El alma de la toga. Este libro escrito por Ángel Ossorio

EL ALMA DE LA TOGA

Este libro escrito por Ángel Ossorio, recapitula algunos argumentos que se han perdido debido a la costumbre de muchos licenciados en derecho pero sobre todo de la sociedad en general que no ha sabido separar argumentos que son precisamente de un profesional del derecho.

Por medio de este trabajo intentare dar a conocer mi punto tema por tema de lo que a mi parecer quiso darnos a entender Ángel, capitulo por capitulo.

En el primer capitulo llamado Quien es Abogado, se menciona que no solamente el hecho de ser licenciado en derecho, que haber acabado una carrera en la mejor universidad nos va a hacer abogados y menciona una frase que desde mi punto de vista es clave y esencial  “ No se hacen con el titulo de Licenciado, sino con las disposiciones psicológicas, adquiridas a costa de trozos sangrantes de la vida”, y pues como lo han mencionado muchos mas autores y en el caso desde mi punto de vista personal, el mejor abogado no es aquel que solamente se concentra en una biblioteca a leer todos los libros posibles, si no aquel que obtiene experiencias no solo de los triunfos si no de las derrotas que sufre en los litigios.

El capitulo tercero llamado La Sensación de la Justicia, debemos de reconocer que la Justicia, es un termino subjetivo, incapaz de ser concretado en una razón única y que dependiente de la cultura y tradición es como será puesta en la mente de cada una de las personas.

Es por esto que como abogados no solamente debemos saber de leyes, si no de la vida en si, la moral de las personas, debemos saber (si llegamos a ser abogados) que es lo mejor para la persona que a nosotros recurre en busca de la mejor solución a sus problemas particulares, que involucran sentimientos y que ningún código mucho menos un libro menciona; aquí también encontramos muy relacionado el tema de La Moral del Abogado, que debe ser separada del concepto religioso y que no solamente será en cuestión de lo que la gente piense u opine sino en contra de lo que nosotros creamos injusto.

La opinión de la gente como antes eh mencionado, influye en mucho en el hecho de lo que se piense del abogado, para muchos nos volvemos fríos con el paso del tiempo, solamente por el hecho de que no consolamos a la madre que lucha por sus hijos, o no vestimos de negro por el que fue  asesinado, sin embargo, no podemos ser ajenos a estos temas, al contrario un buen abogado es aquel que se enfrenta a sus pasiones, ansias, pero es esto mismo lo que nos ayuda a ser mejores abogados a enfrentar estos problemas de la mejor manera, pues no dejamos de ser humanos y muchos hemos pasado por el mismo dolor que tienen nuestras defendidos.

Aun así no podemos tomar como nuestros los casos que lleguen, pues cada cliente tiene el derecho de usar a plenitud nuestras facultades, pero no pueden ser ellos entorpecidos por nuestras emociones.

Roma, Grecia, muchos pueblos antiguos que formaron un imperio digno de ser recordados y estudiados, fueron creados con bases muy solidas, bases que muchas veces pensamos son la guerra, un buen ejercito, la creencia en dioses, pero no solo fueron estos  los pilares de su éxito, también fueron la gran habilidad de dialogo, pues las palabras con el paso del tiempo, han ido cambiando en estructura, en las palabras mismas, pero aun en la actualidad tienen un poder inimaginable, mismo que afortunada o desafortunadamente, se le atribuye a los licenciados en Derecho, pues es bien sabido que para todo brindis, para todo acto publico se busca entre la familia al abogado.

En la actualidad no solamente es necesario tener estas ideas, es necesario estudiarlas y todos los días ir mejorando en este arte de hablar, pues en México apenas se comienza con el cambio ideológico y procesal de los procesos judiciales, antes se podía uno dar el lujo de no hablar en gran medida, pero ahora es necesario contar con esa habilidad de hablar con fluidez, coherencia y sabiduría,

En el capitulo denominado Especialistas, hubo una frase que a mi parecer es demasiado estricta pero correcta “ En la Abogacía, la especialización toca los limites del absurdo. Nuestro campo de acción es el alma y ésta no tiene casilleros”

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