El epicureísmo es un movimiento filosófico que cubre la búsqueda de una vida feliz mediante la búsqueda inteligente de placeres
lorenzo.bEnsayo9 de Noviembre de 2017
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El epicureísmo es un movimiento filosófico que cubre la búsqueda de una vida feliz mediante la búsqueda inteligente de placeres, la ataraxia (ausencia de turbación) y las amistades entre sus correligionarios. Fue enseñada por Epicuro de Samos, filósofo ateniense del siglo IV a. C. (341 a. C.) que fundó una escuela llamada Jardín y cuyas ideas fueron seguidas por otros filósofos, llamados epicúreos.[1]
Mediante el epicureísmo, Epicuro intenta construir una filosofía terapéutica capaz de ayudarnos a alcanzar la paz y la imperturbabilidad de espíritu mediante la liberación de las falsas opiniones y de las perturbaciones mentales.
Tal como el epicureísmo, el maquillaje busca que la persona muestre su verdadero ser, o su ser ideal, mediante cambios en su apariencia que en un principio pueden adaptarse a las reglas sociales preexistentes, para después lograr que la persona adquiera confianza suficiente, hasta llegar a su propia estética, permitiendo al individuo expresarse en su totalidad.
Su ética hedonista, que tantos malentendidos causaría por fundamentarse en el placer, proponía una guía para la acción y la vida feliz, dando un criterio de escogencia: lo que causa placer es virtuoso, y lo que nos aleja del placer es dañino.
Hay tres necesidades principales:
- Naturales y necesarias: son las necesidades básicas de los seres humanos (dormir, comer, tomar agua, por ejemplo).
- Las naturales y no necesarias: son las necesidades secundarias de un ser humano, las cuales no son básicas para la supervivencia (maquillaje, una casa grande, dormir/comer en exceso).
- No naturales y no necesarias: son los deseos que el ser humano no debe buscar, ya que en el momento causarán placer, pero eventualmente generarán sufrimiento (deseos de gloria y poder).
Epicuro proponía que la felicidad del espíritu se podía conseguir siguiendo un remedio, denominadas tetrafarmaco. Este lo describió en 4 versos:
“No temas a los dioses,
no te preocupes por la muerte.
Lo bueno es fácil de conseguir,
lo espantoso es fácil de soportar.”
Con la primera parte (no temas a los dioses), Epicuro aceptaba la existencia de los dioses por la universalidad y naturalidad de su creencia, que él sustentó en un hecho empírico: la generalización de la creencia proviene de efluvios atómicos que emanan de los dioses mismos y que penetran, no en nuestros órganos, sino directamente en nuestra mente por su mayor sutilidad. Mas esto no implica que los dioses puedan actuar sobre el mundo natural y humano. Al contrario, los dioses son absolutamente indiferentes y están libres de toda perturbación o pasión. Nada de este mundo les incumbe y por lo tanto, tampoco deben ser de incumbencia humana.[2] Este pilar, aplicado al maquillaje, destruye la estética impuesta por parte de las diferentes religiones. Si a los dioses no les importa nuestra existencia, como les va a importar la forma en que cada persona se vea o la experimentación que cada persona atraviesa para encontrar su ser.
En el segundo verso (no te preocupes por la muerte), Epicuro afirma que cuando está la muerte, nosotros no estamos, pero en el momento en el que nosotros estamos, ella no existe. No hay que tenerle miedo a la muerte porque nunca la vamos a conocer, y como es posible tenerle miedo a algo que desconocemos. En este caso, el maquillaje se vuelve una forma para conservarse en la eternidad: este retrata un momento especifico en el tiempo, perpetuando partes de su esencia en la obra.
“Lo bueno es fácil de conseguir”: mientras las necesidades sean moderadas, y los temores sean alejados, es fácil conseguir el placer. La sociedad crea temores en el individuo, limitándolo a un ideal de persona. Solamente superando estos temores, la persona va a lograr demostrar su verdadero ser.
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