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El Gran Inquisidor


Enviado por   •  17 de Julio de 2014  •  864 Palabras (4 Páginas)  •  251 Visitas

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El texto “El gran Inquisidor” que encontramos en Los hermanos Karamasof de Fiodor Dostoievski es una crítica fuerte a la iglesia como institución, a la deformación que ha tenido la doctrina original de Cristo frente a lo que la Iglesia Católica testimoniaba en el tiempo de la inquisición. Este poema nos relata el momento en el que Jesús regresa a la tierra para estar con su pueblo, no se trata del juicio final sino una visita que consuele a las personas. Jesús camina y la gente lo reconoce inmediatamente, él con ojos de misericordia la escucha y pasa haciendo milagros. Pero esto no dura mucho, el Obispo dándose cuenta de quién era y qué estaba haciendo, lo manda apresar. El obispo Inquisidor habla con firmeza a Jesús ya en la prisión.

El diálogo, o mejor, monólogo que se desarrolla es impactante, el Inquisidor condena a Jesús a morir en la hoguera al siguiente día. ¡es totalmente irónico! ¡Es la Iglesia fundada por Cristo mismo la que lo condena otra vez! ¿Porqué sucede esto?¿porqué molesta tanto a un jerarca la presencia de quien él mismo predica como el salvador del mundo?. La explicación se va desarrollando, el Inquisidor argumenta que Jesús se ha equivocado, porque la libertad por la renuncia a las tentaciones es una libertad elitista que sólo llegan a comprender unos pocos, pero, a decir verdad, ésta no la consigue la mayoría de la gente. El gran error de Cristo fue haber tenido la arrogancia de no aceptar lo que le ofrecía el demonio cuando le tentó. Fue un gran error porque la humanidad en primera instancia necesita pan y no lo quiso aceptar. Pero este tropiezo ya está resuelto desde que la iglesia tiene este poder, Jesús no aprovechó la oportunidad de tener el acceso a salvar a su gente quitándoles el hambre, el Inquicidor dice: “Pero, en fin, hemos cumplido esa misión en nombre tuyo. El establecimiento de la libertad nos ha costado quince siglos de incesante y penoso trabajo; pero ya es un hecho, un hecho evidente”[1]. El pan que necesita la humanidad “se lo daremos en tu nombre. Nosotros sabemos mentir, hablaremos en nombre tuyo. Si no fuese por nosotros, ¿No se morirían de hambre? ¿Será su ciencia lo que les nutrirá? ¡No tendrán pan hasta que consigan su libertad…!” [2]

En el relato este obispo reconoce la verdad en la intención de Jesús “en esto tenías tú razón: el hombre no se explica claramente porqué debe vivir, se destruirá a sí mismo, antes que continuar una vida inexplicable, aunque tuviese el pan a montones. Pero, ¿qué provecho has obtenido de esa verdad que te era conocida? En vez de confiscar la libertad de los hombres, la has acrecentado”[3]. Aquí es donde radica el dolor, la libertad así ofrecida provoca en las mayorías más angustia que felicidad. Cristo sobre estimó, por amor, al ser humano y así predicó “el amor del hombre espontáneo, bien meditado, y no la humillación servil de un esclavo aterrorizado”[4] por eso le reclama:

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