El mundo de lo inteligible o de las ideas

El mundo de lo inteligible o de las ideas

Realizando una metódica lectura en el libro VII de la República, obra de madurez del filósofo griego Platón, se puede observar que en el mito de la caverna se nos muestra claramente la presencia de dos mundos distintos en los que figuran lo bueno y lo malo, sensible e inteligible o como diríamos los hombres, de la doble verdad, donde tenemos el mundo sensible que es la caverna y el mundo de lo inteligible que es el exterior la misma.

En el mundo de lo sensible, se observa claramente que es la parte del camino de la opinión, donde se hallan todas las sombras y figuras supuestas. Así como también el mundo de lo sensible, donde se encuentra lo táctil como animales plantas y cosas hechas por el hombre, que podríamos concentrar en imágenes y objetos sensibles

En el mundo de lo inteligible, que es la superficie de la caverna, se perciben los objetos matemáticos, lo múltiple real y las ideas, también se distingue que Platón se refiere a la vía o camino de la ciencia donde se hallan el pensamiento y la inteligencia, señala (Platón, 1969) con respecto a la idea del bien

“causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia” ^[1]

Platón describe el proceso de conocimiento como un ascenso del alma desde la ignorancia hasta el mundo inteligible. También distingue el mundo sensible (caverna-prisión) del mundo de las ideas (exterior), así como también lo último que conocemos es la idea del bien, causa de todo lo justo y lo bello, de la verdad y del conocimiento, es decir, lo inteligible.

Uno a uno Platón va comparando los elementos de esta imagen con los de la realidad:

-La caverna-prisión es el mundo sensible.

-El exterior de la caverna es el mundo de las ideas.

-El fuego es el sol.

-El sol es la idea de bien y bello.

-El sol es la idea del ser

En su teoría de los dos mundos, Platón compara el mundo sensible (mundo de cosas múltiples y sujetas al nacimiento y corrupción), es decir, (el no ser) con el interior de la caverna, y el mundo inteligible (el ser) o mundo de las ideas con el exterior de la caverna. Pero también refiere que las ideas, esos seres  eternos e inmutables, trascendentes y perfectos, están jerarquizadas, y que la idea suprema es la idea de Bien, que en el texto compara con el sol, pues igual que el sol en el mundo visible es la causa de la vida y la visibilidad de los seres sensibles, así la idea suprema es la causa de la existencia y la noción de las demás ideas.

En la segunda parte del texto, compara el proceso de conocimiento (que de manera gradual nos lleva desde la opinión –imaginación y creencia-a la ciencia matemática y finalmente a la contemplación intelectual de las ideas) con la ascensión del alma desde la oscuridad de la ignorancia a la luz del mundo inteligible, siendo la idea de bien la última que el alma contempla, “y con esfuerzo”, en este proceso ascendente.

El hombre va a poco entendiendo desde su plano inteligible. Para todos los hombres el plano de lo inteligible es muy elemental, porque sin el mundo inteligible el hombre no podría aprender, si no hay lo inteligible no hay razón.

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