Ensayo Ernst Cassirer
Shibolet31 de Mayo de 2012
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TEMAS A TRATAR
PRIMERA PARTE: ¿QUE ES EL HOMBRE?
I. LA CRISIS EN EL CONOCIMIENTO DEL HOMBRE
II. UNA CLAVE DE LA NATURALEZA DEL HOMBRE: EL SÍMBOLO
III. DE LAS REACCIONES ANIMALES A LAS RESPUESTAS HUMANAS
IV. EL MUNDO HUMANO DEL ESPACIO Y DEL TIEMPO
V. HECHOS E IDEALES
SEGUNDA PARTE: EL HOMBRE Y LA CULTURA
VI. DEFINICIÓN DEL HOMBRE EN TÉRMINOS DE CULTURA
VII. MITO Y RELIGIÓN
VIII. EL LENGUAJE
IX. EL ARTE
X. LA HISTORIA
XI. LA CIENCIA
Que es el hombre.-
En la primera parte de su libro Ernst Cassirer hace una pequeña semblanza de lo que es y ha sido la antropología filosófica. Comienza por sostener que la ciencia antropológica se ha visto dividida tradicionalmente en tres vertientes, muy desligadas unas de otras, a saber; una antropología científica, una de corte teológico y una eminentemente filosófica.
Cassirer afirma, que decir que el hombre es un ser racional es correcto pero insuficiente. La racionalidad es específicamente humana. El hombre ha desarrollado actividades que son específicamente humanas y que no son racionales.
Es por esa misma razón, que Cassirer lo denomina como "un animal simbólico", sin que el concepto introducido por Aristóteles perdiera fuerza.
Cassirer parte del hecho, constatado por la biología, de que todo organismo posee un sistema "receptor", por el cual recibe estímulos del medio, y un sistema "efector", por el cual reacciona ante los mismos, constituyendo ambos sistemas un "círculo funcional".
Entre el sistema receptor y efector, que se encuentra en todas las especies animales, hallamos en el, como eslabón intermedio, algo que podemos señalar como "sistema simbólico".
Este mundo simbólico impregna toda la vida del hombre, de manera que este ya no se contacta de manera directa con la realidad misma, sino que lo hace siempre a través de esa red de símbolos.
"En lugar de tratar con las cosas mismas, en cierto sentido, conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuelto en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos religiosos en tal forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la interposición de éste medioartificial".En efecto, el arte, el mito, la religión y el lenguaje son las formas simbólicas que constituyen ese universo, entendiéndose por lenguaje no sólo el emotivo sino también el científico.
"La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar las formas de la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad, pero todas éstas formas son formas simbólica
El veredicto de nuestro autor es categórico: “No poseemos una idea clara y consistente del hombre”. Esto se debe a que las distintas disciplinas enfocadas en el hombre han procurado ensombrecer y desarticular en lugar de dar claridad y puntos de unión con respecto a lo humano. Fue hasta hace muy poco que realmente se ha buscado integrar el conocimiento sobre el hombre, a fin de crear un mayor bagaje de marcos teóricos y conceptuales que respondan a las incógnitas que aun encierra este “animal racional” que somos.
I. LA CRISIS EN EL CONOCIMIENTO DEL HOMBRE
La crisis verdadera en el conocimiento del ser humano se hizo patente cuando dejó de existir semejante poder central capaz de dirigir los esfuerzos individuales. [38] Ya no existía la autoridad (concepción del mundo y de la vida) establecida que dirigiera los esfuerzos e indagaciones.Teólogos, científicos, políticos, sociólogos, biólogos, psicólogos, gnoseólogos y economistas abordaban cada uno el problema desde su particular punto de vista. Era imposible unificar o combinar todos estos aspectos y perspectivas particulares.
Tenemos muchos conocimientos sobre aspectos particulares del hombre, ahora tenemos que encontrar el método que nos permita organizar y sistematizar ese material.
