FILOSOFIA HUMANISTA Y LA CIENCIA
Michemix7311 de Febrero de 2014
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Principios de Humanismo
por Malambo en Bloxito.Otras cosas | 2006-05-02 | 13 Comentarios
Definición breve:
El humanismo es una filosofía de la vida no-teísta y no-religiosa basada en el principio de que los seres humanos son responsables de darle significado y propósito a sus vidas confiando en sus humanas capacidades de la razón y responsabilidad y en los recursos naturales y sociales.
Principios centrales del humanismo:
1. Vivimos una vida completa y con sentido, sin doctrinas religiosas, confiando en nuestras capacidades de racionalidad, honestidad, cooperación, imparcialidad y respeto por los demás.
2. Usamos principios democráticos, la lógica y la investigación científica para encontrar soluciones realistas a los problemas.
3. Fomentamos la buena ética, virtudes y pensamiento crítico en nuestros hijos para ayudarlos a crecer como miembros de la sociedad decentes, responsables y activos.
4. Protejemos y mejoramos la Tierra para las futuras generaciones apoyando los grandes avances de la medicina y la tecnología, y no infligiendo sufrimiento innecesario sobre otras especies.
5. La separación de la religión y el Estado debe mantenerse en todos los niveles gubernamentales para asegurar la igualdad e imparcialidad para todos.
Principios humanistas:
1. El humanismo propende al completo desarrollo de todos los seres humanos.
2. El humanismo sostiene la más amplia observación de los principios democráticos en todas las relaciones humanas.
3. Los humanistas abogan por el uso del método científico, tanto como guía para distinguir los hechos de la ficción como para ayudar al desarrollo benéfico y creativo de los usos de la ciencia y la tecnología.
4. Los humanistas afirman la dignidad de cada persona y el derecho del máximo posible de libertad compatible con los derechos de los demás.
5. El humanismo reconoce la independencia humana, la necesidad del respeto mutuo y el parentesco de toda la humanidad.
6. El humanismo brega por el continuo mejoramiento de la sociedad de forma tal que nadie pueda verse privado de las necesidades básicas de la vida, ni de las instituciones y condiciones que proporcionen a cada persona las oportunidades de desarrollar su potencial completo.
7. Los humanistas sostienen el desarrollo y extensión de las libertades humanas fundamentales como queda expresado en la Declaración Universal de Derechos Humanos.
8. Los humanistas abogan por la resolución pacífca de conflictos entre individuos, gurpos y naciones.
9. La ética humanista fomenta el desarrollo de las potencialidades positivas en la naturaleza humana y aprueba conductas basadas en el sentido de responsabilidad tanto hacia uno mismo como hacia todas las otras personas.
10. Un principio fundamental del humanismo es el rechazo de creencias mantenidas en ausencia de evidencia verificable, tales como creencias basadas únicamente en el dogma, la revelación, el misticismo o apelaciones a lo sobrenatural.
11. El humanismo afirma que los problemas individuales y sociales pueden resolverse únicamente por medio de la razón, el esfuerzo inteligente y el pensamiento crítico junto con la compasión y un espíritu de empatía por todos los seres vivos.
12. El humanismo afirma que los seres humanos son por entero parte de la naturaleza y que nuestra supervivencia depende de un planeta saludable que nos proporcione a nosotros y a todos los otros seres vivos un entorno compatible con la vida.
Muchos de nosotros pensamos que, a diferencia de las humanidades, la ciencia es la responsable de la transformación de nuestro mundo, de nuestro modo de vida. En cambio, para este sabio humanista que fue Erwin Schrödinger, Premio Nobel de Física en 1933, la ciencia no se diferencia en absoluto de otras disciplinas que contribuyen igualmente al desarrollo de nuestro conocimiento, como la filosofía, la historia o la geografía, a las que ¡a nadie se le ocurriría atribuir, como única finalidad, la mejora de las condiciones de la sociedad humana ! Schrödinger no sólo nos recuerda que hay ciencias tan ajenas a la sociedad como la sismología a la astrofísica, sino que cuestiona la idea de que la felicidad de la raza humana sólo provenga de los adelantos tecnológicos que la ciencia aporta.
¿Para qué sirve, entonces, la ciencia ? Su respuesta es tajante : «La finalidad de la ciencia, y su valor, son los mismos que los de cualquier otra rama del conocimiento humano. Ninguna de ellas por sí sola tiene finalidad y valor. Sólo los tienen todas a la vez». Y es que, según nuestro sabio, por encima de cualquier otra cosa debemos permanecer fieles a la enseñanza del dios délfico : «Conócete a ti mismo». Este pensamiento es el que rige este breve y sustancioso ensayo, reflexiones que Erwin Schrödinger expuso en febrero de 1950 en cuatro conferencias patrocinadas por el Dublin Institute de Estudios Superiores de la University College de Dublín, bajo el título de «La ciencia como parte integrante del humanismo».
