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El sentido de aprender sobre ética


Enviado por   •  9 de Diciembre de 2012  •  Tesis  •  3.439 Palabras (14 Páginas)  •  350 Visitas

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1. El sentido de aprender sobre ética

LA ÉTICA NOS ENSEÑA

La ética como conocimiento científico, podría hacer el juicio del bien y del mal pero explicando la razón de tales juicios, en situaciones prácticas es muy fácil juzgar al otro, solo que no entendemos las razones que la otra persona tuvo para errar, para emitir juicios todos somos muy enérgicos, para juzgar somos implacables, creo que es oportuno pensar en la profunda reflexión que debemos tener a la hora de ver determinados comportamientos, totalmente inadecuados, pero cabe la pregunta si vivimos la ética lo suficiente para juzgar a otro colega? Realmente estamos realizando un trabajo ético? Si la ética está catalogada como ciencia tiene un carácter racional, tiene características racionales, no depende de sentimientos, ni trabaja con afectos, en este caso la ética es la máxima herramienta de la razón y como ciencia práctica está hecha para vivirse en la vida diaria, es un conocimiento para ponerlo en práctica y tiene como función la conducta humana. Aprender ética es aprender para vivir la vida.

1.1 Significado y sentido del comportamiento ético.

Los sentimientos y las emociones son indispensables para un comportamiento social normal. Sin ellos, no se darían las repuestas sociales espontáneas que prefiguran un sistema ético o un sistema cultural. Resulta improbable que sin emociones ni sentimientos sociales se crease, por ejemplo, un sistema religioso.

Suprimir la emocionalidad del ser humano tendría como consecuencia un pobre organización de la experiencia suprimiendo la posibilidad de categorizar como bueno o malo dichas experiencias, siendo a la vez difícil o imposible construir la noción de bondad o maldad, o lo que es lo mismo, de lo que debe considerarse bueno o malo.

Con este razonamiento derivado del funcionamiento del cerebro humano, podríamos diferir que en ausencia de emociones y sentimientos sociales las construcciones culturales existentes no se hubieran generado. También se podría diferir que, siendo como son las emociones anteriores en la evolución al pensamiento inteligente, el sistema emocional subyace alcomportamiento ético, sin que esto signifique que lo constituyen por sí solas.

El comportamiento ético no sólo se limita a los seres humanos, pero son éstos los que tienen una mayor complejidad debido, entre otras cosas, a la complejidad de sus comportamientos sociales. Entre estos comportamientos podemos destacar los orientados a la cooperación o al altruismo que tan beneficiosos son para la supervivencia. Pero también nos encontramos con comportamientos de dominancia o sumisión que se prefiguran como muy significativos de los comportamientos sociales.

Con todo esto, parece indicado decir que los comportamientos éticos dependen de ciertos sistemas cerebrales, pero no parece probable que exista un centro moral en el cerebro. Estos sistemas no estarían especializados en la moralidad sino en la supervivencia, siendo los comportamientos éticos un subproducto, y no por ello menos importante, de los procesos homeostáticos. Los comportamientos éticos pueden ser determinados por estos sistemas cerebrales, pero no necesariamente.

La homeostasis humana es indispensable para la vida individual pero más allá de esto, se hace también necesaria la inclusión del otro, la vida del otro en sus deseos y sentimientos, para poder sobrevivir. Para ello, creamos una serie de convenciones sociales que derivan en convenciones y normas éticas que serán reguladoras de una especie de homeostasis social. No obstante, debemos señalar que estos procesos sociales no son automáticos como lo son los procesos vitales individuales y que no todos tienen el mismo consenso y que otros son diferentes según las culturas, pero podemos decir, con cierta seguridad, que los sentimientos son fundamentales para mantener los normas culturales y las normas éticas.

Tenemos una tendencia natural a preservar nuestra vida y para ello necesitamos a nuestros congéneres. En este sentido, necesitamos que éstos también estén vivos y por lo tanto desarrollaremos comportamientos que nos lleven a ello. Estos comportamientos nos orientarán hacia lo que consideramos que está bien y lo que está mal para lograr nuestros fines individuales y colectivos, en otras palabras, para conseguir nuestros objetivos sin causar daño a otros individuos.

El comportamiento cooperativo, la búsqueda del acuerdo social parece estar incorporado a los comportamientos biológicos debido al éxito evolutivo del mismo. No obstante recordar que más allá de la biología está la última palabra del ser humano.

1.1.1 En el ámbito personal y social.

La palabra ética proviene del vocablo griego ethos que significa comportamiento o costumbre. Ética son los principios de la conducta humana. En la historia de la ética hay tres modelos de conducta principales: la felicidad o placer; el deber, la virtud o la obligación; y la perfección, el más completo desarrollo de las potencialidades humanas. Como una ciencia normativa, la ética debe ser aplicada por todos los integrantes de una sociedad en todos los ámbitos para un equilibrio en la conducta.

Los ámbitos en que la ética aparece son en el ámbito personal, social, académico, y en el ámbito del ejercicio de la ciudadanía. La ética en el ámbito personal se refiere a la valoración de la persona en sí misma, es decir, la autovaloración, al desarrollo de una conciencia sobre la propia dignidad personal, y esto determina la atención y desarrollo de ciertos valores. La ética en el ámbito de la sociedad corresponde a los valores que nos formamos, aplicados en la forma de relacionarnos con el medio social.

La ética personal forma parte integral del actuar de las personas respecto a las acciones realizadas en la ejecución de sus actos vivenciales, sean estos de cualquier naturaleza. Se trata de una forma de vida, de un compromiso permanente cuya violación es inexcusable ante la propia persona y aquellos que conocieron de las acciones violatorias.

El alma humana está compuesta por tres elementos —el intelecto, la voluntad y la emoción— cada uno de los cuales poseen una virtud específica en la persona buena y juega un papel específico. La virtud del intelecto es la sabiduría, o el conocimiento de los fines de la vida; la de la voluntad es el valor, la capacidad de actuar, y la de las emociones es la templanza, o el autocontrol.

La virtud última, la justicia, es la relación armoniosa entre todas las demás, cuando cada parte del alma cumple su tarea apropiada y guarda el lugar que le corresponde.

La

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