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El miedo HOBBES

BRIANNSEBResumen7 de Junio de 2017

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El miedo

Para Hobbes el poder tiene un rol central en todo el comportamiento humano. Dice que los hombres somos miedo ya que del provenimos, el miedo que nos constituye principalmente es el miedo a la muerte, miedo a nuestra mortalidad ya que estamos destinados a la muerte.

El hombre desea lo que para él es bueno o huye de lo malo, sobretodo del máximo de los males naturales, la muerte. El instinto de supervivencia es una modalidad para declinar el miedo a la muerte (tememos a la muerte porque queremos sobrevivir, pero queremos sobrevivir porque tememos a la muerte). En la vida cotidiana el miedo es acompañado por la esperanza, que el hombre contrapone al miedo. La esperanza es un mal junto con la forma de evitarlo, en cambie el miedo se cierne sobre un bien y se imagina un modo de perderlo.

En la política el miedo da un carácter fundacional, ya que es el origen de la política de forma literal. Hobbes dice que el miedo no solo origina formas de estado degeneradas o defectuosas sino también legítimas y positivas. Es también el lugar fundacional del derecho y la moral. Determina unión y relación, no se limita a inmovilizar, sino que impulsa a reflexionar y a neutralizar el peligro, está del lado de la razón.  El terror se lo considera una sensación negativa y paralizante, en cambio al miedo se lo puede considerar un elemento de fuerza por que obliga a pensar cómo salir de una situación de riesgo.

“Cada hombre sabe que es más fuerte o más débil que los demás, que aislado en una anarquía, el seria tanto el terror de los más débiles y la victima de los más fuertes. La mayoría de los hombres renuncian a aterrorizar a los más débiles, para no temer a los más fuertes; esta es la fórmula universal del orden social”

El estado protege al H por medio de la sanción; las sociedades grandes y duraderas se originaron no en la benevolencia, sino en el temor reciproco. El estado no tiene el deber de eliminar el miedo sino de hacerlo seguro, no solo elimina el miedo del cual origino, sino que se funda en el, haciéndolo motor y garantía de su funcionamiento. (El orden del estado pone fin al desorden natural).

La causa del miedo reciproco viene en parte de la igualdad natural de los Hs, y en parte a su voluntad de dañarse unos a otros. No podemos esperar seguridad de otros, ni garantizar la nuestra. La capacidad que todos los Hs tienen en común es la capacidad de matar y que le den muerte. (Potencia de muerte). Están unidos por el deseo común de dañarse unos a otros, ya que apuntan a la misma meta, el poder. Pero este solo pude medirse en relación con la potencia ajena, todos convergen en el perjuicio reciproco. Tememos a la muerte por que representa la perdida de todo poder, la vida solo pude asegurarse acumulando poder. Pero solo a expensas de los demás puedo acumular poder (a costa de sus vidas).

El estado de naturaleza nunca es superado por el civil, sino que aflora desde su centro, en la figura del soberano, que es aquel que ha conservado el derecho natural, en un contexto en el que todos los demás han renunciado a él. En la soberanía por institución, los Hs que eligen soberanos lo hacen por temor reciproco, y no por temor a quien instituyen; en la soberanía por inquisición en cambio se someten a quien temen.

La identificación de la víctima con su perseguidor es el vórtice de un mecanismo sacrificial puesto en marcha por el deseo mimético, luego institucionalizado en el intercambio político entre protección y obediencia. En el Estado creado por el pacto, el hecho de infligir un mal cualquiera a un inocente aparece como la excepción de una regla que normalmente sitúa al enemigo siempre en el exterior. “El sacrifico protege a la comunidad de su misma violencia, y vuelve a la comunidad entera hacia victimas externas a ella.”

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