Ensayo Apariencia Y Realidad.

1. Introducción.

Todos, sin excepción, hemos oído alguna vez el dicho “no juzgues un libro por su portada” o “las cosas no son lo que parecen”, sin embargo, no siempre lo aplicamos a nuestra vida diaria. A lo largo de esta disertación me gustaría intentar aclarar la diferencia entre la apariencia y la realidad, y para ello quiero tomar el mismo ejemplo que utiliza Bertrand Russell en su libro Los problemas de la filosofía.

2. Desarrollo.

Bien, como ya he dicho antes, aunque sepamos que no hay que fiarse de las apariencias, por lo general nos apoyamos en nuestros sentidos a la hora de evaluar la realidad. Esto, muchas veces conduce a confusiones y contradicciones, ya que lo que nos dice un sentido no corrobora lo que nos dice otro. Un sencillo ejemplo es la cuchara metida en un vaso de agua que parece que se parte. El sentido de la vista nos transmite esa información, mientras que nuestro sentido del tacto nos dice lo contrario, que la cuchara sigue intacta. Entonces, ¿cuál de estas informaciones es correcta? ¿Hay alguna manera de saberlo? La respuesta desde mi punto de vista es NO, y coincido con los escépticos que defienden que la realidad sólo se puede conocer saliendo de mi propia conciencia, y como evidentemente no puedo, no hay manera de saber si mi información sobre la realidad es verdadera o no.

En Los problemas de la filosofía, Russell utiliza como ejemplo una mesa para poder demostrar lo que yo acabo de decir. A la vista la mesa es larga, marrón y brillante; al tacto es suave, fría y dura, al darle un golpecito produce un sonido de madera. Cualquiera que vea la misma mesa que yo estoy viendo estaría de acuerdo con la descripción que acabo de hacer. Sin embargo, a la hora de intentar hacer una descripción más precisa, las cosas no parecen tan sencillas.

El color de la mesa varía dependiendo de la luz que incida sobre ella, haciendo que se aprecien partes más claras y más oscuras. Estas partes, si la persona que está observando se mueve, cambian de sitio, haciendo que las que antes se veían claras ahora sean oscuras, y viceversa. Muchos otros factores influyen: la luz natural o artificial, la persona (puede padecer daltonismo), si no hay luz la mesa no tiene color, aunque al tacto y al sonido no varíe. Tras evaluar todos estos factores, no somos capaces de decir que la mesa tenga un solo color, ya que de toda la gama que se aprecia ningún color tiene por qué ser más real que otro. Por tanto, cuando hablamos del color de la mesa hablamos del color que la persona que observa bajo condiciones de luz normales parece apreciar.

Esto demuestra que la realidad no es como nuestros sentidos la representan, por lo tanto, ¿cómo podemos estar seguros de que todo lo que nos rodea y admitimos como verdadero realmente lo es? En cierto modo la realidad depende de la perspectiva desde la que se la mire. Por

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