Cassirer sugiere una manera de abordar la antropología filosófica; en la vía que ha expuesto en su obra «Filosofía de las Formas Simbólicas», donde parte del supuesto que si existe alguna definición de la naturaleza o esencia del hombre, esta debe ser entendida tan sólo como una definición funcional y no substancial. No podemos definir al hombre mediante ningún principio inherente que constituya su esencia metafísica; ni tampoco por ninguna facultad o instinto congénito. La característica sobresaliente y distintiva del hombre no es una naturaleza metafísica o física sino SU OBRA. «El hombre –dice– ya no vive solamente en un puro universo físico sino en un universo simbólico. El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen parte de este universo»
II. UNA CLAVE DE LA NATURALEZA DEL HOMBRE: EL SÍMBOLO
Con esta definición expresaban, más bien,un imperativo ético
fundamental. La razón es un término verdaderamente inadecuado para abarcar
las formas de la vida cultural humana en toda su riqueza y diversidad, pero todas
estas formas son formas simbólicas.Porlo tanto, en lugar de definir al hombre
como un animal racional lo definiremos como un animal simbólico. De este modo podemos designar su diferencia específica y podemos comprender el nuevo camino abierto al hombre: el camino de la civilización."
El lenguaje, el mito, el arte y la religión constituyen partes de este universo, forman los diversos hilos que tejen la red simbólica, la urdimbre complicada de la experiencia humana. Todo progreso
en pensamientoy experiencia afina y refuerza esta red. El hombre no puede
enfrentarse ya con la realidad de un modo inmediato; no puede verla, como si
dijéramos, cara a cara. La realidad física parece retroceder en la misma
proporción que avanza su actividad simbólica. En lugar detratar con las cosas
mismas, en cierto sentido, conversa constantemente consigo mismo. Se ha envuel-
to en formas lingüísticas, en imágenes artísticas, en símbolos míticos o en ritos
religiosos, en tal forma que no puede ver o conocer nada sino a través de la inter-
posición de este medio artificial. Su situación es la misma en la esfera teórica
que en la práctica.Tampoco en ésta vive en un mundo de crudos hechos o a tenor de sus necesidades y deseos inmediatos. Vive, más bien,en medio de
emociones, esperanzas y temores, ilusiones y desilusiones imaginarias, en medio
desusfantasías y de sus sueños. "Lo que perturba y alarma al hombre—dice
Epicteto—, no son las cosas sino sus opiniones y figuraciones sobre las cosas."
Desde el punto de vista al que acabamos de llegar podemos corregir y ampliar
la definición clásica del hombre. A pesar de todos los esfuerzos del
irracionalismo moderno, la definición del hombre como animal racional no ha
perdido su fuerza. La racionalidad es un rasgo inherente a todas las actividades
humanas. La misma mitología no es una masa bruta de supersticiones o de
grandes ilusiones, no es puramente caótica, pues posee una forma sistemática o
conceptual; pero,por otra parte, sería imposible caracterizar la estructura del
mito como racional. El lenguaje ha sido identificado a menudo con la razón o con
la verdadera fuente de la razón, aunque se echa de ver que esta definición no
alcanza a cubrir todo el campo. En ella, una parte se toma por el todo:
pars pro toto. Porque junto al lenguaje conceptual tenernos un lenguaje emotivo; junto al lenguaje lógico o científico el lenguaje de la imaginación poética.Primariamente,
el lenguaje no expresa pensamientos o ideas sino sentimientos y emociones. Y
una religión dentro de los límites de la pura razón, tal como fue concebida y
desarrollada por Kant, no es más que pura abstracción.No nos suministra sino la
formaideal, la sombra de lo que es una vida religiosa germina y concreta. Los
grandes pensadores que definieron al hombre como animal racional no eran
empiristas ni trataron nunca de proporcionar una noción empírica de la naturaleza
humana.
III.DE LAS REACCIONES ANIMALES A LAS RESPUESTAS HUMANAS
Si entendemos por inteligencia la adaptación al medio ambiente o la modificación adaptadora del ambiente, tendremos que atribuir al animal una inteligencia relativamente muy desarrollada. También hay que reconocer que no todas las acciones animales se hallan gobernadas por la presencia de un estímulo inmediato. El animal es capaz de toda suerte de rodeos en sus reacciones. No sólo puede aprender el uso de instrumentos sino inventar instrumentos para sus propósitos. Por eso, algunos psicobiólogos no dudan en hablar de una imaginación creadora o constructiva de los animales. Pero ni esta inteligencia ni esta imaginación son del tipo específicamente humano. En resumen podemos decir que el animal posee una imaginación y una inteligencia prácticas, mientras que sólo el hombre ha desarrollado una nueva fórmula: una inteligencia y una imaginación simbólicas.
Por otra parte, es evidente en el desenvolvimiento mental de la psique individual la transición de una forma a otra, de una actitud
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