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Etica De O


Enviado por   •  12 de Febrero de 2012  •  1.021 Palabras (5 Páginas)  •  363 Visitas

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ARISTOTELES

LA TEORIA DE LA VIRTUD

En la teoría de la virtud se echa de ver en seguida de un modo especial que Aristóteles es un hombre de la experiencia. Define, divide y describe la virtud con un asombroso sentido práctico y la mirada abierta a los más variados detalles, y señala asimismo las vías prácticas que llevan a ella. Lo que aquí nos da Aristóteles puede considerarse como la primera fenomenología de los valores y a la vez como la fundamentación filosófica de una fenomenología del carácter humano. La virtud es para Aristóteles “aquella actitud de nuestro querer que se decide por el justo medio, y determina este medio tal como suele entenderlo el hombre inteligente y juicioso”. (Ética a Nicómaco, 1106b).

Más breve, virtud es el natural obrar del hombre en su perfección. Y puesto que la naturaleza específica del hombre consiste en su ser racional, y este ser racional se escinde en pensar y querer, tenemos ya con ello los dos grandes grupos capitales de virtudes: las virtudes noéticas y las virtudes éticas. Las virtudes dianoéticas son las perfecciones del puro entendimiento, tal como se dan en la sabiduría, en la razón y el saber; donde, como se comprenderá, el conocer se ejercita por el conocer mismo, por amor de la pura intuición de la verdad. Hasta aquí el campo de la razón teorética. Igualmente las tenemos en el arte, o facultad de hacer (tecné), y en la perspicacia y prudencia, saber práctico o razón práctica.

Es esta terminología se advierte la huella del socratismo y del platonismo; si no es las palabras, sí en la realidad se concibe la vida entera del hombre desde un punto de vista netamente intelectualista, sin negar que con su distinción entre razón teórica y razón práctica se acerca Aristóteles más que aquellos sus maestros a la realidad. Las virtudes éticas. Mayor acercamiento a ésta envuelve aún su introducción del concepto de virtud ética. Con ello persigue expresamente el fin de hacer justicia al hecho del querer, como peculiar facultad espiritual fundamentalmente distinta del mero saber.

Las virtudes éticas tienen efectivamente su campo de acción en el sometimiento del cuerpo y de sus apetitos al dominio del alma. Ciertamente Aristóteles sigue aquí huellas de la psicología platónica, que ya admitía en el alma una parte dominadora y una parte que se ha de dominar, y rechazaba la reducción socrática de toda virtud al saber; pero le cabe a Aristóteles el mérito personal de haber descrito esta nueva realidad más exacta y comprensivamente dirigiendo su mirada al campo de las virtudes éticas, que entran en cuestión, y describiéndolas fenomenológicamente en sus específicas propiedades, caracterizando así con mano maestra la valentía, el dominio de sí, la liberalidad, la magnanimidad, la grandeza del alma, el pundonor, la mansedumbre, la veracidad, la cortesía, la justicia y la amistad.

El sentido realista aparece de nuevo en Aristóteles al tocar el tema del nacimiento y desarrollo de la virtud. Ve claramente la importancia que para ello tiene un buen natural; aprecia el conocimiento especulativo de los valores que necesariamente

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