En las escuelas nos enseñan que el humanismo es un movimiento cultural cuyo origen proviene de los intelectuales del Renacimiento los que renovaron el estudio de las lenguas y literaturas antiguas.
Estos estudios se encuentran referidos al periodo helenístico. A este propósito el diccionario de la Real Lengua Española define el humanismo a través de tres ideas:
1.- Cultivo o conocimiento de las letras humanas.
2.- Movimiento renacentista que propugna el retorno a la cultura grecolatina como medio de restaurar los valores humanos.
3.- Doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los valores humanos.
A decir verdad no todos podríamos estar tan de acuerdo con las ideas contenidas en estas definiciones. Quizás, desde el campo de la filosofía, la última definición se encontraría más cerca de lo que debemos entender como humanismo, teniendo presente que representa una definición más omniabarcadora, no reductiva nilimitadasólo al campo de las letras o a un periodo determinado de la historia.
Más allá de esta definición, desde otras fuentes, el humanismo nos ha sabido entregar innumerables otras definiciones. Sin embargo, la filosofía, -siempre desconfiada de las definiciones, cualquiera sea su fuente-, encuentra que éstas, por lo general, son limitadas, reductivas, no siendo lo suficientemente omniabarcadoras, cuestión a lo que la filosofía apunta como objetivo central en aquellos campos en que incursiona.
El filósofo cubano Pablo Guadarrama a este respecto señala que algo más apropiado sería concebirlo a través de la idea-fuerza contenida en la definición que nos entrega García Galló como “un conjunto de ideas que destacan la dignidad de la persona, la preocupación por su desarrollo armónico y la lucha por crear condiciones favorables al logro de tales fines”. En este caso, según Guadarrama, “se acentúa mucho más el carácter activo del hombre como sujeto transformador de sus condiciones de existencia en correspondencia con ideales de vida dignos”.
De otra parte, el filósofo Nietzsche va mucho más lejos, al señalar que en la filosofía no resulta muy propio entregar definiciones para explicar cada tema que se aborda. Si la filosofía trata de definir, en este punto Nietzsche nos advierte el peligro de caer en esta impronta. Antes que definir, Nietzsche prefiere hacer una aproximación al concepto de cada campo que aborda, lo que es cosa bien distinta. Esto porque si definir es “indicar de manera precisa”, y definición es enunciación de “cualidades que deben ser claras”, ¿cuáles de las tantas definiciones que se han dado hasta el día de hoy al humanismo reúnen las condiciones de ser claras y precisas?. No es la noción de precisión y claridad, según Nietzsche, lo que más le acomoda a la filosofía, en tanto la considera como investigación, interrogación e interpretación de los fenómenos y las cosas. Por ello Nietzsche en el campo de la filosofía, prefiere hacer una aproximación al concepto del tema a tratar, teniendo a la vista que concepto es “juicio” u “opinión” sobre un objeto.
En efecto, en la actualidad se empieza a tener la percepción que el humanismo es un concepto filosófico antes que una forma histórica de existencia o que un ideal meramente particularista de la conducta. Es, por tanto, un conocimiento valorativo del hombre destinado a sustentar el espíritu de una cultura que no se detiene en un determinado tiempo histórico (Renacimiento), ni tampoco en una determinada estética o una religión antropomórfica, ni en el iluminismo de una elite intelectual que pierde su vitalidad cuando se desvanece el espíritu que lo ha representado.
Desde este punto de vista, el humanismo no es un concepto puro de por sí dado al cual nada habría que agregar. Al contrario el humanismo, aún pese a elucubradas precisiones y definiciones enciclopédicas, jamás ha sido definido con rigor porque siempre se lo ha aceptado como una idea sobreentendida una idea flotante en un confuso sentimiento de naturalismo arcaico.
Por eso, al margen de consideraciones de épocas o de determinada cultura, podemos decir que la preocupación por el hombre es en sí mismo la idea fuerza que ha dado origen a lo que hoy conocemos como humanismo. Cuando el hombre empezó a darse cuenta de su propia humanidad es cuando aparece el humanismo en toda su plenitud. Un humanismo que, entendido en su sentido más amplio, significa un conjunto de actitudes e ideas que hacen del hombre el objeto preferencial de sus reflexiones
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