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¿En qué medida se puede hablar de que la felicidad está en peligro y que ella se convierte en un peligro para uno?


Enviado por   •  10 de Julio de 2016  •  Ensayos  •  2.205 Palabras (9 Páginas)  •  302 Visitas

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¿En qué medida se puede hablar de que la felicidad está en peligro y que ella se convierte en un peligro para uno?

Nombre: Daniela Méndez
Profesor: Eugenio Yañez

                

        Como la mayoría de los seres humanos, vivimos el día a día imponiéndonos metas y encontrando la forma de cumplirlas, esto se debe exclusivamente a que pensamos que de ésta forma podemos encontrar la felicidad, para esto, cabe preguntarnos ¿qué es la felicidad?, ¿realmente todos estamos en busca de ella?, no podemos saber cuál es la finalidad última de nuestras vidas sin antes saber qué implica ser feliz y de qué depende. Como bien sabemos, son los seres humanos quienes buscan la felicidad, por lo tanto para entender todo esto, primero es importante comprender al hombre.

        El gran polímata Aristóteles, de la antigua Grecia, identifica ciertas características que describen qué y quién es el hombre. En primer lugar el hombre es un ser corpóreo, es decir, es un ser viviente, dotado de razón, también es un ser libre, puede elegir el camino que desee seguir, además de poder equivocarse, es un ser precario por lo tanto tiene necesidades. Al ser un ser moral puede distinguir entre el bien y el mal, además de poder hacer el bien y el mal al mismo tiempo, lo que lo convierte en un ser ambivalente. Por último, y muy importante, es un ser social, es decir, compartimos con otros seres humanos, buscamos amor y con esto nos damos cuenta que la felicidad no se alcanza en soledad.

        "La felicidad es la actividad del alma que va de acuerdo con la virtud, es la más perfecta de todas y se logra llevando a cabo una vida contemplativa", dice Aristóteles en el libro "Ética Nicomáquea", con lo que busca expresar que la felicidad es el mayor de los bienes, es nuestro sentido de vida y es diferente para cada persona, también menciona que todos pueden buscar la felicidad, pero sólo algunos logran alcanzarla y serán aquellos que lleven una vida contemplativa, es decir en plenitud.

        "Alguien me preguntó ¿Y si yo no quiero ser feliz? ¿Qué hay si quiero ser desdichado?, yo le respondí: ¡Sé desdichado! si eso te hace feliz". Esta frase tan popular, deja en evidencia que finalmente todos los seres humanos pasan por el proceso de búsqueda de felicidad, no hay persona que persiga la infelicidad, porque como se menciona en la frase anterior, si alguien quiere la infelicidad, la buscará porque para él eso significaría ser feliz. Pero ésta búsqueda se torna compleja debido a que no se tiene certeza de qué es realmente la felicidad, por lo tanto es complicado responder a ¿qué es realmente lo que estoy buscando?

        

         En la actualidad, a pesar de que la felicidad se sigue sintiendo como el mayor de los bienes y el sentido de nuestras vidas, ha entrado en discusión ¿cuál es el verdadero punto en el que la felicidad es alcanzada?. Desde siempre muchos filósofos, científicos, creyentes, etc. han intentado dar una respuesta tangible a ésta pregunta.

        Como mencionábamos, Aristóteles creía firmemente que la felicidad se lograba al llevar una vida en plenitud, sin dejar de buscar de forma permanente la verdad y la perfección. Por otro lado, Santo Tomás y San Agustín, creían que ésta se basaba en Dios, y que cualquier contacto con él nos haría alcanzar la felicidad, por ello Santo Tomás mencionaba la visión beatífica, la cual dice que sólo al ver cara a cara a Dios sentíamos la felicidad, es decir, tan sólo después de la muerte. Los Epicúreos, por su lado,  relacionaban felicidad con el placer, con los bienes exteriores y materiales. Sócrates en cambio, mencionaba que la felicidad es simplemente la buena fortuna, la buena suerte y que era un regalo de los Dioses.

        Hoy en día, en un mundo más globalizado, se tiene una visión distinta a la de éstas épocas. Zygmunt Bauman, un reconocido filósofo polaco, señala en su libro "El arte de la vida" que la idea de felicidad ha pasado de "ser un estado que podemos alcanzar gracias al ejercicio de ciertas virtudes, a un terreno que debemos construir de acuerdo con nuestra libertad como modernos". Deja de lado el pensamiento aristotélico en relación con las virtudes, para dar paso a la ilusión de que la felicidad la construye cada individuo a su manera y con suficiente libertad.

        ¿Pero qué entendemos por libertad?, es la "facultad natural que tiene el hombre de obrar de cierta manera o de no obrar, por lo que es responsable de sus propios actos", según señala la RAE, el problema en la actualidad surge por el desconocimiento de los límites de ésta libertad, la libertad en exceso es un vicio, transformándose en libertinaje que es el "desenfreno en las obras o en las palabras" (RAE). Podría incluso tergiversarse el real significado de la felicidad en la actualidad, lo cual haría caer a ésta en un conflicto de esencia, haciéndola peligrar.

         

        Si decimos que la felicidad es el mayor de los bienes y por otro lado el peligro es un riesgo que sucede a algún mal, se genera cierta controversia en la forma en cómo apuntan hoy en día las características del hombre en relación directa con alcanzar la felicidad.

        Hoy en día, el desenfreno de la libertad ha llevado a la sociedad a un gran conflicto, sólo se piensa en el interés propio, pasando a llevar los actos de los demás, lo que repercute instantáneamente en la felicidad del otro y nos deja como seres totalmente individualistas. Bauman toca un tema parecido en su libro "Modernidad líquida", en él menciona que una de las características de ésta nueva modernidad es la profundización creciente de una individualización social, con esto señala que las relaciones sociales se han vuelto profundamente líquidas, precarias, transitorias y volátiles. "Nos hemos convertido en ciudadanos adictos a la seguridad pero siempre inseguros de ella”, asegura Bauman. Los temores hoy en día son muchos como sociedad, hambre, accidentes, violencia e incluso le tememos al otro, a nuestro amigo. Esto refleja una descompensación en la moralidad, ¿realmente sabemos distinguir entre el bien y el mal?, si es así ¿por qué le tememos a éstas situaciones?

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