conducta de quienes ocupan cargos cuando no se ajusta a los parámetros de legalidad y honestidad socialmente aceptados los actos de barbarie, inmoralidad y corrupción en general. Así ejercitamos nuestro juicio de aprobación o desaprobación en los ámbitos más cercanos e íntimos de las relaciones como la familia, los amigos, las instituciones, etc. De este modo nos pronunciamos normativamente en la doble dirección de las esferas pública y privada, no obstante la separación y diferenciación de estos espacios surgida con los procesos de modernidad y modernización.

Lo significativo de esta circunstancia estriba en que de alguna manera nos ocupamos de aquellos temas, expresando por una parte nuestra capacidad de emitir juicios y, por otra, que tan variadas preocupaciones parecen constatar la existencia generalizada de dicha facultad por encima de las diferencias de perspectiva y opinión. Ambas conclusiones quizás nos puedan colocar en una dirección que permita aprovechar las inquietudes y las conduzca por el sendero que ellas mismas señalan, por medio de una estrategia educativa orientada a encausar nuestro razonamiento práctico.

Es preciso, sin embargo, reconocer las dificultades que se presentan al intentar ser consecuentes con estas premisas. Pues aunque no es extraño escuchar que la educación consiste no sólo en informar sino en formar, las propuestas educativas siempre se formulan según los criterios e intereses particulares inscritos en concepciones comprehensivas y generales. Estas concepciones se nutren constantemente desde los medios de comunicación, los discursos religiosos, políticos y estatales, donde se proponen soluciones divergentes en metodologías y objetivos. Así, por ejemplo, en unos casos se apela a doctrinas que generalmente han padecido una notable transformación o incluso desaparición, cuyo regreso representa supuestamente la recomposición moral de la sociedad. Tal es el caso del discurso sobre la recuperación de valores, ciego a cualquier determinación histórica incluyendo la de los individuos mismos, y en ocasiones del recurso autoritario de su imposición por vías ortodoxas y de fuerza para restablecer el orden, la autoridad, la obediencia, etc. En otros casos están las propuestas sobre la modernización tecnológica, la eficacia y la eficiencia en la educación, con miras a un mayor desarrollo económico. En la práctica éstas y otras opciones aparecen relacionadas en múltiples formas, razón por la cual debemos visualizarlas como diferentes intentos o énfasis en la solución de los problemas.

No obstante, no son las anteriores las únicas propuestas que se presentan frente al que podríamos llamar actual estado de cosas en nuestra sociedad. Otras considera ciones acerca del papel que ha de jugar la educación en la solución de la crisis también se abren paso desde dentro y fuera del discurso educativo y académico. Aunque no podríamos señalar una corriente unitaria, sí podemos reconocer unos rasgos generales derivados de la preocupación por la esfera práctica, cuyo renacimiento se produce en las últimas décadas en la filosofía y la sicología moral principalmente. De allí se derivan importantes corrientes de corte cognitivo y constructivo que contribuyen con elementos imprescindibles para la elaboración de una propuesta educativa. Con los aportes de estas disciplinas parece ser un hecho que en la actualidad podemos comenzar a reconstruir la relación educación y valores sobre la base de nuestra capacidad de razonamiento moral.

Es necesario precisar que esta capacidad no consiste en un uso ocasional que hacemos de tal forma de razonamiento, sino en el ejercicio o, incluso, en la simple preocupación permanente por lo correcto y lo incorrecto, lo bueno y lo

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